En fin, es el momento de hacer resumen de lo acontecido este año. Ya avisábamos que no iba a ser especialmente fértil en noticias, pero eso no quiere decir que no las haya habido. Un 2013 mediatizado en su primer medio año por los telescopios espaciales, y el restante, con lanzamientos, algunos muy importantes. Así, comenzamos el año con Cassini, proporcionando evidencias de icebergs en los grandes lagos del polo norte de Titán, aunque también con estudios de aquella brutal tormenta en el hemisferio norte de Saturno, aceleración de partículas en su magnetosfera como si fuera una supernova, un cálculo bruto de la edad de los anillos y los satélites, y lo más llamativo desde el muro de las rarezas: el fantástico hexágono del polo
norte, visto como nunca. Marte tampoco ha sido un lugar que haya dado grandes titulares, pero entre el perfil topográfico tridimensional de un canal de inundación o la localización de la sonda soviética Mars 3, proporcionada por MRO (que este año ha tenido que pasar por el taller), la confirmación de un ambiente húmedo y capaz de sostener vida proporcionada por Curiosity, y el hallazgo de más material arcilloso en el cráter Endeavour localizado por Opportunity, hemos tenido una época llamativa. Pero claro, no todo va bien en el país de las maravillas, ya que Curiosity ha sido noticia más por problemas técnicos que por resultados: que si un par de reiniciados a lo bruto por un lado, caída de voltaje desde el MMRTG por el otro, y para
redondear el pastel, daños evidentes en sus ruedas. Todavía le queda trayecto hasta su punto de entrada en su objetivo científico principal, el llamado Aeolis Mons, y todos esperan que el todoterreno tenga un camino más suave y agradecido, algo de lo que ha disfrutado y disfruta Opportunity allá en las tierras de Meridiani, que este año ha pasado del cabo York al cabo Tribulation, donde pasará el invierno marciano y continuará estudiando rocas arcillosas. Y este año marca la década desde que Mars Express está en órbita marciana y funcionando. Con una misión garantizada hasta el fin del 2016, todavía nos contará mucho interesante acerca del planeta rojo. Por Mercurio hemos pasado miedo, porque en marzo la tarea extendida de MESSENGER acababa sin decisión por parte de la NASA sobre si ampliaba su misión hasta el 2015. Con su ampliación garantizada, ha seguido entregando cosas interesantes, entre ellas el penacho (¿volcánico?) que apareció emergiendo del planeta. Con mayor tranquilidad, deseamos contemplar los nuevos panoramas del planeta cuando su perigeo esté colocado a unos 25 km. de su superficie. Como hemos dicho, los telescopios han dado muchísimo que hablar: satélite número 14 para Neptuno (Hubble), medido el ratio de rotación de un agujero negro supermasivo (XMM-Newton y NuSTAR), localización de un montón nuevo de agujeros negros (NuSTAR), la medición de la temperatura de una enana marrón (Spitzer), el primer mapa de las nubes de un exoplaneta (Spitzer), la detección del GRB más potente de la historia (Swift y Fermi), etc. Pero también
hemos tenido el mapa más exacto de la llamada radiación fósil del Big Bang por parte de Planck, y por supuesto, la habitual ristra de planetas extrasolares. Y en general han sido tres los observatorios que destacan sobre el resto. Por un lado, la lamentable noticia de que el cazador de exoplanetas Kepler tiene una avería seria y lleva desde mayo sin poder detectar nuevos planetas extrasolares, aunque todavía queda mucha información por analizar (solo este año se han añadido casi mil candidatos a exoplanetas). Y por el otro, buenas noticias, porque tenemos a Spitzer con la década superada desde su puesta en el espacio (inaudito para un observatorio infrarrojo) y porque el telescopio WISE (también de infrarrojos) ha sido reactivado para cazar y catalogar asteroides peligrosos para nuestro planeta. En cuanto a la ISS, decir que
al fin la nave de carga Cygnus de la empresa Orbital es una realidad, y que a partir del año que viene se unirá oficialmente a la enorme lista de vehículos que abastecen a la dotación. Aunque también tenemos la avería reciente del sistema de refrigeración del complejo. Entre otros eventos destacados de este año, tenemos la visita que nos hizo el 9 de octubre la bella dama del espacio. No sin problemas, la sonda joviana Juno realizó con enorme éxito su asistencia gravitatoria a la Tierra para tomar el impulso final que la ha situado en ruta directa hacia el hermano mayor del sistema. También ha sido noticia New Horizons. A menos de año y medio de hacer historia, a mediados de julio fue capaz de tomar una serie de instantáneas de su destino, separando por primera vez con los ojos de una sonda espacial a Plutón y Caronte. Casi lo rozamos con los dedos. Y por su parte, Dawn sigue impulsándose hacia el gran asteroide Ceres, sin problemas a la vista. Mucho aprendió acerca de Vesta, y todavía sigue contándonos algunas cosas de este extraño y fascinante objeto del cinturón de asteroides. Lo que daríamos por ir sobre su lomo. Y este es un año en el que hemos tenido una larga lista de bajas. En torno a nosotros, han sido dos misiones al planeta Tierra las que han caído. En junio, el veterano satélite oceanográfico Jason 1 (avería), y el gravitatorio GOCE (agotamiento del combustible) en octubre. También hemos perdido tres observatorios espaciales: en abril, el coloso de infrarrojos Herschel (agotamiento de su refrigerante) y el único observatorio astronómico entregado al ultravioleta, el Explorador de Evolución Galáctica GALEX (sin presupuesto), y en octubre el
observatorio de microondas Planck (agotamiento de su refrigerante). Y en el ámbito de las sondas espaciales uno que nos ha dolido particularmente: la gloriosa misión cometaria Deep Impact en agosto, a causa de un pequeño pero fatal error en su software. Y dos eventos han acaparado la atención este año. Así, la ya mítica Voyager 1 volvió a hacer historia, esta vez por convertirse en la primera en salir de la heliosfera. Realmente lo hizo el año pasado, pero ha sido este en el que llegó la confirmación. Pronto le seguirá su hermana. Y por supuesto, hemos dado la matraca bastante este año a causa del prometedor cometa ISON. Este cometa imposible, proveniente de los confines del sistema solar, detectado por primera vez en septiembre del año pasado, ha sido objeto de estudio de lo más granado que tenemos en el espacio: Deep Impact y Swift en enero, el telescopio Hubble en abril, mayo y octubre, Spitzer en junio, Mars Express y MRO en octubre, y MESSENGER, el dúo STEREO, SOHO y SDO en noviembre. Por desgracia, no sobrevivió a su
perihelio (a apenas 2 millones de km. del Sol) pero ha proporcionado un montón de información acerca de estos cuerpos celestes. Y desde luego, los lanzamientos. La lista de altas este año es enorme: LDCM (ahora Landsat 8) en febrero, PROBA-V en mayo, el observatorio solar IRIS en junio, el nuevo orbitador lunar de la NASA, LADEE y el telescopio ultravioleta japonés Hisaki en septiembre, las misiones marcianas (la hindú MOM y el orbitador MAVEN) y el trío magnético europeo Swarm en noviembre, y en diciembre la misión china de superficie lunar Chang’e 3 y su rover Yutu y el cartógrafo estelar Gaia. Huelga decir que todas funcionan bien, que las lunares ya están en sus destinos, y las marcianas no alcanzarán el planeta rojo hasta mediados de septiembre del año que viene. Y todo lo que nos espera en el 2014: las décadas de Cassini y Opportunity, el séquito marciano creciendo gracias a MOM y MAVEN, el inicio de las expediciones de un año a la ISS, el primer vuelo de prueba de la nueva nave de la NASA, el MPCV Orion, nuevas misiones al planeta Tierra, el posible lanzamiento de una nueva misión asteroidal japonesa, pero sobre todo lo demás, el despertar de Rosetta y su llegada al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko para la primera investigación sistemática de un cuerpo de sus características. Mucho promete este nuevo año, y procuraremos estar aquí para relatarlo.
norte, visto como nunca. Marte tampoco ha sido un lugar que haya dado grandes titulares, pero entre el perfil topográfico tridimensional de un canal de inundación o la localización de la sonda soviética Mars 3, proporcionada por MRO (que este año ha tenido que pasar por el taller), la confirmación de un ambiente húmedo y capaz de sostener vida proporcionada por Curiosity, y el hallazgo de más material arcilloso en el cráter Endeavour localizado por Opportunity, hemos tenido una época llamativa. Pero claro, no todo va bien en el país de las maravillas, ya que Curiosity ha sido noticia más por problemas técnicos que por resultados: que si un par de reiniciados a lo bruto por un lado, caída de voltaje desde el MMRTG por el otro, y para
redondear el pastel, daños evidentes en sus ruedas. Todavía le queda trayecto hasta su punto de entrada en su objetivo científico principal, el llamado Aeolis Mons, y todos esperan que el todoterreno tenga un camino más suave y agradecido, algo de lo que ha disfrutado y disfruta Opportunity allá en las tierras de Meridiani, que este año ha pasado del cabo York al cabo Tribulation, donde pasará el invierno marciano y continuará estudiando rocas arcillosas. Y este año marca la década desde que Mars Express está en órbita marciana y funcionando. Con una misión garantizada hasta el fin del 2016, todavía nos contará mucho interesante acerca del planeta rojo. Por Mercurio hemos pasado miedo, porque en marzo la tarea extendida de MESSENGER acababa sin decisión por parte de la NASA sobre si ampliaba su misión hasta el 2015. Con su ampliación garantizada, ha seguido entregando cosas interesantes, entre ellas el penacho (¿volcánico?) que apareció emergiendo del planeta. Con mayor tranquilidad, deseamos contemplar los nuevos panoramas del planeta cuando su perigeo esté colocado a unos 25 km. de su superficie. Como hemos dicho, los telescopios han dado muchísimo que hablar: satélite número 14 para Neptuno (Hubble), medido el ratio de rotación de un agujero negro supermasivo (XMM-Newton y NuSTAR), localización de un montón nuevo de agujeros negros (NuSTAR), la medición de la temperatura de una enana marrón (Spitzer), el primer mapa de las nubes de un exoplaneta (Spitzer), la detección del GRB más potente de la historia (Swift y Fermi), etc. Pero también
hemos tenido el mapa más exacto de la llamada radiación fósil del Big Bang por parte de Planck, y por supuesto, la habitual ristra de planetas extrasolares. Y en general han sido tres los observatorios que destacan sobre el resto. Por un lado, la lamentable noticia de que el cazador de exoplanetas Kepler tiene una avería seria y lleva desde mayo sin poder detectar nuevos planetas extrasolares, aunque todavía queda mucha información por analizar (solo este año se han añadido casi mil candidatos a exoplanetas). Y por el otro, buenas noticias, porque tenemos a Spitzer con la década superada desde su puesta en el espacio (inaudito para un observatorio infrarrojo) y porque el telescopio WISE (también de infrarrojos) ha sido reactivado para cazar y catalogar asteroides peligrosos para nuestro planeta. En cuanto a la ISS, decir que
al fin la nave de carga Cygnus de la empresa Orbital es una realidad, y que a partir del año que viene se unirá oficialmente a la enorme lista de vehículos que abastecen a la dotación. Aunque también tenemos la avería reciente del sistema de refrigeración del complejo. Entre otros eventos destacados de este año, tenemos la visita que nos hizo el 9 de octubre la bella dama del espacio. No sin problemas, la sonda joviana Juno realizó con enorme éxito su asistencia gravitatoria a la Tierra para tomar el impulso final que la ha situado en ruta directa hacia el hermano mayor del sistema. También ha sido noticia New Horizons. A menos de año y medio de hacer historia, a mediados de julio fue capaz de tomar una serie de instantáneas de su destino, separando por primera vez con los ojos de una sonda espacial a Plutón y Caronte. Casi lo rozamos con los dedos. Y por su parte, Dawn sigue impulsándose hacia el gran asteroide Ceres, sin problemas a la vista. Mucho aprendió acerca de Vesta, y todavía sigue contándonos algunas cosas de este extraño y fascinante objeto del cinturón de asteroides. Lo que daríamos por ir sobre su lomo. Y este es un año en el que hemos tenido una larga lista de bajas. En torno a nosotros, han sido dos misiones al planeta Tierra las que han caído. En junio, el veterano satélite oceanográfico Jason 1 (avería), y el gravitatorio GOCE (agotamiento del combustible) en octubre. También hemos perdido tres observatorios espaciales: en abril, el coloso de infrarrojos Herschel (agotamiento de su refrigerante) y el único observatorio astronómico entregado al ultravioleta, el Explorador de Evolución Galáctica GALEX (sin presupuesto), y en octubre el
observatorio de microondas Planck (agotamiento de su refrigerante). Y en el ámbito de las sondas espaciales uno que nos ha dolido particularmente: la gloriosa misión cometaria Deep Impact en agosto, a causa de un pequeño pero fatal error en su software. Y dos eventos han acaparado la atención este año. Así, la ya mítica Voyager 1 volvió a hacer historia, esta vez por convertirse en la primera en salir de la heliosfera. Realmente lo hizo el año pasado, pero ha sido este en el que llegó la confirmación. Pronto le seguirá su hermana. Y por supuesto, hemos dado la matraca bastante este año a causa del prometedor cometa ISON. Este cometa imposible, proveniente de los confines del sistema solar, detectado por primera vez en septiembre del año pasado, ha sido objeto de estudio de lo más granado que tenemos en el espacio: Deep Impact y Swift en enero, el telescopio Hubble en abril, mayo y octubre, Spitzer en junio, Mars Express y MRO en octubre, y MESSENGER, el dúo STEREO, SOHO y SDO en noviembre. Por desgracia, no sobrevivió a su
perihelio (a apenas 2 millones de km. del Sol) pero ha proporcionado un montón de información acerca de estos cuerpos celestes. Y desde luego, los lanzamientos. La lista de altas este año es enorme: LDCM (ahora Landsat 8) en febrero, PROBA-V en mayo, el observatorio solar IRIS en junio, el nuevo orbitador lunar de la NASA, LADEE y el telescopio ultravioleta japonés Hisaki en septiembre, las misiones marcianas (la hindú MOM y el orbitador MAVEN) y el trío magnético europeo Swarm en noviembre, y en diciembre la misión china de superficie lunar Chang’e 3 y su rover Yutu y el cartógrafo estelar Gaia. Huelga decir que todas funcionan bien, que las lunares ya están en sus destinos, y las marcianas no alcanzarán el planeta rojo hasta mediados de septiembre del año que viene. Y todo lo que nos espera en el 2014: las décadas de Cassini y Opportunity, el séquito marciano creciendo gracias a MOM y MAVEN, el inicio de las expediciones de un año a la ISS, el primer vuelo de prueba de la nueva nave de la NASA, el MPCV Orion, nuevas misiones al planeta Tierra, el posible lanzamiento de una nueva misión asteroidal japonesa, pero sobre todo lo demás, el despertar de Rosetta y su llegada al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko para la primera investigación sistemática de un cuerpo de sus características. Mucho promete este nuevo año, y procuraremos estar aquí para relatarlo.
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