Phoenix, un tributo

martes, 31 de diciembre de 2019

Ventana al Espacio (CXXIX)


El campo magnético de la Vía Láctea, desde Planck

Resumen del año 2019

Nos toca finiquitar este año con el ya tradicional resumen. Ya anunciábamos que este 2019 no iba a ser un año especialmente movido, pero ha tenido sus cosas. Y eso que arrancó tremendo, con el sobrevuelo de New Horizons del objeto del cinturón de Kuiper 2014 MU69, ya conocido oficialmente como Arrokoth. Un lugar fascinante, parecido al cometa 67P, pero sin gases, con una superficie relativamente suave con algunos agujeros parecidos a cráteres y, ah, casi tan plano como una galleta. Puesto que la mayoría de los datos siguen a bordo de la sonda (hasta el 2021 no tendremos en casa todo) no hemos sabido demasiado más. Año de estudios asteroidales, con Hayabusa2 indagando en Ryugu y OSIRIS-REx haciendo lo propio en Bennu. La misión japonesa está ya de retorno, habiendo cumplido con gran éxito sus tareas, lo que se incluye la obtención de dos muestras, así de un experimento explosivo con su superficie. El año que viene recibiremos su recompensa. Para la
Fuente. JAXA, Universidad de Tokyo y colaboradores
misión de la NASA, por su parte, ha sido época de estudios. Con los mismos problemas que su homóloga japonesa, el proceso de seleccionar su zona de recogida de muestras se ha retrasado, y hasta hace nada no hemos sabido el lugar definitivo, denominado Nightingale. A falta de más observaciones, las muestras serán recogidas el próximo verano. Por supuesto, Marte es siempre lugar de interés. Tal vez el mayor rompecabezas con el planeta rojo es el asunto del metano. Detectado principalmente por Curiosity, registrarlo desde la órbita es complicado, solo visto una vez 
por Mars Express coincidiendo con una medición del rover de la NASA, pero el resto, agua, ni siquiera el especializado ExoMars TGO ha sido capaz de detectarlo. Y por la superficie, Curiosity sigue progresando, ascendiendo cada vez más el Aeolis Mons dentro del cráter Gale. Se acerca a una zona de montículos estratificados y, de camino, cuatro nuevos taladrados. Por si fuera poco, además de indagar en el metano ambiental, ha generado otro misterio al registrar picos de oxígeno. Cuanto más sabemos, menos sabemos. Mientras, InSight no lo ha pasado bien: el sensor de medición de temperatura, el célebre Mole, llega meses intentando descender a su profundidad designada, pero entre un suelo que apenas ofrece fricción, y la aproximación cuidadosa, ha llevado a dar más pasos 
hacia atrás que hacia delante. De hecho, en un momento del proceso, el Mole rebotó, saliéndose casi la mitad de su longitud. Ahora está de vuelta casi hasta el nivel previo al rebote, y se estudian medios para que siga descendiendo. El otro aparato situado en el suelo, el sismómetro, ya está registrando temblores, lo que nos permitirá entender cómo es Marte por dentro. Otra zona del sistema solar muy activa ha sido nuestro satélite. Tres intentos de alunizaje, y solo un éxito. Únicamente la misión china Chang’e 4 consiguió llegar con éxito a su destino, además haciendo historia, al hacerlo en la cara oculta lunar. A estas alturas, la misión sigue, y su rover, Yutu-2, sigue recorriendo la superficie, a diferencia de su hermano. Las otras dos, problemas. Primero en marzo, el lander privado israelí Beresheet falló en la maniobra cuando, en pleno descenso, su unida de medición inercial se apagó, apagando su motor de descenso y estrellándose. Y para octubre, la misión triple de ISRO, Chandrayaan-2, con orbitador, lander (Vikran) y rover (Pragyan) llegó a Selene y, tras la separación, Vikram, con el rover en su interior, trató de hollar en la superficie pero, por causas desconocidas, se la pegó. Al menos el orbitador sigue ahí, y funcionando. No nos podemos olvidar de la misión más arriesgada y valiente, es decir, Parker Solar Probe. Con ya tres perihelios concluidos, y de camino a un cuarto aún 
más abrasador, la misión ya ha entregado su primera ciencia, dándonos retazos misteriosos y fascinantes de lo que ocurre muy, pero que muy, cerca del Sol. Aún le quedan 21 perihelios para acercarse todavía más a Helios, para así decirnos cómo se genera todo ese viento solar, entre otras cosas. Este año también se ha destacado por recibir, por segunda vez, que sepamos, un visitante interestelar. Conocido como 2I/Borisov, se trata de un cometa propiamente dicho, a diferencia del anterior, ‘Oumuamua, y ya en proceso de salida. Por lo visto, es muy similar en composición a los que habitan nuestro sistema solar y, de acuerdo con los últimos cálculos, muy pequeño. TESS, tras cumplir su primer año escaneando los cielos, ya ha dado con exoplanetas interesantes, además de asistir al estudio de cómo un agujero negro destrozaba y devoraba una estrella, y observar un estallido de materia procedente de un cometa. Sin embargo, la noticia científica de 
año es, no podía ser otra, la imagen del horizonte de eventos de un agujero negro supermasivo, el situado en la galaxia M87, con cooperación de observatorios terrestres y telescopios espaciales, e instituciones de todo tipo. Un hito, en mayúsculas. Ah, sí, este año debería haber arrancado el programa de naves tripuladas comerciales a la ISS, para el que viene iniciar los recambios de tripulación. Y lo ha hecho, a trompicones. Primero en marzo, con la nave Dragon de SpaceX, una misión redonda de principio a fin, con el vehículo siendo el primer americano en acoplarse 
automáticamente a la ISS, regresando después. El problema vino después, mientras se preparaba para una prueba de abortamiento en vuelo, la nave explotó, retrasándolo todo. El problema se ha localizado y subsanado, y cuando se haga la prueba mencionada (en pocos días) será el turno de la misión de prueba ya tripulada. En el caso de la nave Starliner de Boeing, la misión despegó hace unos días, pero un problema en el reloj de misión impidió completar la tarea más importante: el acoplamiento a la ISS, lo que supuso acortar el vuelo a dos días, realizando diversas pruebas, antes de regresar sin problemas. A trompicones, está dicho. Y en el complejo, hitos. En plural, porque, primero, se produjo (y ya era hora) el primer paseo espacial completamente femenino de la historia, a cargo de las astronautas de la NASA 
Christina Koch y Jessica Meir; y el segundo, es el récord de permanencia en una sola misión para una mujer, y de nuevo con Christina Koch como protagonista, al superar los 288 días fijados por Peggy Whitson en su última misión. Puesto que no regresará a casa hasta febrero, tiene tiempo para ampliarlo. Este año, la lista de altas es escasa. A las ya mencionadas Beresheet y Chandrayaan-2 a la Luna, tenemos el instrumento OCO-3 a la ISS (estudios del dióxido de carbono atmosférico), el largamente esperado satélite ICON (AL FIN), y los telescopios espaciales Spektr-RG ruso-germano (exploración de universo X) y CHEOPS (caracterización de exoplanetas conocidos). En cuanto a la de bajas, corta pero dolorosa: el satélite oceanográfico OSTM/Jason-2 (deterioro del sistema energético), los dos satélites de la misión Van Allen Probes (sin combustible) y el que más duele, el Mariscal de Marte, Opportunity, como consecuencia de la tormenta de polvo del año pasado. Y mucho nos espera el 2020: misiones a Marte a cubos (cuatro como máximo), Solar Orbiter a nuestra estrella, la primera misión robótica de recogida de muestras lunar, por parte de China, los primeros vuelos tripulados desde suelo americano desde el 2011, y el fin de misión del observatorio de infrarrojos Spitzer. Será excitante, y estaremos aquí para relatarlo. 

domingo, 15 de diciembre de 2019

Misiones exoplanetarias: CHEOPS

El año pasado hablamos de TESS, la nueva misión exoplanetaria de la NASA. En aquella entrada, hablamos de por dónde va la ciencia de los planetas extrasolares. Con esta misión, empezamos hablando sobre qué camino seguir, y la NASA decidió continuar la búsqueda. La ESA, por otra parte, ha escogido la segunda: empezar a caracterizarlos. Su próxima misión astronómica se dedicará a esta tarea de manera exclusiva.

En la década de 1980, la ESA formuló su programa científico Horizon, que en la década siguiente amplió denominándolo Horizon 2000. Son muchas las misiones lanzadas amparadas por este programa, como SOHO, Rosetta, ISO, Herschel y Planck, Cluster, entre otras, y más recientemente, Gaia y la última de todas, BepiColombo. Coincidiendo con la brillante misión Huygens y su glorioso descenso a Titán, la ESA se vio en la necesidad de abrir un nuevo programa de misiones que continuara la cuerda de éxitos propiciado por los anteriores. Este nuevo programa científico a largo plazo se llamó Cosmic Vision, y en lo esencial pretende continuar con los éxitos cosechados, con una diferencia: mejor organización. En cierta manera, se basa en la forma en que la NASA tiene para seleccionar misiones en programas tan exitosos como el Discovery, el New Frontiers o el mejor de todos, el Explorer. Adaptando todo esto a sus necesidades, la ESA ha creado su Cosmic Vision sin restricciones sobre qué investigar, ya sea física de la magnetosfera terrestre, ciencia planetaria, astronomía, astrofísica e incluso cosmología. Solo hay una limitación: el presupuesto. De hecho, para tener mejor organizadas las ideas sobre qué, cómo y cuánto investigar, se ha optado por tener tres clases de misiones. El formato más pequeño es la denominada clase S, o pequeñas. En terminología de la NASA, sería como las misiones Small Explorer, o las primeras misiones Discovery: proyectos con un objetivo muy concreto, con un calendario de desarrollo corto y con un presupuesto ajustado. El segundo formato es la clase M, o de tamaño medio. Hasta la fecha, es el que más misiones ha escogido, con cuatro, estando en proceso de escoger una quinta. Estos proyectos ya son más completos, con los recursos suficientes como para superar obstáculos de desarrollo, y con la complejidad necesaria para cumplir su programa científico. Estas serían el equivalente a una misión Medium Explorer. Y para terminar, la clase L, o las de gran formato, con grandes ciclos de desarrollo, gran presupuesto y objetivos ambiciosos, y de hecho, hay tres en proceso. En jerga de la NASA, esta sería una misión Flagship, como Curiosity o la futura Europa Clipper. Como veis, este programa a largo plazo va a buen ritmo, y finalmente está listo para enviar al espacio su primera misión.

Nuestra protagonista es la primera misión de pequeño formato o, como se la conoce, S1. Responde al acrónimo de CHEOPS, Satélite Caracterizador de Exoplanetas. Propuesta por la Universidad de Berna en Suiza, su tarea es la de estudiar, empleando el método del tránsito, planetas extrasolares situados alrededor de estrellas cercanas y brillantes, para obtener información que permita conocer mejor su tamaño. Para conseguirlo, se ha desarrollado un satélite que se desprende de lo superfluo para dedicarse en exclusiva al estudio de planetas más allá de nuestro sistema solar.

Para acelerar las cosas al máximo, se ha optado por la ejecución del proyecto construyendo directamente el hardware de vuelo, configurándolo antes como “proto vuelo”, de modo que, en vez de tener modelos de ingeniería en el que probar las cosas, todo se hará en el vehículo que será colocado en el espacio, que después de las pruebas será configurado para subir allí arriba. También para acelerar las cosas se ha optado por una plataforma común, en este caso la AstroBus 250 de Airbus Defence & Space, y todos los 
elementos de la plataforma han sido desarrollados o integrados en la planta de la compañía en Barajas. De forma hexagonal y elaborada en aluminio, se parece a las LEOStar-2 usadas en diversas misiones de la NASA, y alberga todo lo esencial para funcionar. Sobre la plataforma, el único instrumento de a bordo. Completamente ensamblado, CHEOPS es un satélite compacto de 1.6 x 1.5 x 1.5 metros, y en lo esencial, carece casi por completo de partes móviles. En general, se ha buscado la sencillez, pero no por ello carece de redundancia en lo funcional. Todo el control se gestionará en el ordenador de a bordo, cuyo núcleo, probablemente, sea un procesador ERC-32, el habitual de la ESA en los últimos tiempos, acompañado por un grabador de datos con capacidad de hasta 3.8 gigabits de información, y para la transmisión de los datos, y recibir comandos, usará un sencillo transpondedor de banda-S, con dos antenas omnidireccionales, situados en las parte superior e inferior del satélite, permitiendo, cada día, descargar hasta 1.2 gigabits de datos a su estación de tierra primaria. Su orientación será triaxial, y tendrá que ser extraordinariamente precisa para conseguir una máxima precisión en sus mediciones. Para ello 
cuenta con unidades de referencia inercial, dos escáneres estelares (en la parte superior), cuatro ruedas de reacción y un magnetómetro conectado a sistemas de descompensación magnética, mientras que carece de sensor solar ordinario y de receptores de GPS. El control de actitud controlará hacia dónde apunta, manteniendo la parte inferior de la plataforma apuntada hacia la Tierra, la parte superior hacia el espacio, y la parte trasera hacia el Sol, pero también tiene ciertos límites a la hora de apuntar para evitar la entrada de luz no deseada procedente de nuestra estrella en el instrumento. A pesar de su pequeñez, dispone de un sistema de propulsión, con cuatro pequeños propulsores (en la plataforma inferior del satélite) alimentados por un tanque de combustible con capacidad de entre 20 y 30 kg. de hidracina. La razón de ser es la de, primero, alcanzar su órbita definitiva, y después, controlar que se queda en ella. La generación de energía es mediante paneles solares, fijos sobre la estructura, tan altos como el conjunto de la plataforma y el instrumento, sirviendo además como escudo solar. En total, los tres poseen una superficie activa de 2.5 metros cuadrados y, con respecto al central, los dos laterales están desviados 67º, de modo que CHEOPS puede rotar sobre su eje vertical, hasta cierto punto, y seguir produciendo energía. De ese modo, los sistemas de a bordo siguen recibiendo energía, y a su vez carga la batería de a bordo, del tipo ión-litio. En cuanto al sistema termal, el típico: mantas multicapa, radiadores, y calentadores eléctricos. Como hemos dicho, solo dispone de un instrumento, y es un fotómetro de extrema precisión. El núcleo del sistema es un telescopio 
reflector tipo Ritchey-Chretien con una apertura de 30 centímetros y una longitud focal de 1.6 metros (f/5) pero, juntando el bafle frontal y el codo a 45º justo detrás de la salida de la luz del telescopio, la longitud focal total de todo el sistema es de 2.7 metros (f/8.38). El bafle, como es obvio, se ha diseñado para minimizar la entrada de luz no deseada en el tren óptico, y en su abertura dispone de una tapa para protegerlo durante el lanzamiento y los primeros días en órbita, cuando será abierta. La luz recogida por el telescopio es recibida en un sensor CCD de 1024 x 1024 pixels, sensible a un amplio rango de longitudes de onda entre la luz visible y el infrarrojo cercano, es decir, entre los 330 y los 1100 nm. El telescopio permitirá observar zonas del cielo del tamaño aproximado a los dos tercios de la luna llena, es decir, relativamente pequeño. El sensor tendrá que estar refrigerado para funcionar correctamente (a -40ºC, y manteniéndola en 1/100 de grado). El control de todo el instrumento lo realizará su propio juego de electrónicas, basado en un procesador LEON3, y contando con su propia memoria interna de hasta 128 gigabits, lo suficiente como para seguir funcionando durante tres días sin contacto con Tierra. Gracias a un muy preciso control de actitud, CHEOPS será una plataforma sumamente estable para realizar exquisitas mediciones de fotometría de una extremada precisión, consiguiendo aproximadamente una exactitud de 20 partes por millón de luz observada en un periodo de seis horas de observación de un tránsito, muy similar a lo que se consiguió con Kepler. Un fotómetro es muy distinto de una cámara: este tipo de instrumentación se hace para hacer estudios de luminosidad de cualquier astro, y además de en astronomía, se ha usado en diversas sondas espaciales. Una vez a carga completa, su peso en báscula será de 280 kg.

Gracias a su tamaño y su masa, es la carga útil idónea para ser el satélite secundario de un lanzamiento doble. El satélite primario del vuelo será el primero de la segunda generación de satélites italianos de SAR COSMO-Skymed, y dados los requisitos de órbita de CHEOPS, el compañero ideal. El lanzador para estos dos (así como un montón de Cubesats) será el Soyuz ST-B con etapa superior Fregat. El lanzamiento se producirá desde Kourou, el 17 de diciembre. Con el despegue realizado, y con la separación del satélite italiano, la Fregat entregará a CHEOPS en su órbita de trabajo: polar, sincrónica solar, sobre el terminador, a 700 km. de altitud. En esa trayectoria está garantizada la luz solar (salvo por ocasionales eclipses solares por la Luna) y le garantiza todo un cielo lleno de objetivos que observar.

Una vez en órbita y en contacto con los centros de control (el del satélite en Torrejón de Ardoz, junto con su antena terrestre principal, el científico en la Universidad de Berna) le esperan tres meses de verificación de que todo está bien. Con todo certificado, la misión comenzará oficialmente. La tarea primaria durará tres años y medio, y durante ese tiempo, el 80% del tiempo de observación se dedicará a objetivos ya fijados por el equipo científico, mientras que el tiempo restante estará disponible para gente fuera del proyecto que entregue una propuesta de observación. Los objetivos de CHEOPS son planetas extrasolares del rango que va de las Supertierras a los que tienen tamaños similares a Neptuno, tipos que la mayoría no existen en nuestro sistema solar, y que orbiten en un tiempo máximo a sus estrellas de 50 días. El objetivo es estar atento a los tránsitos provocados por estos planetas, observando la estrella durante horas, puede que incluso días, obteniendo, al menos, una medición por minuto. Tal será su sensibilidad que no solo se fijará cuando el 
planeta pase frente su estrella, también cuando pase DETRÁS de su estrella. Cuanto más tiempo permanezca mirando tránsitos y los eclipses, más precisa será la información, pudiendo conseguir información que nos permita conocer el radio del planeta, su inclinación orbital, y la duración exacta de su órbita. Esta información, en especial la del radio, al combinarse con los datos existentes, en particular la masa del planeta, permitirá conocer con exactitud si es rocoso, gaseoso, oceánico, o cualquier otra cosa que pueda haber ahí fuera. Además, estas observaciones pueden ayudar a descubrir si tienen atmósfera (en caso de tenerlas, incluso cómo el calor viaja del lado diurno al nocturno), y quién sabe, lunas. No solo eso: ante la continuada observación de cada estrella, y con cada vez más tránsitos, podría ser posible encontrar nuevos exoplanetas que acompañen a estos planetas. El resultado será un mejor conocimiento sobre cómo se forman los sistemas solares por toda la galaxia, y para el futuro, proporcionará objetivos para telescopios futuros, tanto terrestres  como espaciales, como el prometedor James Webb.

Puede que CHEOPS sea pequeño, pero nos dará una ciencia gigantesca, y grandes conocimientos sobre cómo son los mundos más allá de nuestra parcela cósmica. Y esto solo es el principio: dos de las próximas misiones del Cosmic Vision también estarán dedicadas a estudios exoplanetarios. Atentos.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Anatomía de la ISS (y II)





Durante dos años, los socios de la ISS meditaron sobre cómo terminar el complejo. Tras lo sucedido al Columbia, se decidió abandonar el agresivo calendario de lanzamientos, y algunos de los elementos considerados esenciales fueron cancelados. La seguridad de los astronautas se puso en primer plano, y se decidió alargar el periodo de construcción, permitiendo que la principal fuerza de trabajo, los transbordadores supervivientes, pudieran ser apropiadamente mantenidos. 

La catástrofe del transbordador Columbia dejó en tierra la flota superviviente de transbordadores, y hasta el verano del 2005 no regresaron al vuelo, con la misión STS-114 Discovery. No solo fue una misión para comprobar todos los cambios de seguridad efectuados al sistema de vuelo, también entregó tanto suministros como un nuevo elemento al complejo, la segunda Plataforma de Almacenamiento Externo, ESP-2, de diseño similar pero más grande 2.6 x 4.3 metros, acoplada al Quest, y con capacidad de albergar hasta ocho ORU, con soportes mecánicos y eléctricos. Más de un año después, la construcción se reanudó, y como en los vuelos previos al 2003, centradas en la viga. Así, los vuelos STS-115 Atlantis, STS-116 Discovery, STS-117 Atlamtis y STS-118 Endeavour pusieron en órbita nuevos segmentos, incluyendo nuevos paneles solares. La primera 
misión instaló los segmentos P3/P4, integrados antes de volar, y con medidas y masa similares a las S1/P1. En la P3 hay elementos como el sistema de unión entre segmentos, la Junta Rotatoria Solar Alfa (SARJ) para dotar de otro eje de rotación a los paneles solares y un sistema de unión de cargas no presurizadas, y una ampliación para el Transportador Móvil. Mientras, la P4 resulta básicamente idéntica a la P6 instalada anteriormente. La P3 es a la vez interfaz de energía entre los paneles de la P4 a la estación a través de la SARJ y, por ello, a la estación, pero cuando se instaló, la energía no fluía. Además, este segmento proporciona interfaces mecánicos, eléctricos y de datos al sistema de cargas no presurizadas. La siguiente misión instaló la estructura P5, en esencia el soporte de unión 
físico y eléctrico entre las estructuras P4 y P6, necesaria porque no era posible encajar las P3/P4 y el soporte en la bodega del transbordador, además de arreglar el problema de flujo de energía antes mencionado. Las misiones tercera y cuarta aquí mencionadas elevaron los elementos de estribor idénticas a las mencionadas, y con sus instalaciones completas, los paneles de la P6 fueron replegados para permitir la rotación de los paneles de las P4 y S4. En la última, además de la estructura S5, voló el tercer ESP, de medidas idénticas al segundo, pero son siete puntos de anclaje, siendo instalado en la estructura P3, y permaneciendo allí hasta el 2010, que fue cambiado a la estructura S3. Tras estos añadidos, el complejo estaba listo para recibir un nuevo módulo

Desde la instalación del Pirs en septiembre del 2001, la ISS no había recibido nuevo volumen habitable. Para resolverlo, y permitir el acoplamiento de los siguientes módulos científicos, se hacía necesario el envío del segundo nodo. Curiosamente, su fabricación no se completó en Estados Unidos, sino en Italia, gracias a un acuerdo entre la ESA y la NASA. El NODO-2, también conocido como Harmony, es, como su nomenclatura indica, el segundo nodo de interconexión, un poco más grande que el Unity (7.1 metros de largo, 4.5 metros de diámetro, 14.500 kg. de masa al despegue, volumen habitable 70 metros cúbicos), aunque ha acabado siendo mucho más. En su interior hay espacio para ocho armarios estándar, y cuatro poseen distintos sistemas críticos de la estación, como los de distribución y control de la energía eléctrica, 
control termal para expulsar el exceso de calor generado por los elementos interiores, control medioambiental, regulación de presión y señalización de despresurización, detección y apagado de incendios, control atmosférico (para evitar la detección de gases nocivos), tratamiento del agua condensada y reciclada, manejo de datos y distribución de audio y vídeo. Al despegue, los otro cuatro armarios servían para transporte (dos) y para almacenamiento en gravedad cero, que posteriormente fueron retirados. Su exterior será la plataforma de trabajo básica del Canadarm2, y cuenta con seis puertos de anclaje (cinco CBM activos, uno pasivo), uno estaría ocupado por el PMA-2, el CBM pasivo se usa para su conexión con el Destiny, y dos de los laterales para la instalación de los dos siguientes módulos científicos. Lanzado en la misión STS-120 Discovery en octubre del 2007, este módulo fue provisionalmente acoplado al muelle de babor del Unity. No fue hasta la partida del transbordador que se pudo hacer la instalación definitiva, realizada usando el Canadarm2, primero recolocando el PMA-2 del Destiny al Harmony, y luego trasladando el paquete a su posición final, necesitando tres paseos espaciales para finalizar las conexiones entre los dos módulos. Esta misión del transbordador también supuso la recolocación de la estructura P6 en 
su posición, y el redespliegue de sus paneles solares, de nuevo problemática. Posteriormente, las misiones STS-126 Endeavour y STS-128 Discovery (noviembre del 2008 y agosto del 2009) transportaron los cuatro armarios definitivos diseñados como camarotes para la tripulación, conteniendo cada uno con su sistema de iluminación, conectividad para portátiles, energía, ventiladores y circulación de aire, y sistemas de advertencia propios, permitiendo así aumentar el tamaño de la dotación a seis astronautas. Con el tiempo, se ha convertido en el lugar de recepción de naves visitantes, desde los transbordadores (hasta el 2011) y las naves de carga KounotoriDragon y Cygnus. Recientemente, ha recibido nuevo hardware, en forma del PMA-3, colocado en el muelle superior, y cada PMA ha recibido un IDA, Adaptador de Acoplamiento Universal, para convertir ambos muelles de acoplamiento al nuevo estándar internacional formulado en el año 2010, y no es solo una interfaz mecánica, también transferirá energía, datos, aire, comunicaciones y otros entre la ISS los vehículos equipados con un puerto compatible que, en principio, serán las nuevas naves tanto americanas como rusas, japonesas, y puede que europeas.  

Con la llegada del Harmony, al fin se podía instalar el resto de instalaciones científicas del complejo, y la siguiente no tardó en llegar. Columbus, es la segunda área científica de la estación, y aunque es el más pequeño de los científicos, es el que más ciencia soportará. Tiene un peso en báscula de 19 toneladas y mide 6,9 metros de largo por 4,5 de diámetro, cuenta con un volumen habitable de 75 metros cúbicos, y dentro incorpora 10 armarios estándar para tareas científicas, tres para sistemas de soporte vital y refrigeración, y otros tres para almacenamiento. Además, cuenta con cuatro puntos de anclaje externo para cargas útiles de todo tipo, desde experimentales hasta intrumental científico. Para su instalación, en el puerto de estribor del Harmony, se instaló un CBM pasivo, siendo el otro extremo el que posee los lugares de instalación de cargas externas. Este módulo tiene una larga historia, siendo el elemento presurizado de la que se esperaba que fuera la primera estación espacial europea, que, naturalmente no vio la luz, pero que 
con la idea de una estación internacional, lo único que sobrevivió, un módulo presurizado, acabó siendo un segmento más de ella, por lo que tiene más de 20 años desde que salió de las cabezas pensantes de la ESA. Además, es el primero que no es ni americano ni ruso (el Harmony fue finalizado por Alenia Spazio). Y también tenemos que decir que su diseño es muy parecido a los MPLM. La misión STS-122 Atlantis fue la encargada de elevar este componente al complejo, siendo acoplado en su lugar el 11 de febrero del 2008. No voló de vacío, ya incorporaba parte de los armarios dedicados a la ciencia, como Biolab (estudios biológicos en vida vegetal, invertebrada, pequeños mamíferos, además de células), Laboratorio de Ciencia de Fluidos (para estudios de la física de los fluidos en microgravedad), de fisiología (todo lo relacionado con el comportamiento del cuerpo humano en condiciones de microgravedad), además del módulo Cajonera, 
capaz de soportar siete experimentos científicos a la vez, funcionando cada uno de manera independiente. También volaron cargas para su instalación en el exterior, como EuTEF un compendio de nueve instrumentos científicos y tecnológicos, y el instrumento SOLAR, para estudios de la irradiación solar. Todo el montaje fue sin problemas, y el transbordador se fue con el trabajo completado. Extremadamente usado, se han realidazo allí cientos de experimentos, mientras que en el exterior la instrumentación colocada es distinta. EuTEF solo aguantó hasta agosto del 2008, mientras que SOLAR siguió entregando datos hasta septiembre del 2017. En ese tiempo, se colocó en septiembre del 2014 en instrumento de la NASA ISS-RapidScat, aparato para estudiar los vientos desde el espacio, que una avería lo incapacitó dos años después, para después recibir ASIM, para el estudio de los rayos, su propagación por la atmósfera, y los fenómenos denominados flashes de rayos gamma terrestres. Para el futuro, llegarán más. 

El siguiente componente científico de la estación es el Módulo Experimental Japonés o JEM. Lo interesante acerca de esta instalación de JAXA es que no es uno solo componente, sino cuatro, que volaron en tres misiones distintas, en marzo y mayo del 2008 y julio del 2009. El primer segmento en volar fue el Módulo Logístico de Experimentos. De pequeñas dimensiones (4.4 metros de diámetro, 3.9 de largo, masa, 4.200 kg), sirve para lo que indica su nombre: almacenamiento, capaz de albergar hasta ocho armarios estándar y, cuando voló (misión STS-123 Endeavour) voló con cinco de subsistemas para el módulo principal, dos de experimentos y uno de almacenamiento. Se instaló, provisionalmente, en el muelle superior del Harmony, contando con un CBM pasivo. En la siguiente, STS-124 Discovery, voló el segmento 
principal de la instalación japonesa. Sobre el Kibo, destacar que es el módulo más grande de la estación, dedicado a la ciencia y mide 11,2 metros de largo y 4,4 de diámetro, y desplaza una masa de unas 16 toneladas. Cuenta con espacio para 23 armarios estándar, pero solo 10 están dedicados a la ciencia, el resto lo ocupan las distintas funcionalidades típicas. Equipa una escotilla para el Módulo Logístico, basado en un CBM activo y una exclusa desde la cual se extraen los experimentos a instalar en el exterior. Y en cuanto al nuevo brazo, denominado JEMRMS, Sistema de Manipulación Remoto del JEM, tiene dos partes, una principal de 9,9 metros de largo con un codo en el centro, y una segunda de 1,9 metros con una agarradera para coger los experimentos a colocar en el exterior, siendo compatible de las agarraderas usadas por el Canadarm2. Su instalación fue realizada por el Canadarm2, quedando situado en el muelle de babor del Harmony, para después recolocar el Módulo Logístico. La tercera misión, STS-127 Endeavour, elevó la denominada
Instalación Expuesta, una sección no presurizada con forma de bandeja de 5 metros de ancho, 5.2 de largo y 3.8 de altura, contando a su alrededor con hasta 12 puntos de anclaje para distintas cargas útiles, siendo dos para más subsistemas del Kibo, uno para almacenamiento temporal y el resto, para experimentos. Esta zona es ideal para situar instrumentación, tanto para la observación terrestre como para misiones astronómicas y astrofísicas, y se basan en un ORU que proporciona recursos de energía, datos y control termal a cada instrumento situado allí. Junto con esto, también voló la Sección Expuesta, cuyo propósito es el almacenamiento de hasta tres cargas útiles externas, y posee unas medidas de 4.9 metros de ancho, 2.2 de alto, con cargas instaladas, y 4.1 de largo, desplazando 1.2 toneladas. La Instalación Expuesta se ha convertido en el lugar favorito en el que instalar instrumentos científicos. Al basarse en módulos rectangulares alrededor de un ORU, se puede instalar allí cualquier cosa. Esto ofrece oportunidades no solo de nueva ciencia, también de prueba de nuevas ideas. De hecho, la tercera cámara hiperespectral en volar a la órbita terrestre para observación de nuestro planeta fue instalada allí, así como el primer láser ultravioleta. Actualmente hay tres instrumentos de observación terrestre, todos de la NASA (ECOSTRESSGEDI y OCO-3) y tres dedicados a estudios astrofísicos (CREAMMAXI y CALET). Huelga decir que Kibo también está siendo muy usado en tareas científicas actualmente.


Entre las misiones para instalar totalmente el Kibo, también llegaron otros dos elementos muy importantes al complejo. Al mismo tiempo que el Módulo Logístico de Experimentos, llegó a la ISS el Manipulador Diestro de Propósito Especial, o Dextre. También diseñado y construido en Canadá, como el brazo robótico principal, la misión de Dextre, inicialmente, es el de intercambiar ORU, liberando así a los astronautas de realizar paseos espaciales. Mide 3.7 metros de alto, una anchura de 2.37 metros, y cuenta con dos brazos de 3.51 metros de largo, y el paquete completo pesa unos 1710 kg. La estructura cuenta con dos agarraderas idénticas a las del Canadarm2, de hecho, puede ser instalado en su extremo, o acoplarse a cualquiera de las agarraderas que hay por toda la estructura externa. El sistema rota con una suerte de junta de "cintura", y 
cada brazo, con una libertad de movimientos casi idéntica a la del gran brazo robot de la estación, cuenta con una herramienta en su extremo para intercambiar las ORU cuando llega el momento. Cada herramienta cuenta con agarradera, sistema de enchufe retractable, cámara de televisión en blanco y negro, sistema de iluminación y una conexión umbilical para transferir energía, datos y vídeo a cada ORU, moviendo un brazo cada vez. En su estructura, además, hay cámaras a color con luces propias, plataforma de almacenaje de ORU, y una funda de herramientas, para adaptarse al tipo de ORU a instalar y desinstalar. En el 2011 recibió más herramientas para su uso en futuras misiones de repostaje robótico en órbita. Muy útil. El otro elemento vital colocado en el complejo fue la última estructura de la viga principal, la S6 (Estribor 6), con el último juego de paneles solares, durante la misión STS-119 Discovery, en marzo del 2009.

Ningún componente ruso había alcanzado la ISS desde el 2001, y ya iba siendo hora. Antes del fin de la instalación del Kibo, se realizaron dos paseos espaciales para preparar el punto de acoplamiento superior del Zvezda para el nuevo módulo ruso, incorporando antenas de acoplamiento Kurs, conectores eléctricos, un objetivo de acoplamiento y una cubierta del cono cónico de acoplamiento. Con el emplazamiento listo, solo quedaba esperar que el nuevo añadido estuviera listo. El llamado Mini Módulo de Investigación 2 (MRM2) o Poisk (Búsqueda) fue lanzado el día 10 de noviembre del 2009 desde Baikonur a bordo de un Soyuz-U y a través de la Progress M-MIM2, cargado con nuevos víveres para la dotación de la estación, llegó dos días después,
acoplándose en su posición, el inverso al del Pirs. Es en esencia una casi copia del propio Pirs, con unas medidas de 4 metros de largo, 2.55 de diámetro máximo, un peso en báscula de más de 3.600 kg, y un volumen interno habitable de 14.8 metros cúbicos. Cuenta con dos puertos de atraque (uno ya usado para su instalación, el otro para el atraque de naves Soyuz y Progress) y proporciona dos escotillas para paseos espaciales, siendo el tercer módulo para estas tareas tras el susodicho Pirs y el estadounidense Quest. Junto con esto, también tiene mínimas capacidades científicas, tanto dentro, como fuera, incorporando puntos de anclaje para hasta dos experimentos y sus interfaces energéticos y de datos. Se hizo necesario un paseo espacial para finalizar la instalación y dejar listo el módulo para recibir naves visitantes, con la primera acoplándose a los pocos días. La razón de Poisk es, como ya indicamos, reemplazar al Pirs, porque será liberado para dejar espacio a un nuevo módulo, más grande. 

Antes de añadir nuevo espacio habitable, llegaron dos elementos cuya tarea es la de almacenar distintos tipos de cargas útiles, desde ORU hasta instrumentación científica. Denominados ELC, o Soportes Logísticos ExPRESS, son estructuras no presurizadas que incluyen no solo interfaces mecánicos, también energía eléctrica y servicios de manejo de comandos y datos para lo que se instale en ellos. La misión STS-129 Atlantis subió, también en noviembre del 2009, los dos primeros. Con unas medidas de 4.9 x 4.3 metros, el ELC-1 desplaza una masa de 6282 kg., y el ELC-2 6078 kg. ELC-1 quedó instalado en la estructura P3, en su parte inferior mirando a la Tierra, y cuenta con nueve posiciones distintas para albergar hardware. La ELC-2 se encuentra montada en el segmento S3, posición superior, y también dispone de nueve zonas de instalación, siendo la número siete de esta estructura la que alberga el instrumento astrofísico NICER. Con posterioridad, otros dos ELC fueron instalados en el complejo.

El último nodo fue el siguiente componente en alcanzar el complejo. Previsto inicialmente para soportar otros módulos, posteriormente cancelados, el NODO-3 se convirtió en la ubicación de sistemas cruciales de la ISS, además de añadir puntos de anclaje para algún que otro elemento temporal o definitivo.Bautizado como Tranquility, este es el tercer nodo de interconexión, más grande que el Unity, con casi 7 metros de largo, 4.5 de diámetro y desplaza una masa de casi 13 toneladas. Como el resto de nodos posee cuatro puertos en todo el diámetro de su estructura, y dos en sus extremos, además de el puesto de fijación principal del Dextre. El interior, muy similar al del Harmony, con ocho armarios estándar. Cuando se lanzó, solo había cinco, dos de aviónicas, y tres para carga, el resto de posiciones vacía. Junto con este módulo, viajó otro elemento de la estación, muy importante y
especial: la Cupola, el primer módulo de sus características que es elevado al espacio. Con 1.5 metros de alto y 2 de diámetro, pesa 1.880 kilos, y posee 7 ventanas realmente complejas (una circular de 80 cm de diámetro, y el resto trapezoidal), con cuatro capas diseñadas para resistir los impactos de micrometeoritos y basura espacial, y que tiene cada una tapa de protección que estarán colocadas cuando no se use. Además,  un segundo juego de los sistemas de control del Canadarm2 quedaron instalados en este módulo. Los dos módulos volaron acoplados, con la Cupola situada temporalmente al CMB activo en el extremo del Tranquility, y protegido dentro de una manta termal. La misión STS-130 Endeavour, de febrero del 2010, se encargó de la entrega e instalación, transfiriendo la combinación Tranquility/Cupola al muelle de babor del Unity. Allí, el muelle superior del Tranquility queda cancelado, al estar demasiado cerca de la viga de la estación. Posteriormente la Cupola fue recolocada para quedar situada en el puerto inferior del propio Tranquility, así dándole una vista extraordinaria de la Tierra. Con la instalación externa completa, se equipó el interior con seis armarios ya existentes en el complejo: el segundo juego del sistema de revitalización de aire (con estudios de
composición de la atmósfera y eliminación de dióxido de carbono), el sistema de generación de oxígeno, armarios 1 y 2 del sistema de recuperación de agua para procesado de orina y agua, el compartimento de desperdicios e higiene, véase el lavabo, además de instalar una segunda cinta de correr y un equipo avanzado de ejercicios para que los astronautas combatan los efectos de la microgravedad. Gran parte de los sistemas instalados en Tranquility están allí para posibilitar la habitación de una dotación de hasta seis miembros. En cuanto a la Cupola, no solo es uno de los lugares recreativos favoritos para los astronautas, lo que les permite poner en práctica sus habilidades fotográficas, también es el puesto primario desde el que manipular el Canadarm2, principalmente cada vez que se emplea para capturar, y después liberar, naves de carga visitantes, como las DragonCygnus y Kounotori, además de permitir cierto control de los paseos espaciales. 

Tras una misión logística en marzo, llegó el momento de un nuevo módulo ruso. Interesantemente, este es lo bastante pequeño y ligero como para haber sido elevado en una misión del transbordador. Este módulo llegó como medida casi de emergencia para el segmento ruso. Tras la cancelación de los dos módulos de investigación rusos, este lado del complejo se quedó con solo tres puertos, porque se planteó instalar un añadido de última hora al segmento americano, que casi anularía el puerto inferior del Zarya. Por otro lado, la agencia rusa Roscosmos había empezado las reformas de un nuevo módulo laboratorio, pero encargó a la NASA la tarea de alistarlo una vez quedara instalado en el
complejo. Para resolver ambas situaciones, se construyó este pequeño añadido. Llamado Rassvet, el también conocido como  Mini-Módulo de Investigación 1, es una estructura de 6 metros de largo y 2.35 de diámetro máximo, y una masa de 5.075 kg. Su volumen interno presurizado es de 17.4 metros cúbicos, aunque el realmente habitable es de 5.85, y servirá más que nada como almacén de experimentos, aunque también tiene espacio para que en él se realicen algunos. Rassvet añade un cuarto puerto de acoplamiento estándar ruso, con todo el aparataje necesario para el acoplamiento automático de las naves rusas. Elevado como parte de la misión STS-132 Atlantis, esta nueva pieza del mecano voló con hasta 2900 kg. de carga, tanto interna como externa, lo que incluyen algunos elementos que deben instalarse en el próximo módulo laboratorio, como una exclusa para extracción de experimentos, un radiador, una junta de repuesto y puesto de trabajo portátil para el futuro Brazo Robótico Europeo. El papel actual de Rassvet es primordialmente secundario, y su principal uso es el del acoplamiento de las naves rusas, tanto tripuladas como de carga.

En doce misiones del transbordador, las lanzaderas volaron con un módulo cilíndrico repleto de componentes y elementos que, una vez acoplado a la estación, sería trasladado e instalado temporalmente a uno de los muelles CBM del complejo. Denominados MPLM, o Módulos Logísticos Multi-Propósito, se construyeron tres: Leonardo y Raffaello para transferencia de carga, y Donatello, con la función añadida de transportar experimentos. Los tres, con un diseño similar al módulo Columbus, y unas medidas de 6.4 metros de largo y 4.6 de diámetro, y un desplazamiento de 4.400 kg., eran capaces de elevar hasta 9 toneladas de carga dispuestas en 16 armarios estándar.. En el 2009, se tomó la decisión de dejar uno de los MPLM instalado permanentemente en la ISS, como lugar de almacenaje de provisiones, repuestos, y otros elementos. De los dos que volaron (Donatello nunca lo hizo) se escogió al Leonardo y, tras retornar de la misión STS-131 Discovery de abril del 2010, empezaron las modificaciones, entre ellas el añadir mantas multicapa reforzadas (sacadas del Donatello), montaje de nuevos escudos de micrometeoritos en los dos
conos, modificaciones del sello del CBM pasivo, eliminación de elementos innecesarios, colocación de retroreflectores para vehículos visitantes, entre otros cambios. Renombrado PMM (Módulo Logístico Permanente) Leonardo, ahora declaraba una masa de 9896 kg., sin tener en cuenta la carga interna. La misión STS-133 Discovery (la última de este transbordador) de febrero del 2011 fue la encargada de su entrega, y voló con 14 armarios, uno de experimentos, y el resto con carga diversa, incluyendo repuestos. Tras llegar el transbordador, el Leonardo quedó situado en el puerto inferior de Unity, en sustitución del PMA-3 (situado entonces en el
extremo opuesto del Tranquility), aunque su estancia allí no ha durado, ya que en mayo del 2015 fue recolocado a uno de los puertos laterales del NODO-3, mirando hacia el Kibo, donde continua actualmente. La razón del cambio fue liberar el puerto del Unity para permitir acoplar más naves de carga equipadas con el CBM. Además, esta misión del transbordador elevó también el Soportes Logísticos ExPRESS número cuatro, situado en la estructura S3 mirando hacia la Tierra. A diferencia de los dos anteriores, solo cuenta con cinco puntos de acoplamiento, además de un radiador. La carga más importante que alberga la ELC-4 es el instrumento de ciencia terrestre SAGE-III on ISS, para estudios atmosféricos,  que lleva en la estación desde el 2017.

La última misión de montaje realizada por un transbordador fue la STS-134 Endeavour de mayo del 2011, la penúltima de las lanzaderas. En ella se instalaron tres componentes. El principal fue el Espectrómetro Magnético Alfa, AMS-02, cuyo propósito es el de buscar antimateria y materia oscura, entre otros objetivos. La decisión de colocar este aparato allí arriba fue por sus requisitos energéticos y sus dimensiones. Con una masa de 7500 kg. y un consumo energético de 2.500 vatios, no hay plataforma de satélite que pueda acomodar algo así. Con energía de sobra y abundantes puntos de anclaje, su situación en la viga de la estación, adyacente a la plataforma ELC-2 de la estructura S3, es la localización ideal. Lleva trabajando desde entonces, proporcionando algún descubrimiento notable. Un segundo componente necesario que se colocó en esta misión fue la estructura
ELC-3. Con una masa de más de 6 toneladas, quedó situado en la estructura P3, posición superior, y cuenta con ocho puntos de anclaje. El elemento más importante albergado allí es el sistema de medición de irradiación solar TSIS-1, un paquete que combina un instrumento de monitorización de la irradiación solar total y uno que sigue la irradiación espectral solar, dos instrumentos cuya herencia data de la misión SORCE, aún activa. Situados en una plataforma móvil para seguir el Sol, lleva en el complejo desde diciembre del 2017. Para terminar, el último elemento dejado por el transbordador es el denominado OBSS, el mástil de sensores del transbordador, elemento construido para que los transbordadores pudieran revisar el escudo de reentrada tras el lanzamiento y previo al aterrizaje,
tras la tragedia del Columbia. La realidad es que este elemento, de algo más de 15 metros de largo, y equipado con cámaras y sistemas de medición láser, tiene la ventaja de poder ampliar el alcance del Canadarm2 para llegar a zonas lejanas. Para ello fue modificado, siendo la principal una fijación de agarre compatible con el brazo robótico de la estación, quedando situado en la estructura S1. Si esta misión es famosa es por las espectaculares fotos tomadas del complejo desde la Soyuz TMA-20, por el astronauta italiano Paolo Nespoli, siendo las únicas que hay de la ISS tomadas desde la distancia con un transbordador acoplado a la estación. Finalmente, la misión STS-135 Atlantis, en julio del 2011, realizó su última misión, logística, dando por finalizadas las obras.

Desde ese momento, nada nuevo se añadió a la infraestructura de la estación, más allá de instrumentos científicos o unidades de repuesto, pero todavía quedaban algunos puertos de anclaje sin usar. No fue hasta el 2016 que la ISS recibió más espacio habitable, en la forma de un módulo único: BEAM, Módulo de Actividad Ampliable de Bigelow, diseñado y construido, en su mayoría, por la firma Bigelow Aerospace. Se trata de un módulo construido a partir de materiales flexibles que, una vez en el espacio, se les inyecta aire y se inflan como un globo. Esta tecnología fue ideada por la NASA como módulos TransHab, y en un momento, se pensó en un módulo específico para albergar zonas dormitorio para la estación, hasta que se prohibió por ley, en el año 2000, que la NASA desarrollara esa tecnología. La patente y los derechos de TransHab fueron comprados por Bigelow Aerospace, y en los años 2006 y 2007 se lanzaron dos módulos inflables para demostrar su viabilidad. No fue hasta el 2010 que la NASA volvió a interesarse en los módulos inflables y, a finales del 2012, firmó un contrato con Bigelow Aerospace para fabricar BEAM como prueba tecnológica de dos
años. El resultado es un módulo pequeño, de 4 metros de largo y 3.23 de diámetro. Se ha construido a partir de dos mamparos metálicos (uno, con un CBM pasivo), una estructura de aluminio y múltiples capas de tejido flexible (es secreto de qué está fabricado) con espacio entre capas, y teóricamente, es capaz de soportar impactos de micrometeoritos y de proporcionar una adecuada protección a la radiación. Sin ventanas y sin energía interna, su volumen habitable, plenamente inflado, es de 16 metros cúbicos. Dada su naturaleza, podía ser plegado para ser albergado en una cofia de cohete convencional o, como fue el caso, en el tronco no presurizado de la nave de carga Dragon que lo envió al complejo, con unas medidas de 2.16 de largo y 2.36 de diámetro. El lanzamiento se produjo el 8 de abril del 2016, y la nave Dragon alcanzó el complejo dos días después, y hasta el 16 no fue sacado de la nave de carga y situado en su lugar, el muelle del Tranquility opuesto a donde se instaló después el PMM Leonardo. Pasó un mes así hasta que finalmente fue inflado, tras un intento fallido como consecuencia de haber estado en Tierra demasiado tiempo esperando su billete. Entrando en BEAM pocos días después,
los astronautas instalaron dentro equipo de monitorización, desde medidores de radiación hasta detectores de impactos de micrometeoritos. En un principio, la misión de prueba debería haber durado dos años, pero allí sigue, y los datos recogidos hasta la fecha revelan que no tiene nada que envidiar a los módulos rígidos, en cuanto a resistencia y a los niveles de radiación. Ahora se usa para almacenamiento, ya que hay pocos lugares en los que poder guardar cosas. Los astronautas no pasan allí mucho tiempo: permanece cerrado casi siempre, y la dotación solo entra para tomar mediciones y acceder a la carga allí guardada.

Es el momento de hablar del futuro. Existen planes de añadir más componentes, más pronto que tarde. No antes de agosto del 2020, una nueva exclusa llegará. Exclusa por llamarla de alguna forma. La empresa Nanoracks lleva desde el 2010, al menos, operando en el entorno de la ISS en ámbitos como lanzar satélites diminutos (los célebres Cubesats) además de ofrecer oportunidades científicas que situar en microgravedad, tanto dentro como fuera del complejo. Yendo más allá, esta firma, de acuerdo con la NASA y demás socios, ha desarrollado un nuevo módulo para su instalación en la ISS: el Módulo Exclusa Bishop. Construido entre la propia Nanoracks, Thales Alenia Space y Boeing, no se trata en realidad de un módulo con compuerta al exterior, sino algo muy distinto. Es una estructura en forma de domo, terminada en un CBM pasivo. Tiene un diámetro 2.11 metros, una longitud de 1.78 metros y un volumen interno de casi cuatro metros cúbicos. Su tarea es la de servir de plataforma tanto para experimentos, tanto en su interior como en su exterior (acepta hasta seis cargas externas) y para el lanzamiento de satélites, no solo Cubesats, sino también minisatélites de mayores dimensiones. Con su
acoplamiento previsto en el extremo del Tranquility, anteriormente ocupado por el PMA-3, será un módulo inicialmente no presurizado, pero que podrá recibir atmósfera para que la dotación introduzca en el distintas cargas que situar en el exterior, además de los minisatélites previstos a lanzar. Cuando todo esté preparado, se despresurizará, y será agarrado por el Canadarm2 (cuenta con dos agarraderas para él), desacoplado, y en el caso de lanzamiento de satélites, situado en la posición óptima. Si tiene que aceptar cargas externas, puede ser llevado hacia alguna de las secciones de la viga de la estación, sujetado allí, y con ayuda de Dextre, colocarle los distintos experimentos. Tanto en el exterior como en el interior hay soportes mecánicos, de energía y datos para mantener activas las distintas cargas situadas en Bishop. Viajará al complejo dentro del tronco no presurizado de una nave Dragon de SpaceX, en la misión de abastecimiento número 21 de esta compañía al complejo. El siguiente, se espera, debe ser el componente ruso más esperado.

Como hemos mencionado el FGB Zarya fue financiado por la NASA. En caso de que el lanzamiento hubiera fracasado, la agencia americana proporcionó fondos para un reemplazo virtualmente idéntico. Este módulo, referido generalmente como FGB-2, terminado al 70%, permaneció almacenado en un entorno controlado por si alguien quería hacer algo con él, y aunque hubo ideas, no fructificaron. Con la cancelación de parte de la infraestructura rusa para el complejo, en el 2004 se decidió transformar el FGB-2 en otra cosa completamente distinta: el Módulo Laboratorio Multipropósito. El contrato definitivo se firmó entre la
Fuente: http://www.russianspaceweb.com
agencia espacial rusa y la constructora del módulo en el 2006, y las reformas en el nuevo MLM se iniciaron en el 2007, con una fecha de lanzamiento prevista para el 2009. ¿Qué ha pasado hasta ahora? Problemas múltiples. Para transformar el FGB-2 (esencialmente, un módulo de almacenaje y de paso, con tanques de combustible y propulsores) en una instalación científica ha habido que retirar mucho aparataje. El interior es totalmente distinto, más espacioso (hasta 70 metros cúbico de volumen presurizado), formando un habitáculo capaz de albergar hasta 12 estaciones de trabajo para instrumentación y experimentos, además de contar con sistemas de servicio para el segmento ruso (soporte vital, control de actitud y propulsores), además de un nuevo ordenador multifunción, más avanzado que el del Zvezda. Entre otros elementos con los que contará será un área de descanso, con dormitorio para astronautas, así como cocina y lavabo. Otras modificaciones están en el exterior, con posiciones para situar experimentos, soporte para el Brazo Robot Europeo ERA y una exclusa para sacar experimentos al exterior. Para ello, el compartimento de acoplamiento de forma esférica ha sido modificado y el segundo puerto de atraque (que en el Zarya ahora ocupa el Rassvet) ha sido sustituido por la antecámara de la exclusa, ya que este compartimento en sí ya está en la estación: voló con el Rassvet. Con una masa de algo más de 20 toneladas, y unas medidas de 13.1 metros de largo y 23.9 de envergadura con sus paneles solares desplegados (otra característica que conserva) deberá ser lanzado por la última versión del más potente cohete ruso, el Proton-M. En cuanto a los problemas, muchos. la fecha original del 2009 no se cumplió. Sin motivos aparentes, el lanzamiento del módulo, que ha sido bautizado como Nauka (Ciencia en ruso), pasó a diciembre del 2011, luego a la primera parte del 2012, para después en el 2012 pasarlo al 2014. Si bien parte de estos aplazamientos fue por las enormes modificaciones practicadas al módulo, el primer problema serio fue el descubrimiento de una válvula del sistema de propulsión con fugas, por lo que hubo que desmontar medio módulo para llegar a ella y cambiarla. Total, nueve meses más, y el lanzamiento más allá del 2015. Nuevo problema: las líneas de combustible estaban contaminadas con virutas de metal. Resultado: cambio total, incluyendo los propios propulsores, que habían superado su periodo de garantía. Solo la fabricación de los propulsores nuevos llevaría ocho meses. Aprovechando todo esto, se han hecho otras modificaciones, no reveladas al módulo, tal vez con la intención de que sirva para el plan ruso de una nueva estación espacial propia, separando su segmento de la ISS para funcionar con independencia. Una nueva inspección reveló un nuevo problema: los tanques de combustible están contaminados por polvo metálico. Más retrasos todavía. Y por si no faltara más, en intento de limpieza no tuvo éxito, por lo que se necesitan nuevos tanques de combustible. El resultado final: el lanzamiento, fijado provisionalmente en noviembre del 2020, se aplazado tres meses más, como consecuencia de la garantía de algunos de los sistemas de a bordo. Con Nauka debe volar al mismo tiempo el ERA ya mencionado. El
tercer brazo robótico de la estación, éste de fabricación europea, mide un total de 11 metros y pesa unos 630 kg. Cuenta con dos miembros, de unos 5 metros de largo, dos mecanismos de agarraderas idénticos, dos muñecas con tres juntas cada una, una junta de codo (cuyo repuesto voló con Rassvet), un ordenador de control central dentro de uno de los brazos, y varios juegos de cámaras y luces. Ha sido fabricado principalmente a base de fibra de carbono e interfaces de aluminio, y se podrá controlar tanto desde el interior de la estación (bastará un portátil) y desde el exterior (el interfaz está ya en la estación, en el Rassvet). Casi como el Canadarm2, podrá moverse entre los diversos interfaces situados en el exterior del segmento ruso, y entre sus tareas están las de ayudar a sacar experimentos de la exclusa del Nauka, ayudar en los paseos espaciales llevando a los astronautas a las zonas de interés (la misma labor que hacen las dos pértigas Strela situadas en los módulos Poisk y Zvezda) e incluso ayudar a instalar, soltar o desplegar paneles solares, además de revisar el exterior de la estación con cámaras infrarrojas. Contará con una libertad de movimientos idéntica a la del Canadarm2, es decir 7 grados, y será capaz de mover cargas de hasta 8000 kg.

Fuente: http://www.russianspaceweb.com / RKK Energia
Cuando se instale Nauka, aproximadamente un año después le tocará a un elemento mucho más pequeño, pero que será de mucha utilidad. El nodo Prichal, también conocido como módulo Ulzovoy, o UM, debe servir al segmento ruso como la sección esférica del módulo núcleo de la Mir: aceptar de todo, desde naves tripuladas y no tripuladas a módulos nuevos. También esférico y con una masa de unos 4000 kg., cuenta con seis puertos, con uno siendo el que se situará en el extremo del Nauka, quedando los otros cinco liberados. Volará en el extremo de una nave de carga Progress modificada a propósito, que será liberada cuando termine su tarea. Este nodo pretende ser, además uno de los primeros elementos de la futura estación rusa OPSEK, como lugar de unión para la nueva infraestrctura, y tal vez, mientras esté situado en la ISS, recibirá un nuevo módulo de ciencia y energía, o NEM, que combina una sección habitable para ciencia y habitación y una sección no presurizada con sistemas de control y generación de energía, con paneles solares de 155 metros cuadrados de superficie activa total. De diseño enteramente nuevo, en el interior usarán los armarios estándar para dar forma a las distintas utilidades internas, desde dormitorios, soportes para experimentos, sistemas de control y soporte vital. Con el primero de estos módulos en fabricación (parece que se han previsto dos), la financiación está retrasando su finalización.

Por el camino, y por distintas razones, diversos elementos se han quedado por el camino. Entre los de la NASA, junto con el módulo centrifugador y el Vehículo de Retorno de la Tripulación (que hubiera servido para la dotación entera del complejo, con capacidad para siete astronautas), el más importante fue el
Módulo Habitación. De medidas idénticas al Destiny, como su denominación indicaba, hubiera albergado todas las instalaciones vitales para los astronautas de la NASA, con dormitorios, cocina, lavabo, ducha e instalaciones médicas, y hubiera contado con dos ventanas y un único CBM pasivo. Los retrasos en su financiación retrasaron su construcción, y el desastre del Columbia provocó su cancelación, cuando ya estaba terminado su casco de presión. Se pensó sustituirlo por uno basado en la tecnología TransHab, pero la idea tampoco cuajó. En fin, ahora las funciones de este módulo se reparten entre los distintos elementos del segmento de la NASA. Y en el lado ruso, también mucho perdido. El más importante de los componentes rusos que se quedaron en tierra fue la Plataforma de Energía y Científica. Formado por una
sección presurizada y una torre sin presurizar, ésta debía entregar gran parte de la energía que el segmento ruso hubiera necesitado. Con ocho paneles solares, y capaz de controlar uno de los tres ejes de la orientación de la estación (contaba hasta con propulsores), su lugar hubiera sido en el muelle superior del Zvezda, el ocupado actualmente por el Poisk. La sección presurizada, de pequeñas dimensiones, apenas hubiera servido para almacenaje e instalación de hardware, tanto interno como externo, incluyendo el brazo robotico europeo. De hecho, parte del diseño de esta plataforma sí se encuentra en la ISS: el módulo Rassvet es en realidad el prototipo construido para la sección presurizada de la plataforma, reformado para su nuevo papel. En fin, tras la pérdida de esta estructura de paneles solares, esto llevó a la cancelación de otros tres: el módulo de acoplamiento universal (que se hubiera acoplado ahí donde está ahora el Pirs, y que hubiera servido para posteriores añadidos al segmento ruso) y dos módulos científicos, obligando además a acordar con la NASA recibir energía de los enormes paneles solares que son su seña de identidad.

En resumen, la ISS no difiere demasiado de la que planeó en la década de 1990, pero algunas capacidades se han perdido, otras se han redistribuido, y otras están tal y como deberían. Como la mayor estructura construida en órbita, es también visible a simple vista desde la Tierra. Primordialmente es un laboratorio científico y un banco de pruebas tanto tecnológicas como de operaciones. Los estudios científicos abarcan biología (especialmente salud humana), medicina espacial, ciencias de la vida, ciencias físicas, de materiales, astronomía y meteorología. Además, está sirviendo para experimentación simulando misiones de larga duración en el espacio, para estar preparados para enviar seres humanos más allá del sistema Tierra-Luna. En total, la ISS ha sido visitada por 238 personas (150 estadounidenses, 47 rusos, nueve japoneses, ocho canadienses, cinco italianos, cuatro franceses, tres alemanes, y uno procedentes de Bélgica, Brasil, Dinamarca, Gran Bretaña, España, Kazajstán, Malasia, Holanda, Suráfrica, Corea del Sur, Suecia y Emiratos Árabes Unidos), y además de los transbordadores de la NASA y las naves Soyuz, otros vehículos visitantes han sido: naves de carga Progress (rusa), ATV (ESA), Kounotori (JAXA) y las privadas Dragon de SpaceX (tanto de carga como para tripulación) y Cygnus de Northrop Grumman, mientras que para el futuro, la nave CST-100 Starliner de Boeing, para transporte de astronautas, la futura nave tripulada rusa, y la variante de carga del minitransbordador Dream Chaser de Sierra Nevada Corp. Su periodo de explotación ha sido prolongada ya dos veces, primero al 2024, y actualmente hasta el 2030