Phoenix, un tributo

miércoles, 20 de mayo de 2020

Tiempo y distancia

¿Cuánto tardáis en ir de un sitio a otro? Esa respuesta depende tanto de la velocidad a la que vayáis como de lo lejos que esté. Naturalmente, cruzar la calle y volver no es nada. Recorrer un país de tamaño medio puede llevar varias horas, y si pensamos en naciones gigantescas como Rusia la cifra puede llevarnos a los días. También depende del medio de transporte, por tierra, mar o aire, siendo éste último el más rápido. Por supuesto, distancias de miles de km. pueden parecernos enormes, pero en el espacio no son nada. 

¿Que queréis viajar a la Luna? Fácil: coged el cohete más potente que se os ocurra, cargadlo hasta los topes, y lánzalo. En esencia, eso era el programa Apollo, tardando aproximadamente tres días. La distancia media entre nosotros y nuestro satélite son los archiconocidos 384.000 km. que, aunque inmensa, no es nada en escala cósmica. Claro, hay vehículos que han tardado muchísimo menos, y quien ostenta el récord de rapidez en cruzar esta franja de espacio es New Horizons, que los atravesó en 9 horas. 

Vayámonos al planeta más cercano, es decir, Venus. A 40 millones de km. de nosotros, la distancia puede abrumar, y el viaje por la ruta más corta nos llevará unos 4 o 5 meses en recorrerlo. En el caso de Marte, a 58 millones de km., la ruta más corta nos permite cruzar el hueco entre nosotros y el planeta rojo en seis, tal vez siete meses. Pensando en Júpiter, son más de 500 millones de km., y la ruta corta la recorremos en 13 meses. Y ya, volviéndonos locos, tiremos para Plutón, a unos 6000 millones de km., distancia que, sin ayuda, puede llevarnos más de 15 años, con suerte. 

Claro, cuanto más lejos, más ceros se acumulan, por lo que se necesita una unidad de medición más sencilla. Los astrónomos pensaron que una buena forma de fijar una apropiada era la distancia entre la Tierra al Sol, en total unos 150 millones de km. Había nacido la Unidad Astronómica. ¿En qué se traduce? En distancias que parecen más asumibles. Por ejemplo, Mercurio solo está a 0.4 unidades astronómicas del Sol, Venus a 0.7, Marte a 1.5, el gran asteroide Ceres a 2.8 y Júpiter a 5.2. En ese momento, la cosa aumenta notablemente, con Saturno a 9.6, Urano a 19.2, Neptuno a 30.1, y ya tirando aún más lejos, Plutón está a 
39.5, Quaoar a 42.7, Arrokoth a 44.6 o Makemake a 45.6. No esperéis llegar pronto a esos lugares, porque sí, están lejos, MUY lejos, a millones y millones de km., y puestos a divagar, nos metemos en la Nube de Oort, la acumulación de cuerpos helados que genera los cometas que cada cierto tiempo nos visitan. ¿A qué distancia están? Uf, lejillos, en una franja del espacio de entre 2000 y 200.000 unidades astronómicas. En la porra, vamos. Da que pensar, y provoca que recordemos a las dos sondas Voyager, volando ya fuera de la influencia de la heliosfera, la zona del espacio dominada por el viento solar. ¿A qué distancia termina? Depende de cómo se comporte Helios. Voyager 1 cruzó la heliopausa a 121 unidades astronómicas en el año 2012, y su hermana hizo lo propio a unos 120. 43 años después de su despegue, ahí siguen, estando a 149 y casi 124 unidades astronómicas del Sol, recorriendo 3.5 unidades astronómicas cada año, y gracias a los impulsos de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Sin ellos, no habrían llegado tan lejos tan rápido.

¿Queréis ir más lejos? Vale. Apuntemos a Proxima Centauri, la estrella más cercana. Puesto que tiene un planeta, no hay mejor sitio en el que parar. Para llegar allí "sólo" hay que recorrer 40.208.000.000.000 km. ¿Estimulante? Bueno, pongámoslo de otra forma. Traducido a Unidades Astronómicas, la cosa se pone en "apenas" 268.000. ¿Qué, seguís sin ganas? Bueno.

Por supuesto, la Unidad Astronómica es fácil de aplicar a nuestro sistema solar y a otros, pero al tratarse de distancia entre estrellas, los ceros vuelven a ser legión. Por ello, se necesita otra escala de medición. Para que la entendáis, tened clara una cosa. Cuando levantéis la vista y observéis la Luna, no la estáis viendo en tiempo real, sino que es la luz que reflejó hace apenas unos segundos, por lo que estamos viendo nuestro satélite tal y como era hace unos segundos. Si te atreves a mirar a Helios, con protección, cómo no, la luz que nos llega la emitió hace unos minutos, por lo que así ERA hace unos minutos. Usando un telescopio para ver planetas como Venus y Marte, nos encontramos con el mismo fenómeno, la luz que nos llega la reflejaron hace minutos, y pretendemos hacer lo mismo con los planetas exteriores, la cosa se alarga a decenas de minutos, incluso horas. En términos más simples: las señales de radio desde Marte pueden tardar en llegar de 4 a 20 minutos desde su emisión hasta que llegan, dependiendo de la distancia entre nosotros y el planeta rojo, las señales desde Saturno, sólo de ida, se alargaban a más de una hora, mientras que la confirmación del sobrevuelo exitoso de New Horizons con Plutón en julio del 2015 tardó más de cuatro horas. Y no digamos ya Voyager 1, cuya señal de radio tarda en llegar más de 18 horas. ¿Por qué? Por la velocidad de la luz, calculada en, aproximadamente, 300.000 km/s, un límite que muchos consideran universal (aunque lo mismo se pensaba de la velocidad del sonido, pero esa es otra historia). Como podéis imaginar, se empezó a asociar este tiempo a una distancia fija, y así nació una nueva escala de medida. No hace falta decir que, desde donde están las sondas Voyager hacia fuera, el espacio interestelar, la cosa aumenta.

Volvamos a Proxima Centauri. Como os hemos mostrado, el hueco entre nosotros y la estrella más próxima es notable, y a medida que salimos en su busca, las horas luz se traducen en días, semanas, meses, incluso años. De este modo, viajando a la velocidad de la luz, tardaríamos 4.22 años en llegar. Está claro que necesitaríamos de buenos pasatiempos. Visto lo visto, ¿por qué no asociar el tiempo que se tarda con la distancia que hay? Ahí tenéis el año luz. ¿En cuánto se traduciría un año luz en las anteriores mediciones? Bueno, en kilómetros, serían 9461 TRILLONES de km., y en unidades astronómicas, 63.241. Partiendo de Proxima, y alejándonos a unos 10 años luz de nuestra estrella, nos encontramos con otras estrellas, como Procion, Ross 128, 61 Cygni, Epsilon Eridani, el sistema doble de Sirio, Lalande 21185, la Estrella de Barnard, la Estrella de Luyten o Wolf 359, entre otras. 

Saliendo del vecindario próximo al Sol, saltamos allí fuera, en busca de exoplanetas interesantes. Uno de los mayores candidatos a planeta probable tipo Tierra es Kepler-186f, "sólo" situado a 582 años luz. Más cerca tenemos Gliese 581c (20 años luz), los cuatro últimos del sistema TRAPPIST-1 (39 años luz), GJ 1214b (42 años luz), 55 Cancri f (41 años luz), Gliese 163 c (49 años luz), y más. Otros espectáculos de nuestra galaxia, la Vía Láctea es la Nebulosa de Orión, que dista de nosotros aproximadamente unos 1344 años luz, o el centro galáctico, a 26.000. Saliendo fuera, por ejemplo, la Gran Nube de Magallanes está a unos 163.000 años luz, la célebre M31, o Andrómeda, dista de nosotros 2.5 millones de años luz, o si ya nos vamos a la verdadera porra cósmica, al mismo Big Bang, situado a unos 13.8 billones de años luz. Mucho tiempo, mucha distancia. 

¿Se puede esto simplificar más? Si, se llama pársec. Esta medida de distancia se ha fijado en un equivalente a 3.26 años luz, lo que significa que Proxima Centauri está a solo 1.3 pársecs, Wolf 359 a 2.4, Lalande 21185 a 2.5, Kepler-186f a 178.5, Orión a 412, y Andrómeda a 780. Más allá de ahí, ya llegan los megapársecs y gigapársecs...

Como hemos comprobado, dinos el tiempo, y os diremos la distancia. Sin duda, no es distinto a cómo nos movemos en la Tierra, solo que la escala es, digamos, un poco mayor. Así podréis imaginar que si algo parece estar cerca, en realidad no lo está, y si algo está lejos, tal vez lo esté más. En fin, dejar volar la imaginación, y podréis recorrer años luz en un segundo.