En los comienzos de la exploración espacial, cuando se trataba de estudiar estudiar la magnetosfera terrestre, se confiaba únicamente en un solo satélite. Es cierto, usando múltiples satélites, cada uno con un objetivo concreto, eso sí, se empezaba a ver la complejidad de nuestro entorno espacial. Luego llegaron los satélites Pioneer, las unidades del seis al nueve (hubo un quinto, perdido en el lanzamiento) los cuales, ubicados en órbitas solares, proporcionaban información multipunto del viento solar, ideal cuando los astronautas de las misiones Apollo iban a la Luna. El prototipo de un sistema de alerta de meteorología espacial. Más tarde, llegaron los satélites europeos HEOS, los primeros de la ESA en abandonar, por un rato, la magnetosfera terrestre. Sí, fueron dos, lanzados a órbitas fuertemente elípticas, pero uno en trayectoria ecuatorial, el segundo en órbita polar. Fueron muy útiles. Y más tarde, la primera constelación diseñada a propósito: el proyecto ISEE, con dos satélites en torno a nosotros un tercero en el punto de Lagrange L1. Y otros, como Dynamic Explorer, o más recientes el cuarteto Cluster II, el quinteto THEMIS, y más reciente, la misión MMS. Pero, ¿y fuera de la Tierra?
Si los presupuestos para misiones planetarias es ajustado, difícilmente se pueden diseñar constelaciones con destinos a otros mundos. Puede decirse que la misión ampliada ARTEMIS, la continuación de THEMIS, con dos de los cinco satélites maniobrados para acabar en órbita lunar, podría ser la primera, pero era aprovechar unos recursos ya existentes. Por eso, la misión Discovery GRAIL es, en realidad, la pionera en ese sentido. Lanzar dos sondas casi idénticas, maniobrarlas en el espacio profundo, hacer que entren en órbita con horas de diferencia, y hacer que orbiten en una misma trayectoria con minutos de separación, fue todo un hito. Pero claro, fue a la Luna, es decir, a la vuelta de la esquina, astronómicamente hablando.
¿Y en Marte? El planeta rojo tiene uno de los entornos espaciales más interesantes que existen en el sistema solar interior. Tuvo una magnetosfera propia, de la que quedan restos fosilizados, además de tener una inducida por el viento solar, que erosiona, aún hoy, la atmósfera marciana. Y son varias las misiones que estudian, a día de hoy, esta magnetosfera híbrida: Mars Express, Tianwen-1 y, especialmente, MAVEN. Este último orbitador fue diseñado especialmente para estos estudios, entregando información de gran valía... Pero no es suficiente. Al ser una sola plataforma, hay fenómenos que se le escapan al no tener acompañamiento. Bueno, pues será hora de proporcionársela.
Perteneciente al programa de misiones SIMPLEx, el dúo ESCAPADE (Explorador de Escape y Aceleración y Dinámica del Plasma) pretende ampliar lo que MAVEN nos da. Es cierto que misiones como esta se prepararon para volar como cargas secundarias en lanzamientos con destino al espacio profundo, pero diversos imponderables lo han evitado. ESCAPADE, junto con otro dúo, Janus, tenía previsto volar con Psyche, pero el cambio de lanzador (del Falcon 9 al Falcon Heavy) hizo imposible que ocupara su lugar. ¿El proyecto se canceló? No, renació. El proyecto se asoció con la firma Rocket Lab, que además de lanzar satélites, los diseña y construye. Con la experiencia acumulada con la etapa de transferencia de la misión CAPSTONE, se lanzaron a la producción de los elementos de vuelo de ESCAPADE.
Rocket Lab diseñó una etapa superior de cohete configurable para acabar convertida en un satélite independiente. Así crearon la plataforma Photon. Recientemente, la ha usado como base para toda una línea de productos, y la empleada para ESCAPADE recibe la denominación Explorer. La firma, para la producción de las sondas, llamadas Blue y Gold, ha usado su método de integración vertical en el que emplean producción propia en los elementos principales. Son vehículos de tamaño pequeño, con unas medidas de 1.20 x 1.65 x 1.09 metros en configuración de lanzamiento. Desplegado, tendrán una envergadura de 4.88 metros. Como decimos, casi todos los componentes los ha producido la firma en diversas plantas. El ordenador, elsistema de comunicaciones (Radio Frontier de espacio profundo en banda-X, el mismo tipo que se usa actualmente en Europa Clipper, con una antena de alta ganancia en forma de disco de 60 cm de diámetro, dos antenas de media ganancia, y cuatro de baja ganancia, todas de tipo parche), el sistema de control de actitud (en sus tres ejes, con unidad de medición inercial, dos escáneres estelares, cuatro sensores solares precisos, cuatro ruedas de reacción, motores de maniobra de gas frío usando nitrógeno), generación de energía (dos paneles solares de dos secciones, desplegables pero fijos, en un ángulo de 45°, más la batería de ión-litio), control termal. De todo, sólo el motor principal de combustible líquido no lo ha producido la firma, de hecho procede de Arianespace. Es de tipo hipergólico, con combustible y oxidante tóxicos, todo hay que decirlo. Cada satélite cuenta con dos tanques para el combustible, dos para el oxidante, dos para el sistema de presurización de helio, y cuatro para el nitrógeno de los propulsores de maniobra. Su carga útil la componen tres indagaciones y un desarrollo tecnológico. EESA, los Analizadores Electrostáticos de ESCAPADE, es sin duda el instrumento más voluminoso y pesado de a bordo. En un único paquete conjuga dos analizadores electrostáticos, como bien dice su nombre, uno para iones supratermales (EESA-i, 0.5 eV - 30 keV) y otro para electrones supratermales (EESA-e, 10 eV - 10 keV). Complementará a lo que los sensores SWEA, SWIA y STATIC de MAVEN proporcionan, midiendo energías, flujos, y masas de aquello que medirá con un amplio campo de visión. Es una repetición del instrumento SPAN-A del paquete SWEAP a bordo de Parker Solar Probe. EMAG, el Magnetómetro de ESCAPADE, emplea un único sensor de núcleo saturado triaxial, en el extremo de un mástil de dos metros de longitud. Es curioso, porque muchas suelen equipar dos, uno más cercano a la plataforma para medir el campo magnético de la propia sonda. Por ello, la limpieza magnética está a la orden de día. Con un rango de medición de cero a dos mil nanoteslas (nT) medirá la potencia y dirección de los campos magnéticos que detecte. ELP, la Sonda Langmuir de ESCAPADE, es en realidad un paquete que combina una sonda Langmuir multiaguja situada en el mástil del magnetómetro (mide la densidad total de electrones), dos Sondas de Iones Planares (para medir el flujo de emisión solar en el ultravioleta extremo y la densidad de iones termales) y una Sonda de Potencial Flotante (mide el potencial de cada sonda relativo al plasma a su alrededor). Este instrumento y el EMAG están controlados por la Unidad de Procesado de Datos y la Tarjeta de Control de los Instrumentos. A esto hay que sumarle el experimento tecnológico. No sería una misión a Marte si no contara con un sistema de cámaras. Cada sonda cuenta con un sistema llamado VISIONS, o Sistemas de Observación el Visible e Infrarrojo. Desarrollado por la Universidad del Norte de Arizona, se trata de un paquete compacto (9.10 x 9.80 x 7.53 cm) y ligero (603.1 gramos la primera, 602.7 la segunda) que combina dos cámaras independientes, una para luz visible y otra para luz infrarroja, más años sistemas de control. Se ha elaborado con componentes plenamente comerciales, para demostrar que sistemas así soportan el vuelo espacial de espacio profundo, siendo ideales para misiones de bajo presupuesto. La cámara visible usa un detector CMOS con filtro Bayer para capturar imágenes a todo color; el sistema infrarrojo verá el infrarrojo termal (8-14 micrones) gracias a un conjunto de microbolómetros, que no necesitan refrigeración activa. Además, su tarjeta de control es capaz de adquirir, hacer un simple procesado y comprimir los datos antes de ser enviados. Cada cámara es capaz de obtener imágenes de todo el disco (resolución: 45 metros en el perigeo, 3.2 km en el apogeo, en el visible, 460 metros y 34 km. en TIR), si bien sólo la instalada en Blue podrá hacerlo durante el apogeo de su órbita. En Gold, se ha situado de tal forma que vea parte de la plataforma. Estas cámaras tienen tres objetivos: obtener datos de temperatura superficial para distinguir diversas unidades termofísicas; discriminar los diversos rasgos superficiales basados en las diferencias de color y albedo; y seguir la cantidad de energía entrante y saliente. Además, la banda verde de la cámara visible se podrá ajustar para intentar ver tanto la aurora de oxígeno como el brillo nocturno de oxígeno. La masa seca de cada sonda es de apenas 209 kg. En cuanto sean repostadas, su peso en báscula aumentará a 535 kg.
Como ya dijimos, las sondas perdieron lanzador y ventana de lanzamiento. Al ser diseñadas para ser cargas secundarias, no parecía existir misión adecuada a sus características. ¿Entonces? La única solución es un lanzamiento dedicado. Por ello, ha costado seleccionar el vehículo adecuado. El escogido es un recién llegado a la competición: se llama New Glenn, y lo produce la firma Blue Origin. Se ha desarrollado para ser la competencia directa del Falcon 9, hasta en la recuperación de la primera etapa. Es un monstruo, de 98 metros de alto y siete de diámetro. Usa dos etapas, la primera con siete motores que queman metano y oxígeno líquidos, más una segunda que emplea dos motores criogénicos que usan hidrógeno y oxígeno líquidos. Hasta la cofia es de siete metros de diámetro, lo que le hace la más grande en servicio, permitiendo cargas muy voluminosas. Es capaz de situar hasta 45000 kg en órbita baja terrestre, y hasta siete mil en trayectoria translunar. Además, la primera etapa es recuperable. Despega desde la veterana plataforma 36, concretamente la usada por los viejos Atlas-Centaur que, en las décadas de 1960 y 1970 pusieron en el espacio las misiones Mariner, Pioneer o Surveyor. El 7 de noviembre la misión comenzará con su lanzamiento. Es cierto que no es la ventana de lanzamiento óptima para una misión a Marte, lo que significa que, una vez en el espacio, le espera un trayecto más largo y retorcido de lo habitual.
Su trayecto no será directo, no. Para la misión, y esta ventana en concreto, se ha desarrollado un viaje inusual. De tal forma, que durante algo más de un año el par de sondas estarán cerca de nosotros, viajando despacio de aquí hasta el punto de Lagrange L2 antes de volver hacia la Tierra, en lo que llaman órbita con forma de riñón. Entonces, para noviembre del 2026, aprovechando el retorno con su paso extremadamente cercano, aprovechará la gravedad terrestre más la propulsión principal para lanzarse, esta vez sí, rumbo a Marte.
El periodo de crucero será tranquilo por necesidad, con una trayectoria de transferencia tipo 2. Eso sí, Blue y Gold no se separarán demasiado porque se pretende usar todo el potencial de las antenas de la Red de Espacio Profundo, contactando con ambas a la vez. La maniobras correctoras sucederán con horas de diferencia. Por lo demás, un periodo calmado. Y como decimos, al no ser la ventana óptima, tardarán en llegar, con la inserción orbital prevista para septiembre del 2027.
Blue será la primera en entrar en órbita; Gold lo hará dos días después. Quedarán en altas órbitas elípticas que reducirán a lo largo de varios meses con su motor principal, hasta alcanzar una trayectoria común, de entre 160 x 8400 km, inclinada 65° con respecto al ecuador marciano (duración, 5.66 horas). En esta configuración, la separación puede variar entre los cero y los treinta minutos. Concluida esta primera fase, de unos seis meses, cada sonda empezará a maniobrar independientemente quedando en trayectorias únicas. Gold aumentará su apogeo a 10.000 km (4.9 horas), Blue lo reducirá a unos 7.000 (6.6 horas), también el plano orbital será distinto, sin alterar su inclinación. Sin contar los periodos de maniobras, la misión primaria de ESCAPADE será de once meses.
Ambas sondas se han diseñado para una adquisición de datos continua, lo que implica una capacidad notable de almacenamiento a bordo, por lo que, en los contactos, no sólo enviarán lo almacenado, también información en tiempo real. ESCAPADE ha sido diseñada para comprender la interacción entre el viento solar y la alta atmósfera marciana, con tres objetivos: comprender los procesos que controlan la estructura de la magnetosfera híbrida del planeta y cómo guía los flujos de iones; entender cómo la energía y la inercia se transporta del viento solar a través de la magnetosfera marciana; entender los procesos que controlan el flujo de energía y materia dentro y fuera de la atmósfera.
En verdad, ESCAPADE es muy importante. Sin las dos sondas de esta misión, nos perdemos fenómenos muy importantes, porque una sola sonda no puede distinguir variaciones espaciales o temporales; es incapaz de dar respuestas sobre las condiciones cambiantes del viento solar (de, aproximadamente, un minuto), viendo sólo con un retardo temporal de más de una hora; una sola sonda no puede caracterizar la dinámica de la frontera del plasma. Por ello, con múltiples sondas, se puede hacer un estudio tridimensional y temporal para crear una imagen real de la magnetosfera híbrida marciana y cómo responde al viento solar. Con la primera campaña, ESCAPADE se enfocará en los fenómenos temporales. En la segunda, en los espaciales.
Pues aquí están: dos sondas pequeñas, pero con una tarea colosal, y un perfecto complemento de MAVEN. Claro, hubiera sido ideal tenerlas en el espacio antes, ahora que estamos en el máximo solar, pero es mejor tarde que no nunca. A por ello .













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