Phoenix, un tributo

miércoles, 30 de noviembre de 2011

domingo, 27 de noviembre de 2011

Gigantes de la exploración espacial: Voyager 1

Seguramente os preguntaréis: ¿por qué ha hablado de la Voyager 2 antes que de la Voyager 1? Sencillamente, porque la Voyager 1 fue lanzada 16 días después que su gemela. Pronto sabréis por qué.

La
costumbre de la NASA era la de enviar dos sondas, ya que así se reducía la probabilidad de fracaso absoluto si se enviaba solo una sonda y ésta fallaba. Además, los presupuestos abultados de esa época (nada comparado con lo de ahora) permitían este formato de misiones. Por lo tanto, para el programa Mariner Jupiter/Saturn, como en casi todo el programa Mariner (salvo las Mariner 5 y 10) la misión contaría con dos sondas idénticas. Luego, cuando ya recibió su más apropiado nombre, las Voyager ya habían variado lo suficiente de sus antecesoras como para recibir un nombre propio.
No hay diferencias entre una sonda y otra. Ambas portan los mismos 10 experimentos, poseen idéntica estructura decagonal con la antena parabólica atrás, con los tres mástiles (el de la instrumentación, el de generación de energía, y el del magnetómetro), y por supuesto, el célebre disco de oro. Con la tecnología de la época, y al ser una sonda que con el tiempo saldría del sistema solar hacia la galaxia, al igual que en las Pioneer 10 y 11, se decidió colocar un mensaje a los futuros extraterrestres que pudieran encontrarse con el vehículo. La diferencia es que mientras las Pioneer llevaban una placa rectangular, las Voyager no solo incluirían una placa, sino que dentro de esa placa iba un disco de oro, con una hora y media de audio y vídeo. Ese disco, es de tipo vinilo (o sea, es un disco de vinilo pero fabricado en oro), y grabado en él están los saludos del Secretario General de la ONU, el Presidente de los EE.UU (los de la época), varias obras de música clásica, un saludo en varios idiomas diferentes, imágenes de varios paisajes terrestres, sonidos de la Tierra, otras imágenes de seres vivos de este planeta, entre otras cosas. El disco iría dentro de la placa que se colocaría en uno de los lados del decágono de electrónica, y en él se incluían varios esquemas de cómo encontrar el sistema solar y la Tierra. Además había instrucciones para leer el disco, incluyendo el tipo de aguja que hacía falta. Todo esto fue seleccionado por un comité dirigido por Carl Sagan.

La
Voyager 1 fue lanzada el 5 de septiembre de 1977. En el lanzamiento hubo un problema, ya que el quemado de combustible de la segunda fase hizo perder velocidad a la sonda durante el despegue, y se temía que la sonda no pudiera llegar a Júpiter. Finalmente, un encendido más enérgico de la etapa Centauro del cohete Titan proporcionó la vel
ocidad que faltaba y la Voyager 1 inició su camino hacia el sistema solar exterior sin contratiempos.

La razón de que la Voyager 1 fuera lanzada dos semanas después de su gemela está en su trayectoria. Se había diseñado una trayectoria más directa, más rápida, y aunque se lanzara después, con el tiempo la Voyager 1 adelantaría a la Voyager 2. Así fue, y cuando ambas sondas estaban dentro del cinturón de asteroides, el 19 de diciembre de 1977, la sonda se colocó primera en la carrera hacia el hermano mayor del sistema.

El 5 de marzo de 1979, cuatro años y pico después de la visita de la Pioneer 11, la Voyager 1 alcanzó Júpiter. Inmediatamente, las cámaras de la Voyager empezaron a ver un planeta mucho más dínamico que la cámara fotopolarímetro de las Pioneer nos enseñó. Por todas partes se veían nubes en movimiento, tormentas ciclónicas, etc. Pese a pasar a unos 200.000 km. más lejos, sus cámaras revelaban muchísimos más detalles. Pasó a 349.000 km. de las capas altas de la atmósfera, y cerca de algunos de los satélites galileanos. Sobre todo, llamó la atención Io. Su superficie era carente de cráteres, mientras que por toda su superficie parecía haber un número indeterminado de lo que parecían que eran unos respiraderos, puede
que volcánicos. Y cuando ya andaba algo lejillos del satélite, observó una nube de material ascendiendo por detrás de Io. Se supuso que era una erupción, pero los datos limitados no permitieron confirmarlo hasta la llegada de su gemela. También pareció distinguir lo que parecía un anillo, pero tampoco se obtuvo confirmación hasta que la Voyager 2 pasó y lo fotografió. Sobre los otros tres galileanos, en Europa, lo poco que vió, por la superficie solo vio líneas, y supusieron que eran fallas. Pocas imágenes claras realizó. En Ganímedes y Calixto si realizó imágenes claras, viendo planicies craterizadas en el primero, y una absoluta craterización en el segundo. En cuanto al planeta, estudió su atmósfera, su magnetosfera, su emisión de radio y sus cinturones de radiación. Fue un buen trabajo, complementado cuatro meses después por la Voyager 2.

Tras la asistencia gravitatoria joviana, se puso rumbo a Saturno. Su fecha prevista de llegada era el 12 de noviembre de
1980. Antes, el 1 de septiembre de 1979, la Pioneer 11 se aproximó al planeta de los anillos, recolectando datos valiosísimos sobre el ambiente saturniano, como avanzadilla de la investigación de las Voyager. Además de revisar los anillos (y comprobar que incluso en las divisiones había material) transmitió las primeras imágenes y datos de Titán, revelando un mundo frío bajo su atmósfera.

Para el acercamiento a Saturno, y su posterior misión, había dos probabilidades. Una, realizar el acercamiento sin detenerse en ningún sitio, para luego alcanzar Plutón, o dos, aprovechando la visita saturniana, realizaría un sobrevuelo cercano a Titán para intentar resolver sus misterios. Tras los datos de la Pioneer 11, se optó por la segunda. Finalmente la fecha se cumplió, y la Voyager 1 pasó a 124.000 km. de las capas altas de la atmósfera del planeta, para luego realizar el sobrevuelo a Titán. A la luna gigante de Saturno se acercó a unos 10.000 km. pudiendo tomar imágenes de la capa permanente de nubes de metano del satélite. Pudo cuantificar cuan frío era Titán, pero aún con un buen equipo de cámaras, como el que portaba, era imposible saber qué había debajo. Con esa decepción, la Voyager 1 se escapó de la eclíptica, debido a la velocidad extra proporcionada por la asistencia gravitatoria realizada en Saturno. Aún así investigó las atmósferas de Saturno y Titán, investigó el campo magnético del planeta, los anillos, y empezó las cartografías de varios satélites, como Mimas (revelándonos su mayor estructura), Tetis, Dione y Rea, además de encontrar entre los anillos algún otro satélite. Entonces, la sonda viró hacia el espacio interestelar, realizando todavía imágenes bellas del señor de los anillos.

Con su misión interplanetaria finalizada, comenzó la tarea de estudiar el ámbito interplanetario, investigando el viento solar y los rayos cósmicos. Sus cámaras, sin embargo, se volvieron a encender una última vez, el 14 de febrero de 1990, para realizar el que ha sido
el primer “retrato de familia” del sistema solar, desde los exteriores de nuestra parcela galáctica (tiempo después, en el 2011, la Messenger realizó el segundo, esta vez desde el profundo in
terior del sistema solar). Tiempo después, el 17 de noviembre de 1998, adelantó a la Pioneer 10, convirtiéndose en la sonda que más lejos ha llegado allí arriba. La Pioneer 10 va en dirección opuesta, pero la mayor velocidad de la Voyager 1 hizo que se produjera este fenómeno. Con el tiempo ha ido apagando instrumentos, para conservar electricidad, los últimos el UVS, el PRA y el PLS. Actualmente se encuentra estudiando la heliopausa, tras atravesar la onda de terminación. Como la Voyager 2, ha dejado de medir viento solar, y es de suponer que en los próximos meses entre en el espacio interestelar. A una velocidad de 17 km/s, es actualmente el artefacto humano más veloz, y ni siquiera la New Horizons podrá alcanzarla. Si la quieres situar en el espacio, mira hacia el cielo y busca la constelación de Ophiuchus. Allí la encontrarás, rumbo a la estrella más cercana a la Tierra, Proxima Centauri. Una señal emitida desde la Tierra, y su correspondiente respuesta tarda en recorrer la distancia, ida y vuelta, en unas 29 horas, puede que algo más. Allí sigue, enviándonos su inconfundible susurro, y se espera que siga así hasta el 2025, cuando sus tres RTG’s no generen la suficiente energía ni para el transmisor de la sonda. Sin duda, el programa Voyager ha sido (y es) el más exitoso, o uno de ellos, de la historia.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El camino después del transbordador

¿Os imagináis la industria aeronáutica dominada todavía por los herederos de los hermanos Wright? Como que no. Entonces, ¿por qué el vuelo espacial se quería monopolizar por las agencias espaciales? La respuesta es complicada, aunque por suerte, y a causa de la actual situación económica, que la NASA padece en gran medida, se ha decidido desde los altos despachos de la administración allí, que los próximos vehículos serán construídos por empresas privadas, y no solo para uso y disfrute de la agencia americana, sino que también podrán servir para futuros usos turísticos. Bajo el programa CCDev (es decir, desarrollo de naves tripuladas comerciales) hay varios proyectos que están siendo desarrollados actualmente. Son los siguientes:

De la primera ya hemos hablado, y es la más adelantada en desarrollo, tanto, que una primera cápsula voló ya el año pasado. Se trata de la Dragon de SpaceX. Originalmente es un vehículo para transporte de carga para la ISS, pero que puede ser utilizada, con la correspondiente reforma interior, para transportar astronautas. El diseño es clásico: una cápsula para tripulación en forma de cono, de 2.9 metros de alto y 3.6 de diámetro. Va equipada con un módulo de servicio que le proporciona la energía, a través de paneles solares desplegables, y la propulsión. Posee un volumen habitable presurizado de 10 metros cúbicos (14 sin presurizar), lo suficiente para que la ocupen siete astronautas, sin esparcimientos. La cápsula está diseñada para ser reutilizable. Es lanzada desde el cohete Falcon 9, de la misma compañía. Su primer vuelo ocurrió el 8 de diciembre del 2010, despegando magníficamente desde Cabo Cañaveral, y estuvo 3 horas orbitando la Tierra a 300 km. probando todos sus sistemas, para luego regresar amerizando en el Océano Pacífico, a unos 800 km. de la costa mexicana. Es la primera cápsula privada que ha volado y después regresado de toda la historia. Para diciembre de este año se prevee un segundo vuelo de prueba. Para su adaptación como cápsula tripulada, aprobado en el 2010, es necesario un sistema de soporte vital eficaz, y sobre todo, una torre de salvamento, indispensable durante los lanzamientos para abortar el despegue si el cohete falla. El diseño de esta torre de salvamento ha sido certificado por la NASA el pasado mes de octubre. Sin embargo, la empresa diseñadora no se duerme en los laureles, y ya está planeando modificaciones para hacer que la cápsula aterrice y no americe. Para ello se le instalaría un tren de aterrizaje trípode y utilizaría los propios propulsores para aterrizar. Además, gracias al material usado en su escudo de reentrada, que es capaz de resistir reentradas a velocidades elevadas tales como retornos desde la Luna o Marte, ha aparecido un proyecto mediante el cual se usaría la cápsula Dragon para un vuelo a Marte mediante el cohete Falcon 9 Heavy, variante del lanzador de esta cápsula que es capaz de elevar muchísima más carga. Para ello la Dragon aterrizaría allí y con un laboratorio automático buscaría señales de vida. Sería lanzada en el 2018 y llegaría meses después. El proyecto se ha llamado Red Dragon. Su aprobación sería entre el 2012 y el 2013, pero está por ver.

El segundo vehículo que suscita máximo interés es el CST-100 de Boeing. Se trata de un concepto similar al del Dragon, aunque exclusivamente diseñada para transportar tripulación. Posee un diseño similar, también con forma de cono, y con dos partes: cápsula y módulo de servicio. El diámetro de la cápsula será de 4.56 metros y una altura total de 5'1 metros. También será capaz de llevar siete astronautas, sin mucho espacio libre, eso sí. Carecerá de torre de escape ya que han diseñado un sistema de motores que serán multipropósito, estando situados en el módulo de servicio. Esos cuatro propulsores actuarán como motores de escape, para las maniobras en órbita y para iniciar el descenso de la cápsula. Carece de paneles solares, por lo que su energía depende de sistemas internos. El diseño de esta cápsula está optimizado para que tarde 8 horas en el viaje hacia la ISS desde el momento del lanzamiento (las Soyuz rusas tardan 2 días), y seis horas en el proceso de descenso, por lo que su autonomía de vuelo es más bien corta, de dos días. En ello también es curiosa, ya que no solo equipa los tradicionales paracaídas de los que tambien dispone la Dragon, sino que para el contacto con el suelo portará un sistema de airbags para suavizar la toma de tierra, que se inflarán cuando el escudo de reentrada sea expulsado. Para su acoplamiento con la ISS utilizará el mismo sistema que empleaban los transbordadores, que sin embargo fue diseñado para las lanzaderas soviéticas y posibilitar el acoplamiento con el módulo Kristall de la desaparecida estación Mir. Para su despegue, ha sido diseñado para que pueda ser elevado mediante tres tipos distintos de cohetes, el Atlas V, el Delta IV y el Falcon 9, aunque parece ser que el elegido ha sido el primero. La cápsula podrá reutilizarse hasta 10 veces. Esta es la opción principal de la NASA para enviar tripulaciones a la ISS, aunque también se usará para llevar turistas a los futuros hoteles orbitales que algún día se colocarán allí. En los últimos meses se han estado realizando distintas pruebas, sobre todo con los airbags de aterrizaje. Y además, una de las naves de montaje de Cabo Cañaveral será alquilada a Boeing para el montaje de las CST-100 para cuando estén en servicio.

En el concurso de este programa, también han aparecido otras propuestas realmente interesantes. Una de ellas es el Dream Chaser, de Sierra Nevada Corporation. El gérmen de este vehículo proviene curiosamente de la época de la guerra fría. Esta historia tiene inicio el 3 de junio de 1982, cuando desde Estados Unidos se solicitó que un avión de la Real Fuerza Aérea Australiana se pusiera en camino del Océano Indico, donde se había congregado un grupo de navíos de la armada soviética. El servicio secreto americano había tenido noticia del lanzamieto de un nuevo tipo de nave espacial soviética, bajo el nombre de Kosmos 1374, y querían verlo. El avión se puso en camino, y a 560 km. al sur de la isla Cocos, allí estaban varios buques soviéticos recogiendo un extraño artefacto. El avión realizó escepcionales fotografías del objeto, volando tan bajo que casi arranca los palos de los barcos soviéticos. Cuando las fotos llegaron a manos de los expertos americanos, acabaron con la boca abierta: los soviéticos estaban probando diseños de tranbordador, mientras que los americanos ya tenían un transbordador operativo. Varios de esos expertos se rieron del "ridículo" diseño del vehiculo, pero cuando copiaron el diseño para meterlo en un tunel de viento, tras las pruebas, comprobaron que era escepcionalmente aerodinámico, mientras que en la reentrada ofrecía una resistencia menor provocando una temperatura menor en el escudo de la nave. Los americanos copiaron el diseño soviético (el MiG 105, también conocido como Spiral), adoptando el nombre de HL-20. Sin embargo, la existencia de los transbordadores provocó que este proyecto tuviera corta vida, y las especificaciones quedaran guardadas.

El proyecto del Dream Chaser se inició en el 2004 con la intención de formar parte del programa Constellation, aunque no fue aprobado. En los siguientes años se dieron impulsos para el avance del diseño, y finalmente se presentó al programa de naves comerciales tripuladas, obteniendo un contrato para su desarrollo. Partiendo del diseño del HL-20, el Dream Chaser es una pequeña lanzadera de 9 metros de largo y 7 de envergadura. Posee un espacio habitable de 16 metros cúbicos, siendo capaz de enviar 7 astronautas a la órbita, o de ser una nave mixta de carga y pasaje para la estación. Despegará verticalmente mediante un Atlas V en configuración 402. Para su acoplamiento con la ISS, usará el mismo del CST-100, aunque situado en la parte de atrás de la nave. Su escudo de reentrada estará formado por material ablativo que se podrá sustituir más fácilmente que las losetas del transbordador, al poder ser retirado a puñados, para una facil reparación. Cuando regrese, será capaz de aterrizar como cualquier avión en cualquier tipo de pista. La construcción del modelo de pruebas atmosféricas va por buen camino y es posible que el año que viene se realicen sus primeros tests, cuando sea lanzado desde el vehículo nodriza desarrollado por Virgin Galactic para lanzar su nave SpaceShip Two, para así comprobar sus capacidades de planeo. Su autonomía en órbita será de unos 210 días. Otro detalle interesante es que los combustibles que utilice no serán tóxicos ni para la tripulación ni para las cuadrillas de mantenimiento. La verdad es que es nuestro favorito. Es un vehículo versatil, fácil de mantener, extraordinario en cualidades de vuelo, y esperemos que económico.

¿Y la NASA ya no diseña naves tripuladas? Pues si. A pesar de la cancelación total del programa Constellation, la Comisión Augustine que se formó para analizar la situación de la NASA y su futuro, escuchó los ruegos de salvar la cápsula que estaba ya en desarrollo para ese programa lunar. Anteriormente conocida como Orion, el MPCV, o vehículo tripulado multipropósito, es una cápsula de diseño clásico, basada en las Apollo y usando tecnologías desarrolladas para los transbordadores. La cápsula propiamente dicha será reutilizable, y poseerá un módulo de servicio con paneles solares y motores potentes como medio de propulsión. Este módulo proporcionará la energía y los sistemas de soporte vital para la tripulación. La cápsula posee un diámetro de 5 metros, y un espacio habitable de 8.75 metros cúbicos, lo suficiente para cuatro astronautas. Podrá estar allí arriba en principio durante 21 días con autonomía. La diferencia es que el destino primario de esta MPCV es el espacio interplanetario. Como versión reducida de la Orion (no en tamaño) ha sido propuesta no solo para misiones en la órbita baja, sino que también para ser enviada a Marte, y antes, a asteroides cercanos a la Tierra, también conocidos como NEO's, tripuladas, por supuesto. Para su lanzamiento estará equipada con una torre de salvamento y su cohete lanzador está recién aprobado: se llama SLS, y de momento es un cohete sobre el papel, sobre el que hay cientos de incógnitas. Será gigantesco y tremendamente potente, siendo capaz de poner en órbita baja al menos 70 toneladas de carga, pudiendo colocar hasta 130 toneladas a través de su variante más potente. Puede que el proyecto sea una quimera, pero es el intento de que el ser humano se adentre por fin fuera del ámbito Tierra-Luna.

La escasa financiación de la NASA puede retrasar las fechas aquí contadas, pero la suerte es que no dependen exclusivamente de ésta. Está claro que los americanos quieren ir al espacio con sus propios medios, aunque estos proyectos ya deberían haber sido terminado mientras el transbordador aún volaba. Mucha suerte.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Venus, paraíso tropical

-No puedo ver nada en Venus.
-¿Por qué?
-Porque Venus está totalmente cubierto de nubes.
-¿De qué están formadas las nubes?
-De agua, por supuesto.
-Entonces, ¿por qué son las nubes de Venus más espesas que las de la Tierra?
-Porque allí hay más agua.
-Pues si hay más agua en las nubes habrá más agua en la superficie. ¿Qué tipo de superficies son muy húmedas?
-Los pantanos.
-Y si hay pantanos, ¿no puede haber también en Venus cicadáceas y libélulas y hasta dinosaurios?

Esta "conversación", que escribió Carl Sagan en el capítulo "Cielo e infierno" de su célebre obra "Cosmos" nos sirve para ilustrar un pensamiento universal que se extendía por todo el mundo desde el fin del siglo XIX hasta que las primeras sondas espaciales nos enviaron la primera información detallada de este planeta. Y no solo los científicos lo aseguraban (afirmando que era el objeto del sistema más prometedor del sistema solar en el que encontrar vida), ya que los autores de ciencia-ficción lo plasmaron en cientos de novelas.

Las primeras historias nos mostraban a viajeros que han diseñado y construido naves para explorar al misterioso planeta. Allí se encontraban seres humanoides, criaturas fabulosas, y viven sorprendentes aventuras. Pronto, los más célebres autores del género comenzaron a redactar novelas e historias cortas dentro del planeta nuboso. En 1939 el famoso H.P. Lovecraft publicó "In the Walls of Eryx", una historia corta que apareció en la publicación Weird Tales Magazine, en el mes de ocubre. La historia se centra en un minero llamado Kenton J. Stanfield que ha viajado a Venus a explotar un yacimiento de cristales en forma de orbe. Vive y trabaja en un Venus tropical, con una atmósfera venenosa para la vida humana, por lo que tienen que utilizar aparatos de respiración. La historia se centra en el personaje, que se queda atrapado en un laberinto invisible, en en cual, debido a que su suministro de oxígeno es cada vez menor, le vence la fatiga, mientras va reflexionando sobre cientos de cosas. Lo que nos interesa es que el planeta está plagado de pantanos, vegetación, seres increíbles, etc.

Nuestro querido Edgar Rice Burroughs, autor de las sagas de Tarzán y de John Carter por Barsoom (Marte para los amigos) también escribió una serie de novelas centradas en Venus. En esta ocasión el héroe se llama Carson Napier, y a diferencia de Carter, no posee su curioso sistema de trasladarse. Nuestro héroe, es esta vez un explorador que construye una nave espacial para ir a Marte con ella. Sin embargo, un error de navegación le lleva a Venus, donde acaba estrellándose, más concretamente en la isla de Vepaja. Pronto se da cuenta de las enormes proporciones de los árboles, de la existencia de criaturas extrañas y agresivas, y finalmente de seres humanos que lo ayudan y lo cobijan. Allí es informado de que ha llegado a Amtor (la forma que tienen los pobladores de llamar a Venus), y que se encuentra en el reino de Vepaja. A partir de ahí la historia de la saga venusina es parecida en muchos aspectos a las aventuras de capa y espada de John Carter en Barsoom, es decir: es un hombre apuesto, leal, valiente, se enamora de la más guapa del lugar, que se hace de rogar, y luego se mete en un mogollón de follones por los terrenos del reino vepajano, enfrentándose a multitud de criaturas, tales como hombres-pájaro, serpientes enormes, una criatura parecida al visón pero carnívora, e incluso a un tipo que ha ideado una especie de medicamento que revive a los muertos. De las cinco historias en que se divide, solo hemos podido leer la segunda, muy entretenida, y es de suponer que el resto también lo sean. Las cuatro primeras novelas se publicaron entre 1934 y 1946, y la última, dividida en dos historias separadas, apareció en 1964. Son muy difíciles de encontrar.

Otra serie de historias de ciencia-ficción célebre es la escrita por Robert A. Heinlein, la Historia del Futuro. De todos los relatos que conforman esta saga, cuatro suceden en Venus, en cuatro momentos distintos de la "historia". La primera "Logic of Empire", nos habla en general de la sociedad venusina, en la que existe una forma de esclavitud y hay un bajo nivel tecnológico. La historia se centra en un nativo terrestre que acaba como esclavo en Venus para trabajar en una granja, y de lo que tiene que hacer para liberarse de la esclavitud y, con otros esclavos liberados, crean una colonia. El segundo, "Space Cadet", transcurre allí cuando un grupo de la policía espacial, en el que están aprendiendo unos novatos, reciben la llamada de acudir a Venus a investigar un incidente. En el momento de aterrizar se estrellan, y al final uno de los cadetes tiene que tomar el mando. La tercera, "Between planets", trata de que los nativos venusinos declaran la guerra a la Tierra y a los colonos allí situados. El protagonista, por los avatares del destino, acaba en medio de la guerra, y acaba decantándose por los venusinos. El último, "Podkayne of Mars", transcurre en su primera mitad en una nave de pasajeros entre Venus y Marte, y la segunda parte, en el propio Venus, un Venus que está monopolizado por una superpoderosa corporación que ha convertido el planeta en un super-Las Vegas ultra capitalista. La idea general de Venus sigue siendo la misma, es decir, una jungla, con criaturas humanoides y con seres fantásiticos. Además, un personaje que aparece en varias de las historias, el enigmático Lazarus Long, ha vivido varias veces en Venus, conociendo a varios nativos del planeta y comprendiendo su idiosincrasia.

Isaac Asimov también ha escrito novelas basadas en un Venus muy distinto a lo que es ahora. Para Asimov allí hay un océano que cubre el planeta entero, y las colonias establecidas por el hombre allí están clavadas en los fondos oceánicos. En "Lucky Starr and de Oceans of Venus" el protagonista viaja al planeta cuando se entera de que existe un problema en una de las ciudades. Finalmente acaba enfrentándose a las criaturas telepáticas que existen en los océanos venusinos. Este Venus es muy distinto a las junglas pantanosas del resto de historias. Al ser todo océano, hay toda una flora y fauna marina extravagante. Un tipo de "ranas" gigantes telepáticas son las criaturas a las que nuestro heroe tiene que enfrentarse.

Aunque no lo crean, aquí también se ha escrito ciencia-ficción de calidad. Bajo el seudónimo George H. White se encontraba Pascual Enguídanos Usach, natural de Lliria
. En una época necesitada de evasión como era la posguerra, multitud de historietas de todos los tipos surgieron, y uno de ellos se ha vuelto mítico: la Saga de los Aznar. Publicados los primeros a partir de 1953, las dos primeras novelas se centran en Venus. Todo empieza en una oficina especial de la ONU llamada Astral Information Office, oficina de información astral, se la describie como una agencia dedicada a buscar señales de vida extraterrestre inteligente, recolectar información y contrarrestar las posibles amenazas que ellas puedan suponer. El director de la agencia y su secretaria han recibido informes de avistamientos de OVNIS por el Tibet, por lo que deciden trasladarse allí. Al indisponerse el piloto del avión, tienen que llamar a otro, y se presenta ante ellos Miguel Angel Aznar, un español trasladado a los cinco años a Estados Unidos, que se unió a las fuerzas aéreas de ese país tras el ataque a Pearl Harbour. Con una hoja de servicios impecable, es el más preparado para la misión. Junto con la tripulación del avión, viajan hacia la India a investigar un suceso extrañísimo, y tras una serie de peripecias sin desperdicio, encuentran los cuerpos de dos extraterrestres, de forma humanoide. En ese momento, un platillo volante se los lleva a todos a Venus. Aquí acaba el primer libro, "Los Hombres de Venus", y comienza el segundo "El Planeta Misterioso", y ahí empieza lo interesante. El Venus visitado por Miguel Angel Aznar y el restro del grupo es la visión clásica del planeta que se tenía también en las novelas del otro lado del charco: una jungla exuberante, seres humanoides, criaturas fabulosas, parecidas a dinosaurios, etc. La historia se centra en su escape de los monstruos grises que les habían capturado, y acaban encontrándose con los "saissais", unos seres humanos idénticos a los terrestres salvo en la pigmentación de la piel, de color azul, que fueron esclavizados por esos seres de piel gris y abundante mala leche. El grupo de seres azules que capturan a nuestros aventureros terrestres son una especie de guerrilla en lucha por liberar a su pueblo de la esclavitud. Es entonces cuando Miguel Angel Aznar y el resto del grupo se hacen cargo de la situación. Cuando se captura el principal baluarte de los hombres grises, los saissais deciden que ya pueden seguir por su cuenta y hacen que los terrestres regresen a la Tierra sin pruebas de su estancia allí. Sin embargo, se han enemistado con una de las razas más terribles de la galaxia: los infames thorbod. Desde luego, este Venus es un paraíso en guerra, con criaturas extrañas, aventuras, tiros, explosiones, etc. Será la tónica de esta largúisima saga, de la cual Miguel Angel Aznar no es más que el hombre más importante, cabeza de familia y guerrero implacable, y el ejemplo a seguir por su extensísima progenie. La Saga de los Aznar fue galardonada en Bruselas como la mejor serie europea de ciencia-ficción en 1978.

Entre todas las historias, hay una nota un tanto discordante. Se trata de "El País de las Nubes Purpúreas", de los autores soviéticos Arkady y Boris Strugatsky. En esta novela la acción transcurre en un Venus distinto al de el resto de novelas allí ambientadas. Una misión es organizada para llegar a Venus y comenzar la investigación para una futura colonización, así como colocar los medios para que naves posteriores lleguen sin peligro. No se sabe qué se pueden encontrar allí abajo. Sondas equipadas con sistemas de radar no han proporcionado nada a causa de que el suelo absorbe las ondas de radar, por lo que misiones tripuladas anteriores han sido enviadas y no han vuelto. Así, la tripulación es enviada en una nave con un novedoso sistema de propulsión, aterrizando en Venus en un cráter lleno de plantas y terreno cenagoso. Eso si, cuando salen, se encuentran con una superficie árida, lisa, con altas temperaturas superficiales, con una atmósfera venenosa para la vida humana, que obliga a los astronautas a llevar trajes espaciales. Finalmente la misión es exitosa, tras una serie de peligros inesperados. Lo realmente interesante de la novela, publicada en la URSS en 1959, es que anticipa varias cosas que los hechos han confirmado. Por un lado, las características de gran parte de la superficie, llana, seca, sin vida. Y por otro lado, la utilización de sistemas de radar acoplado a sondas orbitales para la obtención de imágenes de la superficie. No es visionaria, pero desde luego aporta detalles interesantes y es una lectura muy amena. La literatura soviética es una gran desconocida, pero nada tiene que envidiar a la americana, o ya puestos, la de aquí.

Cuando en diciembre de 1962 la Mariner 2 nos envió los primeros resultados de este planeta, toda la prosa escrita sobre este planeta se quedó en mera curiosidad, en relatos fantásticos con seres fabulosos en paisajes de ensueño. Aún nos ayuda a soñar, y desde luego, historias así no pasan de moda, aunque la realidad, achicharrante y aplastante, también ha llegado a las novelas.