En fin, es el momento de resumir este año. Ya lo prometíamos el año
pasado, y se ha cumplido con creces. Sí, nos referimos a la salsa de este año:
la llegada de Dawn a Ceres y el
importantísimo y emocionante sobrevuelo al sistema de Plutón por parte de New Horizons. El seis de marzo, su
impulsión iónica depositó en órbita del mayor asteroide del cinturón principal
a Dawn con gran
suavidad, como ya
hiciera en Vesta en el 2011. Desde entonces, y hasta ahora, le ha estado
investigando desde diversas órbitas, estando ahora en la más baja, y allí se
quedará, ya que en el momento en que su combustible se acabe, su misión
concluirá. No sabemos cuándo pasará, pero todos esperamos que dure todo el año
que viene. De Ceres, decir que es un lugar intrigante, más parecido a diversos
satélites del sistema solar exterior que a los asteroides anteriormente
investigados. Y el 14 de julio, con enorme ansia, alcanzamos y sobrepasamos la
última terra incógnita del sistema solar. Tanto Plutón como sus satélites han
sido revelados como cuerpos increíbles, y New
Horizons nos ha entregado varias imágenes para la historia. Plutón es un
mundo
vivo, con casquetes helados en movimiento, posibles criovolcanes, pero
también con marcas de sus primeros tiempos tras su formación, y envuelto en una
tenue atmósfera de un fantástico color azul. Y sus satélites, Caronte revela
una historia mucho más brutal de la que se suponía (sin olvidarnos ese parche
oscuro que domina su superficie), y los más pequeños, siendo irregulares y
caóticos. New Horizons está en
descarga sistemática, por lo que los resultados llegarán periódicamente, aunque
con cuentagotas, a lo largo del año que viene. Pero, a pesar de esto, hay otros
lugares de interés en el sistema solar. Así, en Marte ha habido alguna cosilla
de interés. En cuanto a las misiones orbitales, lo más importante es que MAVEN, con apenas un año de vida
alrededor del planeta rojo,
ha confirmado que el viento solar es el principal
mecanismo que provoca su pérdida atmosférica. Mientras, la misión hindú MOM, tras superar sus objetivos
tecnológicos, está proporcionando ciencia con la que completar lo que ya se
sabe. En cuanto a los que ya estaban, siguen con sus tareas (Mars Odyssey sigue rompiendo récords y
ha cambiado la orientación de su órbita) sin problemas notorios. Y por la
superficie, tierras prometidas. Así, alrededor del cráter Endeavour, el
Mariscal de Marte sigue practicando ciencia de altura, casi a punto de cumplir
su DUODÉCIMO año continuado en la superficie, llegando al fin a su nueva meta,
el prometedor Marathon Valley, que es donde está ahora indagando. Y todo esto,
tras superar la distancia de la maratón, convirtiéndose en el vehículo
autopropulsado que más distancia ha recorrido en un mundo distinto a la Tierra,
dejando atrás la marca del rover lunar soviético Lunokhod 2. En la otra punta del planeta, Curiosity continúa recorriendo los estratos bajos del Aeolis Mons,
con algunos problemas por el camino, pero que no han imposibilitado completar
algunas investigaciones muy importantes, y otras que confirman lo que
Spirit ya vio en el cráter Gusev: sílice
en grandes cantidades, algo imposible si el agua corriente no interviene. Y por
Saturno, hemos cerrado un capítulo de la exploración por allá, ya que Cassini ha practicado los últimos
sobrevuelos cercanos a los satélites helados del Señor de los Anillos,
incluyendo esa parte fundamental del Muro de las Rarezas que es Encélado, con
su vigesimosegundo acercamiento practicado hace unos días. Y de resultados, lo
más fascinante llega precisamente desde allí, ya que parece confirmarse que,
bajo su helada superficie, existe un océano global de agua líquida que alimenta
esos géiseres del polo sur. No nos podemos olvidar de lo que acontece en el
cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Junto con las cada vez más increíbles
imágenes que nos entrega, Rosetta ha
estado laborando a todo gas a lo largo de este año, que ha coincidido con el
perihelio del cometa, el 13 de
agosto, de manera que hemos sido testigos del
despertar del cometa, desde un cuerpo pequeño y congelado con apenas actividad,
a un sitio al que mejor no acercarse. Entre lo visto, los primeros cambios,
casi en directo, en su superficie como consecuencia de la insolación procedente
de nuestra estrella y la pérdida de material. Y no nos podemos olvidar de su
pequeño complemento de superficie porque, a mitad de julio, la noticia, casi
literalmente, estalló: Philae había
despertado, pudiendo recibir sus primeras transmisiones desde que su batería se
agotó en noviembre del año pasado. por desgracia, su comunicación con Rosetta ha sido intermitente e
irregular, y ha sido imposible reanudar operaciones en la superficie.
Seguiremos con los dedos cruzados. Mirando hacia el universo, son muchas las
noticias que nos han llegado, desde los observatorios en operaciones, pero
siempre son las de los exoplanetas los que copan titulares. El dominador sigue
siendo Kepler, ya que ha localizado
el
primer planeta extrasolar similar a la Tierra orbitando a una estrella tipo
Sol. El denominado Kepler-452b es mayor que nuestro planeta, aunque como
consecuencia de esto, es posible que se parezca más a Venus que a la Tierra.
También la gente del ESO ha dado un paso muy importante al conseguir, por
primera vez, separar la luz emitida de una estrella de la luz reflejada por un
exoplaneta, permitiendo obtener información nueva sobre ellos. Un paso
adelante. Mucho más cerca, la ciencia terrestre sigue imparable, mostrando lo,
por decirlo suavemente, poco cuidadosos que somos con nuestro planeta, además
de poder ser testigos, mejor que nunca, del fenómeno del El Niño más potente
desde 1997 que, a decir verdad, es ya más potente que el de aquella fecha. El
caso es que ahora tenemos más y mejores satélites que antes, por lo que somos
capaces de diseccionarlo para ver cómo influye al sistema terrestre por todos
sus ámbitos. En cuanto a la lista de altas de este año, casi todos de ciencia
terrestre: el instrumento CATS a la ISS, el satélite de humedad del suelo de la
NASA SMAP (cuyo radar se averió pocos
meses después del despegue, quedándose solo con el radiómetro), el
esperadísimo
Observatorio Climatológico de Espacio Profundo DSCOVR, mezcla de observador terrestre y sistema de alarma temprana
de la meteorología espacial, que está entregando las primeras imágenes globales
de nuestro planeta tomadas desde el punto L1, en cuarteto de satélites
magnetosféricos MMS, a la búsqueda de
la reconexión magnética para aplicaciones de meteorología espacial de física de
partículas, el observador terrestre Sentinel-2A,
para complementar y ampliar lo que los satélites Landsat nos proporcionan, el último satélite meteorológico europeo
de órbita geoestacionaria de segunda generación, el MSG-4, el observatorio astronómico hindú multilongitud de onda Astrosat, y el demostrador tecnológico
europeo LISA-Pathfinder, que pretende
demostrar, a pequeña escala, la instrumentación necesaria para poder detectar
desde el espacio ondas gravitacionales. Pero siempre que hay altas, debe haber
bajas, y este año ha habido tres, dos esperadas, y una imprevista. El gran
satélite de precipitación TRMM, tras
agotar su combustible, provocando su final reentrada, el adiós inesperado a la
conjunción Aquarios/SAC-D, por avería en un sistema crucial,
y el más triste de todos, el fin de misión de MESSENGER en Mercurio. Una misión que ha rozado la perfección en
todas sus etapas, sin sufrir averías, después de practicar maniobras impensables, entregando información hasta el amargo fin, y proporcionando mucho más de lo prometido inicialmente, por lo que el planeta que ha dejado es, si cabe, más apasionante de lo que cualquiera podría haber imaginado. Tardaremos en volver, pero lo haremos. Y han ocurrido también diversas cosas. Por ejemplo, la ESA es ya la cuarta organización espacial con capacidad de reentrada, después de un vuelo sin tacha por parte del vehículo IXV. Este vehículo no es más que un precursor de futuras naves capaces de dar servicio a satélites y volver, sin necesidad de tripulación. En los frentes de la ISS, un par de piedras por el camino. Si el año anterior la explosión del lanzador Antares impedía que la nave de carga Cygnus cumpliera su tercera misión oficial de abastecimiento, este año les ha tocado a los otros dos de vuelo regular, primero a una Progress rusa (la etapa superior colisionó con ella, averiándola gravemente, para después reentrar) y después a la nave Dragon de SpaceX, cuando la segunda etapa del Falcon 9 explotó en vuelo como consecuencia de la inundación del helio en los tanques de combustible. Por suerte, este ponente cohete ha vuelto a volar recientemente, con éxito, y con el añadido fantástico de poder aterrizar la primera etapa después de cumplir su misión, como uno de los pasos necesarios para poder reutilizarlas. Sobre el progreso de las naves comerciales para transporte de tripulación, progresan adecuadamente, pasando SpaceX una prueba importante, el test de abortamiento el plataforma de su vehículo, mientras que la torre de acceso para la nave de Boeing CST-100 Starliner toma forma. Más recientemente, el Japón ha triunfado dos veces, ya que su misión Hayabusa2 practicó sin problemas su sobrevuelo a nosotros, poniéndose en ruta hacia el asteroide Ryugu en el que, como su desdichada hermana, recogerá muestras de su superficie para entregarlas, y poco
después, la resucitada sonda venusina Akatsuki, cinco años después de su primer intento, ha entrado, al fin, en órbita de su destino. Estando en una órbita gigantesca, podrá cumplir casi todos sus objetivos de proyecto. Lo merece. Y mientras, el más veterano observador solar, el excepcional observatorio solar SOHO ha cumplido 20 años desde su lanzamiento, siendo ya el que más tiempo lleva enseñándolos a Helios. Y entre todo lo que ha visto, el descubrimiento de más de 3000 cometas, convirtiéndose en el más fructífero de la historia en este sentido. Y otras cosas de las que no nos acordamos. Y todo lo que nos espera en el 2016: el séquito marciano a lo suyo, el último año completo de Cassini en torno a Saturno, el inicio de las operaciones de Akatsuki en Venus, el fin de misión de Rosetta en el 67P (que promete ser espectacular), la llegada de Juno a Júpiter, la descarga sistemática de todo lo que todavía está en el cofre del tesoro de New Horizons, y el lanzamiento de más misiones: más satélites clase Sentinel (al menos tres, puede que cuatro), el observador de vientos europeo ADM-Aeolus, la constelación medidora de vientos CYGNSS, un nuevo y potentísimo satélite GOES, la primera parte del nuevo programa marciano ESA-Roscosmos (el orbitador ExoMars TGO y su lander Schiaparelli), la misión asteroidal clase New Frontiers OSIRIS-REx, y el que será la referencia en la observación de los rayos X, el observatorio japonés Astro-H. Será sin duda interesante, y estaremos aquí para relatarlo.
todas sus etapas, sin sufrir averías, después de practicar maniobras impensables, entregando información hasta el amargo fin, y proporcionando mucho más de lo prometido inicialmente, por lo que el planeta que ha dejado es, si cabe, más apasionante de lo que cualquiera podría haber imaginado. Tardaremos en volver, pero lo haremos. Y han ocurrido también diversas cosas. Por ejemplo, la ESA es ya la cuarta organización espacial con capacidad de reentrada, después de un vuelo sin tacha por parte del vehículo IXV. Este vehículo no es más que un precursor de futuras naves capaces de dar servicio a satélites y volver, sin necesidad de tripulación. En los frentes de la ISS, un par de piedras por el camino. Si el año anterior la explosión del lanzador Antares impedía que la nave de carga Cygnus cumpliera su tercera misión oficial de abastecimiento, este año les ha tocado a los otros dos de vuelo regular, primero a una Progress rusa (la etapa superior colisionó con ella, averiándola gravemente, para después reentrar) y después a la nave Dragon de SpaceX, cuando la segunda etapa del Falcon 9 explotó en vuelo como consecuencia de la inundación del helio en los tanques de combustible. Por suerte, este ponente cohete ha vuelto a volar recientemente, con éxito, y con el añadido fantástico de poder aterrizar la primera etapa después de cumplir su misión, como uno de los pasos necesarios para poder reutilizarlas. Sobre el progreso de las naves comerciales para transporte de tripulación, progresan adecuadamente, pasando SpaceX una prueba importante, el test de abortamiento el plataforma de su vehículo, mientras que la torre de acceso para la nave de Boeing CST-100 Starliner toma forma. Más recientemente, el Japón ha triunfado dos veces, ya que su misión Hayabusa2 practicó sin problemas su sobrevuelo a nosotros, poniéndose en ruta hacia el asteroide Ryugu en el que, como su desdichada hermana, recogerá muestras de su superficie para entregarlas, y poco
después, la resucitada sonda venusina Akatsuki, cinco años después de su primer intento, ha entrado, al fin, en órbita de su destino. Estando en una órbita gigantesca, podrá cumplir casi todos sus objetivos de proyecto. Lo merece. Y mientras, el más veterano observador solar, el excepcional observatorio solar SOHO ha cumplido 20 años desde su lanzamiento, siendo ya el que más tiempo lleva enseñándolos a Helios. Y entre todo lo que ha visto, el descubrimiento de más de 3000 cometas, convirtiéndose en el más fructífero de la historia en este sentido. Y otras cosas de las que no nos acordamos. Y todo lo que nos espera en el 2016: el séquito marciano a lo suyo, el último año completo de Cassini en torno a Saturno, el inicio de las operaciones de Akatsuki en Venus, el fin de misión de Rosetta en el 67P (que promete ser espectacular), la llegada de Juno a Júpiter, la descarga sistemática de todo lo que todavía está en el cofre del tesoro de New Horizons, y el lanzamiento de más misiones: más satélites clase Sentinel (al menos tres, puede que cuatro), el observador de vientos europeo ADM-Aeolus, la constelación medidora de vientos CYGNSS, un nuevo y potentísimo satélite GOES, la primera parte del nuevo programa marciano ESA-Roscosmos (el orbitador ExoMars TGO y su lander Schiaparelli), la misión asteroidal clase New Frontiers OSIRIS-REx, y el que será la referencia en la observación de los rayos X, el observatorio japonés Astro-H. Será sin duda interesante, y estaremos aquí para relatarlo.