No se necesita un satélite, ni dos, ni tres, sino cuatro para observar el Sol y el entorno que le rodea. ¿Por qué? ¿Para qué? Bueno, para eso estamos aquí.
Hay un misterio sobre nuestra estrella que es de dimensiones colosales: ¿en qué punto la corona solar se convierte en el viento solar? En la actualidad, y a pesar de la cantidad de misiones lanzadas, sólo hay una con capacidad para tratar de responder a la pregunta, Parker Solar Probe, estando ya, desde diciembre del año pasado, en su órbita definitiva. Sí, una misión un situ nos dará, no cabe duda, información de primera mano, si bien entre que la recoge, nos la envía, y la comprendemos, la cosa tardará. Y, siempre que obtenemos la perspectiva cercana, nos hace falta también la perspectiva global.
El programa Explorer ha dado muchas misiones francamente interesantes, ya en formato medio (como Swift, por ejemplo) o en uno más diminuto, (NuSTAR es un buen ejemplo), incluso más. Nuestra protagonista de hoy pertenece a la familia de misiones SMEX de este programa, y tiene un objetivo muy concreto, como todas las de la familia, claro.
El Polarímetro para Unificar la Corona y la Heliosfera, o PUNCH para abreviar, es un proyecto pequeño, si bien con un objetivo colosal. Para conseguirlo, necesita tener un gran campo de visión alrededor del Sol, por eso, y con el pequeño presupuesto de este tipo de misiones, en vez de decidirse por un satélite con un tipo nuevo de sistema de visión, han decidido emplear cuatro unidades e instrumentación ya conocida.
Por simplificar, el proyecto de la misión PUNCH ha decidido emplear un único tipo de bus para los cuatro satélites que hay que lanzar. Es de la categoría de los microsatélites, es decir, pequeño pero por encima de los Cubesats. Elaborada en aluminio, la plataforma es un rectángulo plano, de un metro de lado en su extremo más largo, en cuyo interior está casi todo lo necesario para funcionar. La inmensa mayoría de sistemas son componentes comerciales, de pequeño tamaño y diseñados, en su mayoría, para Cubesats. El ordenador es, en esencia, lo único desarrollado en una institución universitaria, el Instituto de Investigación del Suroeste, o SwRi. Se denomina Centaur, y controlará todo en el satélite, hasta la instrumentación. En su núcleo está el procesador LEON 3, que se combina con dos FPGA, y cuenta con una memoria flash de 16 GB. Para sus comunicaciones, sistema dual: banda-S para recepción de comandos y transmisión de telemetría, y banda-X para los datos en alta velocidad. El sistema bidireccional está conectado a dos antenas omnidireccionales, una en la zona baja de la plataforma, la segunda en una pequeña extensión en una esquina de la parte superior. Para el segundo, se trata de una antena de baja ganancia tipo parche, más que suficiente. En cuanto al control de actitud, es triaxial, y muy preciso, con uno de los lados cortos apuntando siempre al Sol. Se recurre al paquete XACT-100 de la firma Blue Canyon, conectada a los diversos sensores y actuadores: dos escáneres estelares, sensores solares, ruedas de reacción y sistemas de descompensación magnética, receptor de GNSS, unidad de medición inercial... Y propulsión, en la forma del sistema Hydros-C, un componente innovador que emplea agua como combustible. Dentro del sistema, mediante la electrólisis, se separa el hidrógeno y el oxígeno, formando así una propulsión bipropelente que se inyecta en una cámara de combustión. La tobera se sitúa en el centro del anillo de montaje al sistema de separación. El empuje es pequeño, pero suficiente. En cuestión de energía, un panel solar de tres secciones, desplegable una vez en el espacio. Éste genera energía más que suficiente para los sistemas de a bordo y para cargar la batería del satélite. En cuanto al control termal, básico: mantas multicapa, calentadores y radiadores. La ciencia la entregarán dos sistemas principales y una investigación estudiantil. NFI, Cámara de Campo Estrecho, es, en realidad,un coronógrafo de diseño compacto. Desarrollado en el Laboratorio de Investigación Naval (NRL), usan la experiencia de instrumentación anterior. En esencia, posee una configuración de ocultación externa, que sitúa los elementos de bloqueo, un conjunto multidisco, justo en la misma apertura del sistema. El tren óptico engaña: aunque parece usar una configuración reflectora, se trata de un sistema refractor. Esto se debe al tubo de la apertura, repleto de bafles y que termina en el espejo de rechazo de calor, con una longitud focal de 255 mm. Sin embargo, en el centro de este espejo se sitúa la apertura al resto del sistema, de 22.91 mm de diámetro, sirviendo a un conjunto dióptrico de seis lentes (f/4.5), entregando la luz a un sensor CCD de 2048 x 4096 píxels, pasando antes por una rueda de filtros polarizantes de cinco posiciones: filtro claro, posición cerrada, y los tres de polarización (-60°, 0°, +60°). El CCD es del tipo transferencia de secuencia, lo que significa que una mitad de 2048 x 2048 es la parte activa, la segunda sirve de almacenamiento temporal antes de enviarla al almacenamiento masivo de a bordo. Será el que apunte al Sol, con un campo de visión semejante al del sistema LASCO-C3 de SOHO (6-32 radios solares). Observará en un rango de longitudes de onda de entre 450 y 750 nm. Sólo se instalará en uno de los satélites. WFI, Cámara de Campo Ancho, deriva del sistema SECCHI-HI de STEREO. Eso quiere decir que no observará el Sol directamente, sino el espacio a su alrededor. Sencillamente simple, todo el sistema óptico se encierra en un complicado conjunto de bafles y trampas de luz para suprimir toda fuente no deseada, sea terrestre, solar, incluso lunar. Lo que es la cámara en sí se ubica en diagonal para apuntar en la dirección deseada. Refractor también, su sistema óptico, igualmente dióptrico, emplea siete elementos para entregar la luz al CCD. Como otra forma de reducir el presupuesto, tanto el detector como la rueda de filtros son idénticos a los usados en el NFI. Eso sí, la rueda de filtros se sitúa ANTES del grupo óptico. Presente en los otros tres satélites, cada WFI contará con un amplio campo de visión que observará el espacio a distancias de 20 hasta 180 radios solares, con un rango de longitudes de onda idénticos a los del NFI. Ah, un detalle interesante: los satélites y los instrumentos se han diseñado para ser intercambiables, es decir, que no hay uno diseñado específicamente para el NFI. Esto simplifica las cosas. Y la colaboración estudiantil se llama STEAM, Monitor de Actividad Energética Estudiantil. Instalado en el mismo satélite que el NFI, cuenta con dos detectores de rayos X tipo Amptec X123, cada uno con una apertura exclusiva definiendo su campo de visión. Registrará la energía del Sol en el rango de entre 1 y 125 keV de los rayos X, para detectar y estudiar el calentamiento de la corona y las llamaradas solares. Cada unidad desplazará, completamente integrada, una masa de aproximadamente cuarenta kilogramos.
Si pensáis que lanzar estos cuatro pequeños en un Falcon 9 es excesivo, acertáis. Sin embargo, se hace porque se aprovecha, así, la potencia de sobra de este lanzador cuando envíe a la órbita la misión astrofísica SPHEREx. Como adaptador base usará el llamado ESPA-Grande el cual, además de contar con el acoplamiento principal a la carga primaria, cuenta con cuatro puntos de anclaje y separación secundarios, y ahí se situarán los cuatro PUNCH. El lanzamiento se producirá desde la base californiana de Vandenberg el día 27. Para este vuelo se usará un núcleo con apenas dos misiones en los registros, el B1088, con una misión Starlink, y la Transporter-12 a finales del año pasado y a comienzos de este. En cuanto la etapa superior separe a SPHEREx, será el turno de PUNCH. El cuarteto orbitará la Tierra en una trayectoria polar, sincrónica solar sobre el terminador a 620 km de altitud.
La verificación de los satélites durará unos noventa días. En ese tiempo, además de comprobar que todo funciona, se establecerá la constelación, con el equipado con el NFI ubicado entre dos de los equipados con las WFI. En este tiempo, los satélites con los WFI quedarán separados por 120° para así crear el campo de visión necesario.
La misión principal durará aproximadamente dos años, con los cuatro satélites trabajando en concierto. Así, cada satélite, en un plazo de ocho minutos, tomará un total de siete imágenes: una con el filtro claro, y dos juegos de tres con los filtros polarizantes. En ese tiempo cada satélite recorre 30° de su órbita manteniendo su posición inercial, para después derivar antes de reanudar el ciclo. Una vez descargadas, las imágenes serán procesadas en Tierra para dar forma a una sola imagen que abarca prácticamente todo el sistema solar interno en una sola secuencia profunda y, además, tridimensional. Esto significa que la imagen de la NFI quedará en el centro, y las tres de las WFI saliendo de ella, y rotando en la dirección orbital a medida que la constelación se mueve alrededor de la Tierra.
PUNCH se ha configurado para responder a dos objetivos: entender cómo las estructuras coronales se convierten en el viento solar ambiente; y comprender la evolución de las estructuras transitorias como las CME's o similar, en el joven viento solar. De este modo, las imágenes de PUNCH se fundirán con los datos de los perihelios de Parker Solar Probe, generando una visión global. Ah, y será el complemento perfecto para otra misión SMEX que pronto se lanzará, el dúo TRACERS.
Está claro: no hace falta un sistema de vuelo grande o complejo para ofrecer una misión realmente fascinante que dará ciencia transformadora con un bajo presupuesto. Estamos ansiosos. ¿Y vosotros?