Phoenix, un tributo

lunes, 13 de septiembre de 2010

sábado, 11 de septiembre de 2010

Nuevos sistemas

En estos últimos tiempos, son dignas de destacar las noticias más recientes. Dos, y repetimos, dos sistemas solares han sido encontrado, uno por parte de los chicos del ESO, y el segundo gracias al buen ojo del telescopio interferómetro Kepler. El primero, descubierto desde el observatorio chileno de La Silla, es probablemente el que más planetas tiene. La estrella, HD 10180, tiene a su alrededor al menos 5, quizás siete planetas. De los cinco confirmados, de masas similares a Neptuno, están situados bastante cerca de su estrella, a distancias de entre 0.06 y 1.4 la distancia de la Tierra al Sol. Sus años van entre los 6 días y los seiscientos. Lo que es más digno de mencionar es que las distancias entre ellos es regular, al igual que en nuestro sistema solar. Además, hay que confirmar otros dos, uno de ellos con un período más o menos de 2200 días, y con una masa próxima a la de Saturno. Este sistema solar está apenas 127 años luz de nosotros. El segundo sistema solar detectado, el ahora llamado Kepler-9, tiene dos planetas, de masas algo menores de Saturno, pero trementamente cerca de sus estrellas, ya que orbitan en 19 y 38 días. Lo que queda claro es que son dos tórridos lugares, y utilizando la lógica, inhábitables. Actualmente son 490 planetas los encontrados fuera del sistema solar, pero ninguno tipo Tierra, por el momento...

Antes de la década de 1990 se teorizaba con la posibilidad de que hubiera muchos sistemas solares por la galaxia (y no digamos por el universo), pero como no se había encontrado ninguno, los más cerrados y egoistas decían que nuestro planeta era el único habitado no sólo de la galaxia, sino que también del universo. Una afirmación realmente insensata. Todo cambió cuando en 1995, alrededor de la estrella 51 Pegasi (o Peg 51) se localizó el primer planeta extrasolar. Situado a 48 años luz de aquí, es de menor masa que Júpiter, y orbita alrededor de su estrella en algo más de cuatro días.

A partir de ahí, la fiebre buscaplanetas empezó a causar furor, y prácticamente cada mes se iban descubriendo planetas. La pega es que la inmensa mayoría de ellos son inmensas bolas de gas (el más grande es el BD20 2457b, con 21'47 masas de Júpiter), tremendamente cerca de sus estrellas (el más caliente es el HD189733b, con más de dos mil grados centígrados medidos), aunque hay excepciones. Con el tiempo, y con los nuevos medios (mejores telescopios, cámaras muy avanzadas, satélites) los tamaños se han ido reduciendo, e incluso algunos de ellos (en concreto 11 de los 490) se cree que son tipo terrestre, incluso, uno de ellos, el Gliese 581 e, el cuarto y de momento último planeta de su sistema solar, que tarda en orbitar su enana roja en 122 días, que se le creen unas condiciones similares a las terrestres en cuanto a temperatura.

El gran problema es como encontrar los planetas. Naturalmente el gran problema para localizar los planetas extrasolares son sus propias estrellas. Teniendo en cuenta que la luz que emiten al espacio eclipsa todo lo que le rodea, es harto complicado observar sus alrededores. Pero cuando uno fija la vista en una estrella durante largos períodos de tiempo (y si tiene suerte) descubrirá que en períodos regulares la estrella reduce su luminosidad. Entonces estará tras la pista. Después, si descompone la luz se dará cuenta de que por ahí hay algo más que acompaña a la estrella. A eso se le llama tránsito. Es el método más fácil, pero también el más trabajoso. Muchos observatorios terrestres y varios satélites utilizan este método. Uno de los más exitosos, aunque ahora está un poco parado, es el satélite francés COROT, con 15 planetas en 3 años, el último en julio de este año. Y lo que le queda todavía.

Cuando se empezaron a estudiar los primeros exoplanetas, al ser tan grandes y al estar tan cerca, se observó que al orbitarles hacían que sus estrellas "temblaran". Entonces empezaron a aplicar un método parecido al que usaban para encontrar agujeros negros, es decir, medir el tirón gravitatorio que los planetas generan a sus estrellas. Este sistema posiblemente es el que nos ha hecho descubrir varios sistemas solares.

Ya son varios los sistemas solares encontrados. Los más "poblados", son el anteriormente mencionado HD10180, con ya seis planetas confirmados, el 55 Cancri, con cinco y los Gliese 581 y 876 y el HD160691, con cuatro. Todos ellos con gran variedad de tamaños y órbitas. Y teniendo en cuenta a nuestro sistema solar, es bastante seguro que en muchos de esos planetas haya satélites, y al estar los planetas en las llamadas zonas habitables, algunos de sus satélites sean habitables, por lo tanto se abre otro frente de búsqueda, con los satélites extrasolares.

Ahora cada vez más, van apareciendo misiones diseñadas exclusivamente diseñadas para buscar planetas, sobre todo principalmente lo que se busca es un planeta tipo terrestre con condiciones muy similares a las que disfrutamos en este planeta. Y el primero fabricado específicamente para esta tarea es el interferómetro Kepler. Lanzado el año pasado, su cuenta de planetas es de 7, de momento, debido a que su tarea se ha visto retrasada por unos problemas ya solucionados. La pega de Kepler es que tiene una zona de búsqueda bastante limitada, en la que solo podrá observar unas 800 estrellas, pero como uno nunca sabe, podrían aparecer varios. Este telescopio utiliza el método de tránsito, se dedica a observar las estrellas, encontrar los tránsitos, para luego descomponer la luz de la estrella y el posible planeta, para definir la composición de ámbos. Y entonces, si lo que orbita a esa estrella es un planeta, se le investiga más en serio: se calcula su masa, se mide su órbita, la distancia a la estrella. En general, aparte de los métodos de tránsito y de detección gravitatoria, lo que hemos relatado es el procedimiento habitual.

Y esto solo es el principio, ya que muchos nuevos se están proyectando y construyendo, como el sustituto del Hubble, el telescopio espacial James Webb, que portará un espejo de 8 metros, a base de segmentos hexagonales (hay que tener en cuenta que el espejo del Hubble es de 2,4 metros, y sin la interferencia de la atmósfera es tan potente como los más grandes telescopios basados en Tierra), y otros más específicos, como SIM Planetquest, y el principal de todos ellos, Terrestrial Planet Finder, que ese ya promete ser lo más de lo más. Y para echarles una mano, la ESA prepara Gaia, un satélite con la misión de realizar el mejor y más exacto mapa de la galaxia y del grupo local, y cuyos datos ayudarán a localizar estrellas en las que se detecten los tránsitos, por si acaso tuvieran planetas.

Y como último asunto de interés, no sólo se han encontrado los planetas, sino que, gracias al telescopio de infrarrojos Spitzer, se han detectado los restos de dos planetas que colisionaron en una lejana estrella. Realmente lo detectado fue el cinturón de escombros, es decir, de asteroides, generado por el impacto de estos dos cuerpos planetarios. Está situado en la estrella en formación HD172555, a 100 años luz. Aunque por lo visto en los últimos meses, parece ser bastante común en este tipo de sistemas.

Este es un asunto bastante complejo, y que aquí hemos intentado simplificar. Pero si queréis más información (y si sabeis algo de inglés) en esta página tendréis mucho de lo que buscáis, incluyendo un atlas galáctico con las estrellas que contienen planetas o sistemas solares. Está claro que esto es solo el comienzo.