Encélado es una pequeña luna de Saturno, una de las más de 60 que colecciona, pero es una de las más interesantes, junto con Titán. Desde que la sonda Cassini llegó al señor de los anillos varios acercamientos ha realizado, y en uno de ellos vio que el satélite expulsaba material a muy alta velocidad. En otro, observó que en el polo sur había cuatro fracturas, de muchos metros de profundidad, y que desde ellas se emitían esos chorros. Meses más tarde, cuando se midieron los niveles de temperatura, se registraron en esas mismas áreas temperaturas mucho más cálidas que en el resto del satélite. Y posteriormente se certificó que ese material era hielo de agua. Pero quedaba lo mejor.
Como Cassini sigue revoloteando por allí, sigue con las investigaciones alrededor de esta luna, que con el material que expulsa alimenta uno de los anillos de Saturno. Y un análisis de esas partículas ha permitido encontrar sales de sodio, vamos, lo más parecido a sal de mesa. Lo mejor es que esas sales se han encontrado en una cantidad tal que solo podría contenerla una masa de agua bastante importante. Si se confirma, y casi lo está, podría ser el segundo océano extraterrestre, junto con el que se supone que existe en el satélite de Júpiter Europa. Y lógicamente, ya ha quedado etiquetado como otro de los lugares en los que buscar algún rastro de vida.
Para ser un satélite de 500 kilómetros de diámetro, es una de las más activas. Además, aún quedan algunos acercamientos, y pueden depararnos curiosas sorpresas. Cassini aún tiene vida para rato, de momento algo más de un año de extensión de la misión, y probablemente algunos más. Por lo tanto no está dicha la última palabra sobre Encélado.