Phoenix, un tributo

viernes, 31 de diciembre de 2010

Resumen del año 2010

En fin, ahora toca resumir. La verdad es que el 2010 queda como un año horrible, lamentable, en cuanto a información se refiere. Desde luego, en el comiezo de año no hubo prácticamente noticiable, fuera de las operaciones normales de las sondas, mientras que en febrero, las últimas paradas del tren de la construcción de la ISS llegaron, aunque ese tren se encuentra ahora mismo parado en la estación, a causa de los problemas con el tanque externo del transbordador. Además ese mes nos dejó la cancelación del programa propagandístico Constellation, lo cual liberará mucho presupuesto para destinarlo a otras cosas más interesantes. También Plutón se nos clarificó algo gracias al Hubble, pero para verlo bien, ya se sabe, esperar al 2014. El mes de marzo fue en el que Spirit, uno de los dos MER, nos dejó. Todavía queda la esperanza de que llame a casa en marzo del año que viene, pero es demasiado el tiempo que ha pasado sin contacto con el vehículo, y podría haber sucumbido a las crudas condiciones marcianas. Claro, que MRO constató que en el planeta rojo hay dunas que se mueven, como en los desiertos por aquí. Por esos días Cassini echó el último vistazo de cerca de los sulci del polo sur de Encélado, entrando casi en contacto con ellos, más bien con las partículas que emite. Claro, que Titán ha mostrado durante todo este año más y más evidencias de criovulcanismo, para dejar claro que es realmente activo el satélite. Hacia abril, celebrando que lleva 4 años descubriéndonos cosillas por allá la diosa de la belleza, Venus Express detectó por la superficie 9 puntos calientes, probables evidencias de vulcanismo activo tipo terrestre. También la ISS recibió por esos días nuevos módulos, uno clásico como el Tranquility, y otro exclusivo como la Cupola europea, también llamada desde esta crónica la habitación con vistas del complejo. Mayo es el mes en el que Opportunity se convirtió en Mariscal de Marte, tras superar la cifra de funcionamiento de la Viking 1, de 6 años y 116 días. El 24 de enero cumplirá 7 de funcionamiento continuado por las tierras de Merdiani, lo cual deja la cifra anterior bastante atrás. Por esos días Cassini observó rayos en la atmósfera de Saturno, evidencia de lo turbulenta y movida que es la capa atmosférica superior del señor de los anillos. Claro, que Titán, siempre revolucionando, nos dejó otras dos pinceladas este mes, detectando una especie de capa subterránea de "barro", que podría bien dar origen a una tectónica de placas, y la evidencia más fundamentada de que el Metano que posee cumple la labor que aquí tiene el agua, es decir: erosión. prodigioso. Junio nos dejó la constatación de algo que imaginábamos desde el 2008: La sonda marciana Phoenix que aterrizó en el polo norte marciano no volvería a hablar con nosotros. Unas imágenes de la potentísima MRO nos lo dejaron bien claro, por si alguien dudaba. Además, una sonda desdichada acabó sus días gloriosamente, cuando la Hayabusa japonesa nos envió su cápsula de muestras, tras un calvario de casi seis años por el espacio. Al fin, el Halcón peregrino espacial volvió a casa. Fue lo que prometió. Por este mes también empezó, cual metralleta, la recepción de noticias sobre planetas extrasolares. Sobre 50 planetas nuevos, varios sistemas solares encontrados, detección de atmósferas, constatación que alguno no era de esta galaxia... metralleta, vamos. Y si pensábais que las mareas de los océanos terrestres era algo exclusivo, nuevas cosas de Cassini desde el satélite gigante nos depararon la sorpresa de que los lagos de Titán también sufren mareas. El Ontario Lacus, situado en el polo sur, perdió, de un año para otro, algo más de un metro de profundidad, dejando ver parte de la costa que antes no se podía ver al estar sumergida en Metano. Y por supuesto, la constatación de que los grandes lagos del norte están llenos de metano, por lo que no hay que encender ni una cerilla. Aún nos quedan cosas que ver de ese polo norte y de esos lagos, sobre todo el Kraken Mare, y gracias a la ampliación de misión hasta el 2017 es muy probable que los veamos. Además ese fue el mes en el que Rosetta realizó su última para intermedia al asteroide Lutetia, dejándonos buenas vistas, y preparándose para el encuentro con el 67P, que se producirá, eso si, en el 2014. Como en agosto teníamos todos los sesos derretidos por el calor, poca cosa, por lo que en septiembre tuvimos que retomar algo la actividad, no mucha eso sí, y volviendo a Cassini, la cual nos dejó un estudio al por mayor de las nubes y meteorología de Titán. Mientras que en octubre la tímida pero resultona Venus Express nos mandó varias advertencias, tomando como modelo el nuboso y tórrido planeta que orbita, tras encontrar nuevas sustancias asociadas al exacerbado efecto invernadero que posee. Claro, que también vimos de lejos una carambola espacial, al impactar dos asteroides del cinturón principal. Imagináos cómo fue el tortazo que pensaban que era un cometa. También octubre fue el mes utilizado por los chinos para enviar a la Luna su Chang'e 2, paso previo para mandar un todoterreno a la superficie selenita. Claro, que llegado noviembre Cassini nos dijo que Rea tiene atmósfera, y que no tiene anillo. Habrá que estar a la escucha a ver si le sale algún grano, porque visto lo visto... Además, la bárbara resolución de la HiRISE de la MRO fue usada para ver las "siete hermanas" del domo Tharsis, llegando a ver el fondo, en unas imágenes magistrales. Por otro lado Deep Impact nos regaló, al término de su misión Epoxi, unas imágenes increíbles del cometa Hartley 2, una de las bolas de nieve sucia que nos visitan continuamente.Y hace apenas unas semanas, la mala suerte japonesa sigue patente. Fue, utilizando un símil baloncestístico, como lanzar a canasta, que la pelota rodee el aro, y se salga. Más o menos fue lo que les ocurrió con Akatsuki, que, a las puertas de Venus, y con la maniobra de frenado iniciada, ocurrió algo raro, y se pasó de largo el planeta. Desesperante. También hace pocos días, Mars Odyssey se ha convertido en la sonda marciana orbital más longeva, tras superar la cifra de 3340 días fijada por Mars Global Surveyor. Y así, hablando un poco más general, dos sondas se preparan para partir, ya que tienen sus labores de construcción bien avanzadas. La más avanzada es Curiosity, situada en el JPL, a la espera de algunas pruebas más, de recibir el generador nuclear, y a ser enviada a Cabo Cañaveral. También anda en construcción la sonda Juno, destinada a investigar Júpiter como nunca, y cuyo objetivo principal es buscar el núcleo de roca del planeta. También, el desarrollo de vehículos espaciales privados, tales como Dragon, el CST-100 de Boeing, y otros, que servirán para enviar carga, y también pasaje, a la estación, y otras cosas de las que no nos acordamos. Y todo lo que nos espera en el 2011: la llegada de MESSENGER a Mercurio para iniciar la misión, el paso de Stardust por el Tempel 1, más Cassini por el señor de los anillos, el séquito marciano dale que te dale, con Opportunity agotando récords, con los lanzamientos de Juno a Júpiter en agosto y de Curiosity en octubre hacia Marte, hacia donde partirán la rusa Phobos-Grunt y la china Yinghuo 1 en noviembre, las sondas lunares GRAIL hacia Selene en septiembre, y desde luego, la Dawn alcanzando en julio su primer destino: Vesta. Mucho promete este año que pronto comenzará, y estaremos aquí para relatarlo.

Ventana al Espacio (XXIV)


La galaxia M100, con la supernova SN1979C, desde Chandra.

Ventana al Espacio (XXIII)


Puesta de Sol en Terra Meridiani, desde Opportunity.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Las próximas misiones a Marte: Curiosity

En 1970 la Unión Soviética hizo posar la sonda número 17 de su programa Luna. Lo novedoso de esta misión es que transportaba el primer vehículo todoterreno controlado a distancia: Lunokhod 1. Este vehículo fue capaz de recorrer 10 km. del Mare Imbrium, echando un vistazo a todo el terreno, y haciendo posible este tipo de misiones. Fue tal el éxito que hubo un segundo Lunokhod, transportado en Luna 21, lanzado en 1973 hacia el Mare Serenitatis. Tuvimos que esperar hasta 1996 cuando otro vehículo teledirigido fue enviado a otro cuerpo celeste. Iba a bordo de Mars Pathfinder, y era un pequeño "electrodoméstico" de unos 10 kilos de peso: era el Sojourner, un demostrador tecnológico con una velocidad no excesivamente elevada (36 METROS por hora) y con un instrumento de alta tecnología capaz de averiguar de qué está compuesto cualquier cosa que toque, ya fuera una roca o el suelo marciano. Diseñado para una sola semana, aguantó hasta que la batería de Pathfinder falló, 86 soles después de llegar a Ares Vallis, en 1997. Tras el desastre de 1999, la oleada del año 2001 se quedó solo con el orbitador (Mars Odyssey, que aún funciona por Marte), mientras que la proyectada sonda de superficie al final fue lanzada en el 2007, alcanzando el norte marciano en mayo del 2008 (la exitosa Phoenix). El plan original era de haber lanzado esa nave junto con una nueva versión, más avanzada, del Sojourner, pero se pensó que para la próxima oportunidad, en el 2003, en vez de enviar una sonda orbital y un aterrizador, se enviarían dos todoterrenos, más grandes, más veloces, y con la experiencia ganada en 1997, se diseñaron y lanzaron los MER. Llegados en enero del 2004, Spirit se encuentra apagado, mientras Opportunity sigue andando por la superficie marciana, rumbo al cráter Endeavour, y a punto de cumplir 7 años de funcionamiento continuado. Del tamaño de un carro de golf, fueron diseñados para avanzar 120 metros al día (el máximo de un día ha sido de 220 metros), e incorporan cámaras muy parecidas a Pathfinder, el instrumento analalizador, más avanzado, que equipaba Sojourner, junto con instrumento encargado de arañar la superficie de las rocas y así analizar más exactamente la composición química de éstas. Gracias a este instrumento, y al resto que porta, se ha podido hacer un análisis geológico de Marte, creando una cronología para la historia evolutiva del planeta. Por motivos de seguridad para ellos fueron elegidos lugares de aterrizaje sin grandes zanjas, ni obstáculos enormes, además de situarlos en el ecuador, para así aprovechar la energía del Sol. El asunto es que, a pesar de utilizar energía solar (una "limitación"), han resistido todo lo que el planeta les ha echado, incluyendo una tormenta global de polvo. La pequeña pega es que el polvo marciano en suspensión acaba posado en los paneles solares, reduciendo su eficacia, por lo que dependen de los remolinos que recorren la superficie para limpiarlos. Pero la verdad es que han sobrepasado enormemente el tiempo de funcionamiento seguro, previsto en 90 soles marcianos, llevando más de 2400, siendo los vehículos que más han funcionado en la superficie marciana. Pero si se quiere llegar a avanzar en la evolución geológica, hay que introducirse en accidentes más peligrosos, por lo que se necesita un todoterreno más grande y más capaz. Ese es el concepto del Mars Science Laboratory.

Anunciado por primera vez en el 2005, sobre la base de un vehículo sin las limitaciones de los MER, y capaz de recorrer más distancias más rápido, estaba previsto para enviarse al planeta rojo en el año 2009, pero recortes presupuestarios (más bien le quitaron fondos para otros proyectos, por cierto irrealizables y ya cancelados) hicieron imposible su lanzamiento para esa fecha. Gracias a este tiempo extra se han mejorado varias cosas de diseño, se han acabado instrumentos que no hubieran estado listo en la anterior fecha, etc. Además, en este tiempo ha recibido nombre, siendo ahora conocido como Curiosity (un nombre con poco gancho, la verdad). Actualmente está siendo finalizado en el Jet Propulsion Laboratory, y su lanzamiento está previsto para el año que viene. Estaba planeado construir dos, pero la complejidad de su fabricación provocó que solo haya uno.

Curiosity es un vehículo del tamaño de un coche utilitario (2'8 metros de largo), casi tan alto como una persona, con seis ruedas enormes. Pesa unos 900 kg., porta 10 instrumentos y como fuente de energía equipa un generador nuclear a base de Plutonio (MMRTG), totalizando 4'8 kg. de este material, generando energía mediante la descomposición de los átomos del plutonio. Está diseñado para funcionar durante un año marciano entero, es decir 687 días terrestres, gracias a la minicentral nuclear. Será capaz de recorrer mucha más distancia al día que los MER, por lo que abarcará mucho más terreno en un año que lo que lleva recorrido Opportunity hasta la fecha (algo más de 26 km. recorridos). Con su alta altura libre al suelo (solo las ruedas miden algo más de medio metro, con otro medio metro más hasta la parte baja de la caja de la estructura del vehículo) podrá superar obstáculos de hasta 75 cm., por lo que podrá recorrer zonas más complicadas que las vistas hasta ahora. Además, por tamaño, también monta más experimentos, y más ambiciosos.

El instrumental de a bordo son tres cámaras, cuatro espectrómetros, dos sensores de radiación y uno sobre asuntos medioambientales. El primero es el MASTCAM o cámara del mástil. Éstos serán los ojos principales del vehículos. El sistema está formado por dos cámaras, capaces de producir imágenes panorámicas en tres dimensiones, y a la vez, cada una capaz de un solo cometido. La primera de las dos cámaras es una versión mejorada que la cámara panorámica de los MER, ideal para revisar el terreno en el que se encuentra para buscar los mejores lugares de investigación, mientras que la segunda es una cámara de alta definición, capaz de mirar mucho más lejos, para buscar nuevas zonas y encontrar nuevas rutas por las que circular, además de grabar vídeos de 10 frames por segundo. Además ambas serán capaces de realizar imágenes en color, además de añadir una serie de filtros para analizar la luz y el terreno. Otra de las cámaras es la MAHLI, o cámara para objetivos difíciles, que es una cámara de cuatro centímetros de ancho destinada para observaciones microscópicas de hasta 12 micrometros. Será capaz de realizar instantáneas en color, y añade una especie de flash y una luz ultravioleta. Está destinado para observar las rocas desde cerca. La tercera cámara es la MARDI, o cámara de descenso, cuyo único objetivo es realizar un vídeo en color del descenso desde el momento en que el escudo térmico se retira hasta que el vehículo acaba posado en la superficie. Grabará 5 frames por segundo, y una vez en el centro de control ayudará a tener un primer vistazo de la región en la que se encuentra, para así poder elegir un primer camino de investigación, además de ayudar en qué lugar exacto de Marte ha caido.

El primero de los espectrómetros es el APXS, o espectrómetro de partículas Alfa de Rayos X, que, también instalado en Sojourner y los MER, es una especie de estetoscopio que el vehículo posará en las rocas o en el suelo, durante unas 10 horas, capaz de detectar, salvo el hidrógeno y el hélio, todos los elementos de la tabla periódica, para así averiguar la composición química del lugar en el que esté posado. El más avanzado es el ChemCam, o literalmente Química y Cámara, es un conjunto de cámara con espectrógrafo en conjunción con una herramienta láser. Está diseñado para emitir un haz láser hacia el objeto a investigar, vaporizando el objetivo, para que el espectrógrafo analice esos vapores para analizar la composición elemental. El láser también cumplirá la función de limpiar de polvo los objetos a observar y la cámara que porta será capaz de distinguir detalles 5 o 10 veces mejores que las cámaras normales de los MER. Como sensor remoto, es capaz de analizar rocas, promontorios, y otros accidentes geológicos a una distancia máxima de 9 metros lanzando su láser, siendo capaz de distinguir de esa manera el tipo de roca que está analizando. Este es el instrumento más potente del todoterreno. También porta el CheMin o instrumento químico y mineralógico, que será capaz de detectar qué minerales y determinar con precisión la abundancia de éstos por la superficie marciana. Para ello Curiosity equipa un taladro tremendamente potente, capaz hasta de perforar roca volcánica, para extraer una muestra, que es llevada al CheMin, montado dentro del vehículo, donde es analizado, mediante un haz de rayos X, y descompuesto en elementos químicos. El último laboratorio es el SAM, o analizador de muestras de Marte, que equipa un espectrómetro de masas, un cromatógrafo de gas y un espectrómetro láser ajustable. Sencillamente, este laboratorio portatil será capaz de detectar elementos basados en el carbono, ingredientes asociados con la formación de seres vivos, siendo capaz de captar metano, oxígeno, nitrógeno y otros elementos asociados con la vida tal y como se la conoce.

Y por último están los detectores medioambientales. Posee el RAD o detector de cálculo de radiación, que será capaz de detectar cualquier tipo de radiación de alta energía, ya proceda del espacio o del propio planeta, midiendo la cantidad de radiación que hay en la superficie del planeta, más que nada para saber cuáles son las condiciones que hay para cuando alguien se decida a realizar una misión tripulada hacia allí. Además será capaz de determinar como la radiación ha influido en la química y en la composición de las rocas. También porta un generador de pulsos de neutrones llamado DAN (Dinámica de albedo de neutrones), un instrumento que emitirá un haz de neutrones capaz de penetrar un metro o dos por debajo de la superficie, para así buscar una emisión de neutrones que evidencie que allí hay hielo bajo la superficie. Así a grandes rasgos es lo que hace este aparato financiado por el gobierno ruso. Y la aportación española al conjunto es el REMS o estación de monitorización medioambiental del todoterreno, o para aclararnos, una miniestación meteorológica, que por primera vez se monta en un vehículo autopropulsado por la superficie de un planeta, y cual estación meteorológica, medirá presión atmosférica, humedad, índice de radiación ultravioleta, dirección y velocidad del viento, y por supuesto temperatura, tanto la del aire como la del suelo. Medir ambas temperaturas es muy importante, ya que la atmósfera en Marte es extremadamente ténue y débil, y como la atmósfera es incapaz de retener el calor solar, pero el suelo si, es algo muy importante, ya que dependiendo de la temperatura del suelo, podrá ser un material u otro el que haya.

Pero primero tendrá que llegar, y para ello tiene que despegar, tarea de la que se ocupará un cohete Atlas V 541, previa autorización presidencial (porque para que despegue una sonda equipada con material nuclear hace falta la firma del mismo presidente americano), un lanzamiento previsto para el 25 de noviembre del año que viene, con una llegada a Marte prevista para agosto del 2012. En cuanto a la cuestión de las comunicaciones, será capaz de contactar directamente con Tierra, aunque también podrá enviar sus resultados via Mars Odyssey o MRO, equipadas con relés de comunicaciones con las sondas de superficie.

Sin duda, el aspecto más novedoso es el sistema de toma de tierra (o toma de Marte). Tras considerar el sistema de airbags utilizado por los MER y Pathfinder, y desecharlo, han tenido que idear un sistema bastante complejo, basado en retrocohetes, pero también en un sistema de grúa. Se llama Sky Crane, y se basa en los métodos de aterrizaje de las Viking o Phoenix, en el empleo de retrocohetes. El asunto es que una vez desechado el segmento con paracaídas, para aminorar velocidad, estos retrocohetes se activan. El Sky Crane está situado por encima de Curiosity, estando éste completamente plegado, encajado y sujeto a la vez por unos cables. Cuando el radar de altura indica que se encuentra a una altura suficiente se despliegan las ruedas, se acciona una grúa, separando al todoterreno del Sky Crane y bajándolo hasta que toque la superficie. Una vez el vehículo ha amartizado, los cables se cortan y los cohetes, todavía en funcionamiento, alejan el Sky Crane de Curiosity, y éste último, a falta de desplegar los mástiles y antenas, se encuentra listo para iniciar sus andanzas por la superficie.

Estamos actualmente a 11 meses del lanzamiento, y todavía no se ha seleccionado un lugar en el que aterrice. Gracias a la utilización de todos los orbitadores, sobre todo el último, el MRO, han quedado cuatro finalistas: Mawrth Vallis, un canal más al norte que Ares Vallis, situado en la Dicotomía, un lugar en el que tienen que abundar los sedimentos, los cráteres Holden y Eberswalde, al norte de Argyre Planitia (el primero por contener sedimentos aluviales arrastrados por el viento, y el segundo por ser la desembocadura de un rio en un posible lago) y el cráter Gale, en Aeolis Mensae, al sur de la provincia de Elysium, con un pico central estratíficado. Desde luego lugares geológicos de interés.

Este es uno de los programas más ambiciosos y caros de la NASA, y si falla algo será una tragedia. Pero en fin, no seamos cenizos. Y sobre todo, ¿quién no quiere descubrir un nuevo paraje de la superficie marciana?

martes, 21 de diciembre de 2010

Ventana al Espacio (XXII)


La galaxia Pinwhell, desde el Hubble

Y si queréis calendarios originales, 3 propuestas, la primera desde el Chandra (aquí), la segunda desde los chicos del ESO (aquí), y la tercera de la NASA (aquí)

sábado, 18 de diciembre de 2010

Cómo comenzó todo

Un día de 1903, un modesto profesor de escuela ruso, Konstantin Eduardovich Tsiolkovski, influenciado por los relatos de ciencia-ficción, y también por los libros de las ámplias bibliotecas por las que anduvo, publicó una serie de estudios llamados "Exploración del espacio interplanetario mediante aparatos a reacción", en los que exponía, en la teoría, lo que es ahora la práctica. Tocó todos los temas: Combustibles a utilizar, diseños de cámaras de combustión, cohetes por fases..., y todo el mismo año en que los hermanos Wright realizaron su primer vuelo a bordo del primer avión de la historia. Tsiolkovski es tratado actualmente como el visionario, una persona anticipada a su tiempo, que expuso, sin temor a burla, los métodos que se deberían utilizar para comenzar a dar los primeros pasos en la exploración espacial.

Tuvieron que pasar muchos años hasta que alguien recogiera el guante, y fueron en lugares tan alejados como Alemania y Estados Unidos. Era el 16 de marzo de 1926, en Auburn (Massachusetts), y ese día Robert H. Goddard, un enamorado de la obra de H.G. Wells, puso en práctica uno de los postulados de Tsiolkovski. El primer cohete propulsado con combustible líquido hizo su primer vuelo (nada espectacular, solo se elevó 12 metros), y probó que era prácticamente posible lanzar cohetes con ese tipo de carburantes. Luego fue perfeccionando sus cohetes (y acumulando denuncias y multas, por exceso de ruido), pero gracias a una de sus creaciones, la primera carga de "pago" fue lanzada (una cámara de fotos, termómetro y barómetro), y comenzó un poco la era de la investigación atmosférica mediante cohetes. Su trabajo, financiado por el instituto Smithsonian, fue bastante criticado, tanto por "expertos", como por envidiosos, por medio de un editorial anónimo publicado en el "The New York Times", en el que básicamente se le tildaba de ignorante. Sin embargo, siguió trabajando en el tema hasta que un cáncer de garganta acabó con él. Lo más curioso es que el propio periódico que había publicado ese editorial, el día después que el Apollo 11 publicó con el curioso título "Una corrección" una editorial en la que se reconocía el mérito de Goddard para hacer realidad el suceso que acababa de producirse. Diez años antes la NASA había abierto el Centro Espacial Goddard para vuelos espaciales, en honor de este brillante, aunque raro, ingeniero.

En la misma década de 1920, paralelamente a los trabajos de Goddard, un médico de origen rumano aburrido de la profesión y lector casi obsesivo de la obra de Julio Verne "De la Tierra a la Luna" (dicen que la llegó a memorizar palabra a palabra), Hermann Oberth, inició en Munich la carrera de física, terminada en 1922 con su "utópica" (según los profesores) tésis sobre los vuelos espaciales. Tras esto publicó en el ámbito privado su estudio "Los cohetes hacia el espacio interplanetario", ampliado en 1929 bajo el título "Modos del vuelo espacial", en los que corregía y aumentaba todo lo expuesto por Tsiolkovski, sin conocer la obra de éste. Durante esos mismos años, junto con un grupo de entusiastas de los vuelos espaciales, fundó la Sociedad del Vuelo Espacial, que durante los años de entreguerras se dedicaron a diseñar y lanzar los cohetes que construían. Trasladado a Berlin, además de ser profesor de la Universidad Técnica de la capital germana, participó como experto en el rodaje de la película de Fritz Lang "Frau im Mond". Durante su tiempo en la Universidad tomó contacto con muchos alumnos prometedores, entre los que estaba Wernher von Braun.

Wernher Magnus Maximilian Freiherr von Braun procedía una acomodada familia alemana, en la cual, durante su juventud, pasaron los libros de H.G. Wells y Julio Verne, gracias a los cuales se empezó a apasionar por los vuelos espaciales y sus posibilidades. Posteriormente cayó en sus manos el primer estudio de Hermann Oberth, lo que le hizo decidirse por ese ramo. Entró en el Instituto Politécnico de Berlin, en el que se graduó en 1930, y dos años después se doctoró en física por la Universidad de Berlin. Tiempo antes había entrado en la Sociedad del Vuelo Espacial. Además, en 1934 se doctoró en ingeniería aeroespacial, después de enrolarse en el ejército.

Las guerras son épocas lamentables, dedicadas plenamente a la destrucción. Pero ironías de la historia, las guerras también son épocas de progresos fulgurantes, y la Segunda Guerra Mundial fue en la que más se progresó. En 1933, en una Alemania en una profunda crisis económica, y con un gran sentimiento de revancha frente a los que habían provocado su derrota en la Gran Guerra, llegó al gobierno de la República de Weimar el NSDAP, o partido nazi, con ese tipo de bigote ridículo, ese cabo bohemio llamado Adolf Hitler, destinado a aterrorizar a toda Europa. En un año, la República se convirtió en dictadura, y el gobierno alemán inició un grandísimo programa de rearme, porque tenía previsto devolver la bofetada que Alemania había recibido de Francia y Gran Bretaña en 1919. Analizando la estructura política alemana de aquellos años, nos damos cuenta que la jerarquía del gobierno y del partido se basaba prácticamente en métodos feudales. Sin embargo, en cuanto a cuestiones técnicas, era auténticamente fanático del progreso tecnológico, todo con tal de que asegurar la victoria para Alemania. A tal efecto se avanzaron en muchos aspectos, tales como la aviación, energía atómica, y en la cohetería. En 1939 se dio a conocer que Alemania había fabricado el primer avión a reacción, tenía grandes científicos de física nuclear, y también a muchos expertos en cohetes, gracias a la Sociedad del Vuelo Espacial, así que el gobierno nazi contrató a todos los miembros de la Sociedad, y adscritos a un programa de armas secretas los alojó en Peenemünde, en donde tenían como labor la de fabricar cohetes capaces de transportar explosivos.

Von Braun, enrolado en ese momento en el ejército, trasladó a los mejores técnicos de la Sociedad para progresar lo más deprisa que pudieran (Oberth también estuvo, durante poco tiempo), bajo la premisa de que, si para diseñar cohetes con los que alcanzar el espacio hay que realizar este trabajo, adelante, comenzó un frenético trabajo, con diseños propios, aunque también con planos "adquiridos" por la inteligencia alemana sobre el trabajo de Goddard. Enrolado en las infames SS, prácticamente tuvo carta blanca para hacer lo que quisiera cuando quisiera. Al fin, todo el trabajo se plasmó en el cohete A-4, más conocido como la V2.

Considerado el primer misil balístico del mundo, el cohete A-4 fue, obviamente, el artefacto de su tipo más avanzado durante esos años. Terminado de construir en 1941, sus primeros vuelos en 1942 no fueron muy exitosos, pero tras un despegue exitoso, los jerarcas nazis se entusiasmaron con el "juguete", ordenando su producción en serie, asignándole el nombre de "Vergeltungswaffe 2" (arma de represalia número 2) o V2. Equipado con una cabeza explosiva de 980 kg., alcanzaba más de 5.000 km/h, alcanzando una altitud de crucero de 88 km., lo que le hacía, naturalmente, imposible de interceptar. Comenzada a usar contra Londres en 1944, llegó demasiado tarde como para influir en el desarrollo de la guerra. Pero su sola presencia hizo llamar la atención tanto de Estados Unidos como de la Unión Soviética. Cuanto las tropas rusas entraron en Alemania y encontraron una de las fábricas de motores de las V2, llamaron a su máximo experto en estos temas: se llamaba Sergéi Koroliov.

De origen ucraniano, Sergéi Pávlovich Koroliov, se interesó pronto por la aviación. Tras los tumultuosos años que acabaron con la llegada de los bolcheviques al poder en Rusia, fue un dedicado estudiante. Adscrito primero a una escuela profesional de carpintería, pronto su afición por la aeronáutica hizo que se apuntara a la Sociedad de Aviación y Navegación Aérea de Ucrania y Crimea, una pequeña rama del partido Comunista. En ella se distinguió como diseñador de planetadores, y también de algunos aeroplanos a motor. Entró en el Instituto Politécnico de Kiev, ya que en ese momento acababa de incluir la aeronáutica a sus materias. Además, estudió ingeniería, física y matemáticas. Ya en Moscú, entró en el ámbito de los cohetes y se empezó a interesar por los cohetes de propulsión líquida. Participó en la creación del Grupo de Investigación de Propulsión a Reacción, organización subvencionada por el estado para la producción de cohetes. En 1932 la genialidad de Koroliov le llevó a ser designado jefe de grupo. Un año después el grupo lanzó su primer cohete, y al año siguiente publicó "Vuelo en cohete a la estratosfera", su estudio sobre la materia. De una forma parecida a como los miembros de la Sociedad del Vuelo Espacial alemán, este grupo fue fusionado con el Laboratorio de Dinámica del Gas, con sede en Leningrado, y controlado por el Ejército Rojo, para crear el Instituto de Investigación de Propulsión a Reacción, con los mismos fines belicosos que el programa secreto que se llevaba a cabo en Peenemünde. En 1936 fue designado ingeniero jefe de este instituto. Gracias a su dirección se hicieron importantes progresos en el ámbito del guiado y estabilización de cohetes, así como el desarrollo de éstos mismos.

A pesar del éxito, los avatares políticos le tocaron muy profundamente. Tras las purgas iniciadas por Stalin desde 1937, en 1938 una nueva ronda de detenciones masivas le tocó de lleno. Con la falsa acusación de subversión (se le acusaba de usar los fondos estatales para sus propios fines), miembros del servicio secreto lo detuvieron y lo agredieron hasta que "confesó". Fue condenado a 10 años de reclusión y enviado al gulag de Kolyma, en Siberia. Lo que realmente ocurrió fue que fue denunciado por un miembro de su propio grupo, que provenía del Laboratorio de Dinámica del Gas, Valentin Glushkó, y lo hizo porque, tras conocerle, surgió en él una gran envidia hacia el trabajo, capacidad e inteligencia de Koroliov. El caso de Koroliov se revisó, y al final fue trasladado a campos de trabajo para intelectuales, pasando por los dedicados a la aviación y los motores a reacción, en este último bajo dirección de Glushkó. Durante este tiempo la salud de Koroliov se había deteriorado mucho a causa de la estancia en el gulag, y durante ese tiempo comenzo a desconfiar de todos, lo que le convirtió en una persona muy reservada. Al final en 1944 fue liberado, y sus cargos retirados, junto con muchos otros científicos (incluido Glushkó), continuando su trabajo en la última organización. En 1945 fue comisionado por el Ejército Rojo con el grado de Coronel, y le ordenaron volar a Alemania para estudiar los V2 alemanes.

Justo al final de la guerra, tanto estadounidenses como soviéticos empezaron a peinar toda Alemania para buscar a los expertos en cohetes que habían construido el V2. Fueron los primeros los que alcanzaron mayor éxito cuando von Braun se entregó a ellos, con buena parte de su equipo. La otra parte del equipo alemán fue capturada por los soviéticos, y ellos, los cohetes, los motores y los planos de los V2 fueron llevados a la Unión Soviética.

Tras todos los traslados, ocurrió una cosa curiosa. El equipo de von Braun, trasladado a Estados Unidos, a pesar de estar trabajando para el ejército, apenas tuvieron actividad en el ámbito de los cohetes. Mucho se acusó al gobierno americano de salvar a nazis solo por sus conocimientos, pero las autoridades se ocuparon muy mucho de borrar el pasado de von Braun, asegurando que había sido un SS porque se lo habían ordenado, aunque hay registros que nos cuentan que el propio ingeniero visitó varios campos de concentración para seleccionar a "sus obreros" para la fabricación de los cohetes. Como era de esperar, ésto fue omitido. Sin embargo, el destino de los que acabaron colaborando con Koroliov fue diferente, ya que estuvieron trabajando a todo gas, recluidos casi como en prisión. Aún así consiguieron construir su propio V2, adoptando el nombre de R-1. Durante los primeros años de la década de 1950, derivados del V2 fueron desarrollados. Los cohetes en sí eran buenos, pero los motores, el trabajo de Glushkó, eran bastante malos, lo que provocó que Koroliov no confiara en él. La desgracia era que le necesitaba.

Era la guerra fría, lo que hacía uno, lo copiaba el otro, y los americanos, al saber que los soviéticos estaban desarrollando cohetes balísticos, con cada vez mayor alcance, pusieron a trabajar a von Braun y su gente. El mayor deseo de von Braun era el de construir cohetes que llegaran al espacio, y desarrolló los primeros cohetes americanos con ese fin, a la par que los camuflaba como misiles intercontinentales. Así desarrolló los misiles Jupiter y los cohetes Redstone. Por su parte, Koroliov fue refinando el diseño de su cohete, que bajo solicitud del Ejército Rojo debería ser capaz de transportar sus modelos de bombas atómicas. Así apareció el R-7.

Además de desarrollar misiles intercontinentales, su interés por los vuelos espaciales hizo que se propusiera el diseño de su R-7 para que pudiera lanzar satélites al espacio, proponiendo ésto a la Academia Rusa de Ciencias, y venciendo las reticencias del politburó y del ejército. Además, en 1957 se celebraría el Año Geofísico Mundial, y en la prensa americana se empezó a sugerir la idea de lanzar un satélite como momento cumbre de la celebración de este evento. Koroliov vio esto y espoleó a sus dirigentes a adelantarse a los americanos. Era verdad que los americanos preparaban algo así, lo que ocurría que había dos proyectos paralelos: el Explorer, dirigido por el Ejército, y bajo supervisión de von Braun, y el Vanguard, dirigido por la Marina. Sin embargo, para poder lanzar un satélite se necesitaba modificar los cohetes existentes, y aquello llevó tiempo.

Al fin, Koroliov obtuvo el permiso para comenzar el desarrollo de sus satélites, y como el desarrollo del que estaba previsto se había retrasado, se decidió hacer otro modelo, más sencillo. Al fin, con gran secreto, aquella pelota de aluminio de 58 centímetros, con un emisor de radio y con cuatro antenas, fue colocado en la punta de un R-7 y lanzado desde el desde entonces cosmódromo de Baikonur, el 4 de octubre de 1957, a las 19:12 UTC (tiempo universal coordinado), iniciando así una era que imaginara un modesto profesor de escuela, 54 años antes. El Sputnik 1 había sido lanzado.

Aquello se recibió con sorpresa. Y antes de que los americanos pusieran su primer satélite en órbita, un segundo Sputnik, más grande, y con la perra Laika a bordo, elevó el listón. Al final von Braun pudo lanzar su Explorer, y los proyectos del Ejército y la Marina se fusionaron en 1959, para crear la actual NASA, y colocando a von Braun como cabeza visible. Entonces comenzó la carrera espacial, pero esa es otra historia.

Por cierto, el diseño básico del R-7, o también conocido como Zemyorka sigue usándose, para lanzar las cápsulas Soyuz y Progress, y las últimas variantes enviaron al espacio a las Express europeas (Mars y Venus). Es el cohete en servicio más antiguo del mundo, y está prácticamente al día.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Las posibilidades de Akatsuki

Si habéis estado algo atentos a los noticiarios, tal vez hayáis oído algo sobre la sonda japonesa Akatsuki, que el día 8 intentó alcanzar Venus. Y como estos medios de comunicación solo hablan de los asuntos espaciales cuando falla algo (parece que para regocijarse de ello, a nuestro modo de ver), ya se habla de fracaso. Ya contamos en una anterior entrada que más importante que la misión en sí, era el camino, y que durante él muchas cosas pueden salir mal. Este es el caso. Lo que no llegaban a contar (tal vez por malicia, quizás por desconocimiento, puede que por no tener suficiente espacio) es que la sonda aún funciona, y ahora mismo se está investigando el por qué del fallo. No vamos a agobiaros con tecnicismos, que puede que ni siquiera queráis, pero vamos a intentar explicar cómo están las cosas ahora y qué le espera en el futuro.

Para empezar, hablamos de la sonda en sí. Akatsuki (previamente llamada PLANET-C) despegó de Tanegashima el 18 de mayo, con la misión de caracterizar casi como nunca la atmósfera de Venus, y a tal efecto incorpora 5 cámaras, cada una especializada en un rango de visión y para un uso específico. Y como se sabe, debería haber llegado a Venus el día 8 de este mes.

A decir verdad, esta sonda es tecnológicamente muy avanzada, con varias de sus cámaras miniaturizadas, y con complejos sistemas que lo gestionan. Y de lo que estaban más orgullosos sus constructores era de su tobera cerámica (la primera vez que se usa una de este tipo en el espacio), capaz de soportar más encendidos y durante más tiempo gracias a los materiales utilizados para su construcción (el mismo que usan los transbordadores en su escudo térmico). Mucho se ha invertido en Akatsuki, y el fallo de la maniobra ha supuesto una decepción.

Aún no se saben las causas (o eso nos han dicho) de lo ocurrido, aunque al menos la información que nos ha enviado la sonda es que el motor se encendió, pero menos tiempo del necesario, a causa de que la cámara de combustión no estaba correctamente presurizada (a grandes rasgos, llena de aire, en este caso de helio), que provocó que el motor se apagara. Pero también se sabe que la sonda se inclinó 20º (tampoco se sabe el por qué, quizás algo le impactó) entonces el ordenador de a bordo detectó un error, y apagó sus sistemas para protegerse, es decir, entró en modo seguro, y así, se pasó de largo Venus. Ahora mismo la sonda está completamente recuperada y es plenamente funcional, pero las incógnitas se mantienen. Se ignora el estado del sistema propulsor. Por un lado creen que el motor cerámico está dañado, algo casi imposible de averiguar. Y por otro lado se piensa que el tanque de helio, o los conductos que lo transportan hacia la cámara de combustión tienen una fuga. Por el momento solo hay conjeturas.

Ahora bien, a pesar de esto, aún cabe la posibilidad de alcanzar de nuevo el planeta y realizar la misión para la que fue diseñada (un precedente es el de NEAR-Shoemaker, que se pasó de largo el asteroide Eros, al que llegó un año después), aunque el problema es que la próxima oportunidad, una vez realizados los cálculos, será en diciembre del 2016 o enero del 2017. Para ello tendrá que solventar varios problemas.

El primero, y más importante, es sobrevivir al ámbito espacial entre órbitas. Ha sido diseñada para sobrevivir dos años en el espacio sin tener que entrar en órbita, lo que reduce el margen de seguridad, por lo que le queda un año y cinco meses para superar ese límite de seguridad, y sobre todo sobrevivir a la radiación solar, al viento solar, y al frío. Ese es el segundo problema, y no el frío en sí, sino que al estar tanto tiempo dando vueltas por allá, el combustible pueda congelarse (y por tanto, estar prácticamente como sin combustible), por lo que se volvería a pasar de largo Venus. Un tercer problema es el Sol mismo. Ahora mismo Helios está en una época inusualmente vacío de manchas solares, y con pocas erupciones solares. Claro, que cualquier erupción que se produzca y de de lleno a Akatsuki (como le pasó a Hayabusa) podría fundir todos sus circuitos, y poniéndonos en el peor de los casos, acabar completamente con la electrónica de la sonda, por lo que adiós misión. Aunque la radiación que acumule durante esos 6 años también podría acabar, más lentamente, con todos sus sistemas (aunque si está bien diseñada y construida, podría emular a Galileo, que soportó 3 veces más radiación que la que estaba diseñada a resistir por Júpiter). Hay otros riesgos, tales como impactos de de micrometeoritos, errores de navegación, consumo excesivo, softwares mal diseñados (lo que provocó el fin de Mars Global Surveyor en Marte en el 2006), fugas de combustible (como Nozomi, otra japonesa, que iba a Marte), daños en la batería de la sonda, etc. En fin, muchas cosas podrían ir mal, pero estamos al principio de un viaje inesperado, que podría acabar, cualquiera sabe, en una misión exitosa. Es pronto para saberlo.
Ahora mismo la sonda se aleja del que debería ser su hogar, con tristeza, y quizás con más ganas que nunca de volver, para demostrar lo que vale. Y mientras se aleja, más que nada para probar en el estado en el que se encuentran, ha tomado varias instantáneas del limbo del planeta, y otras en las que vemos todo el disco planetario, mostrando la huella de calor infrarrojo que siempre tendrá Venus. Al menos, quieras que no, menos es nada, y aún tenemos a Venus Express allí...