El Japón se unió a esto del espacio cuando lanzó sus primeros satélites a comienzos de 1970. Ayudados a sus propios lanzadores, no dependían de nadie para elevar sus máquinas al espacio, aunque el pequeño tamaño y la escasa potencia impedían diseñar vehículos más voluminosos y complejos. A medida que la potencia de sus cohetes se incrementaba, pensaron que era el momento para abandonar la órbita terrestre y aventurarse en el sistema solar. Con el cometa Halley próximo a su perihelio, tomaron la decisión de preparar una misión que se acercara a tan simbólico cuerpo del sistema solar y obtener información de él.
Uniéndose a la flotilla que se empezaba a diseñar para tomar datos del Halley, la agencia ISAS, el Instituto de Ciencia Espacial y Astronáutica (que junto a NASDA formó la actual JAXA, creada en el 2003) programó al final dos naves espaciales para obtener datos complementarios de él. En realidad, el primero de ellos sería el demostrador para probar que toda la tecnología preparada para el vuelo funcionaba. En esencia las dos máquinas serían casi gemelas, aunque sus objetivos eran muy distintos.
La primera sonda recibió la denominación provisional de MS-T5, la segunda, PLANET-A. Ambas se caracterizaban por un diseño cilíndrico de 1.4 metros de diámetro y 70 centímetros de alto, y con los paneles solares rodeando la circunferencia de la estructura. El diseño era inherentemente sencillo, para así facilitar la operación de ambas naves. Estaban estabilizadas por rotación a 5 o 0.2 rpm, y controlaba su orientación por sensores solares, propulsores y un escáner estelar. La antena principal se encontraba situada en la parte superior, y contaba con un mecanismo que suprimía la rotación sobre ella para mantenerla apuntada hacia la Tierra. La propia antena era una elipse de 80 centímetros de diámetro, y emitía en banda-S. Otras dos antenas, de media y baja ganancia, complementaban el sistema de comunicaciones. Dada la alta distancia programada para sus sobrevuelos, carecían de protección contra los restos
expulsados del cometa. Su protección termal consistía en mantas multicapa, calentadores eléctricos y radiadores. MS-T5 recibió el siguiente instrumental: un paquete de monitorización de ondas de plasma (PWP) compuesto por una antena espiral situada en la parte superior de la estructura y una segunda dipolar extendiéndose desde el lateral de la sonda; un magnetómetro (IMF) al final de un mástil de 1 metro de largo; y un monitor del viento solar (SOW). PLANET-A solo recibió dos: UVI, Cámara Ultravioleta, un sistema CCD sensible a esta longitud de onda para examinar la nube de agua y polvo que rodeaba el cometa, y ESP, Analizador de Energía para Partículas Cargadas, encargado de observar el viento solar y sus cambios en el entorno cometario. De las cinco finalmente enviadas allí, eran las más ligeras, desplazando MS-T5 138 kg. y PLANET-A 140 kg.
A la par que se diseñaban las sondas, se comenzó a trabajar en un nuevo lanzador con potencia suficiente como para sacarlas de la gravedad terrestre. El modelo final se denominó M-3S-II, que se estrenó impecablemente con el despegue de MS-T5 el 8 de enero de 1985 desde la base de lanzamientos de Kagoshima, cerca de Uchinoura. Después de contactar exitosamente con las antenas terrestres se comprobó que Sakigake (pionero en japonés), el nombre que recibió tras el lanzamiento, funcionaba normalmente. Siguiendo una trayectoria heliocéntrica, se fue alejando de la Tierra, realizando su primera maniobra de corrección de rumbo dos días después y la segunda un mes después, para después extender todos sus apéndices sin novedad, permitiendo a los instrumentos recolectar información acerca del entorno en el que se encontraba. Además de la telemetría científica, la información de ingeniería permitió comprobar el exitoso funcionamiento de los sistemas de a bordo, por lo que se autorizó el lanzamiento de PLANET-A.
Situada en el espacio brillantemente el 19 de agosto (casi un mes y medio después de Giotto), PLANET-A (o Suisei, cometa en japonés) comenzó su ruta hacia el Halley refinando su trayectoria el 14 de noviembre. El momento crucial de ambas sondas eran el 8 de marzo de 1986 para Suisei, y el 11 de marzo para Sakigake. Siguiendo su trayectoria, Suisei empezó detectar los efectos del Halley
días antes, y comenzó a adquirir imágenes ultravioleta y detectando la influencia de la atmósfera cometaria en el viento solar, hasta que practicó su máxima aproximación el día indicado pasando a unos distantes 152.400 km. del núcleo, y además recibiendo el impacto de dos partículas de apenas un milímetro de diámetro. Fue sorprendente que a tan gran distancia se registraran impactos de fragmentos del cometa. Por su parte, Sakigake realizó una tarea importante para Giotto: servir de
referencia para eliminar las distorsiones en las radioemisiones provocadas por la atmósfera e ionosfera terrestre enviadas desde dentro de la coma cometaria. Su máxima aproximación fue a unos lejanísimos 6.99 millones de km., y debido a ello no encajó impactos de partículas. Las misiones habían tenido sin duda éxito.
días antes, y comenzó a adquirir imágenes ultravioleta y detectando la influencia de la atmósfera cometaria en el viento solar, hasta que practicó su máxima aproximación el día indicado pasando a unos distantes 152.400 km. del núcleo, y además recibiendo el impacto de dos partículas de apenas un milímetro de diámetro. Fue sorprendente que a tan gran distancia se registraran impactos de fragmentos del cometa. Por su parte, Sakigake realizó una tarea importante para Giotto: servir de
referencia para eliminar las distorsiones en las radioemisiones provocadas por la atmósfera e ionosfera terrestre enviadas desde dentro de la coma cometaria. Su máxima aproximación fue a unos lejanísimos 6.99 millones de km., y debido a ello no encajó impactos de partículas. Las misiones habían tenido sin duda éxito.
A pesar de no ser tan espectaculares como las dos sondas Vega y Giotto, Sakigake y Suisei proporcionaron información útil para estudiar toda clase de fenómenos. Así, mientras que la primera descubrió un plano neutral en el campo magnético solar; encontró pistas para entender la relación entre las perturbaciones del viento solar y las tormentas magnéticas terrestres; y observó la actividad del campo magnético del viento solar y del plasma en el entorno cometario, la segunda ayudó a medir brutamente el periodo rotacional del núcleo a partir de las imágenes ultravioleta; midió el ratio de descarga de agua; así como la observación del evento de la captura de iones procedentes del cometa capturados por la magnetosfera terrestre.
Aunque su tarea principal había acabado, las dos sondas todavía funcionaban, por lo que los ingenieros decidieron continuar su operación para obtener más experiencia de cómo manejar una sonda espacial en el espacio. Por ello, decidieron enviar, mediante una serie de complejas maniobras, a ambos vehículos a sobrevolar diversos cometas. El objetivo definitivo sería el cometa 21P/Giacobini-Zinner los días 24 (Suisei) y 29 (Sakigake) de noviembre de 1998, aunque no serían los únicos. De esta manera, Sakigake se aproximaría al 45P/Honda-Mrkos-Pajdusakova el 3 de febrero de 1996, a unos 10.000 km. de su núcleo, mientras que se deseaba llevar a Suisei a acercarse al 55P/Tempel-Tuttle. Para ello, necesitaban realizar sobrevuelos a la Tierra para cambiar su trayectoria hacia sus nuevos destinos. Para apuntar a su distancia máxima sobre la Tierra de manera que aprovecharan al máximo su empuje gravitatorio comenzaron a maniobrar, haciéndolo Suisei entre los días 5 y 10 de abril de 1987. Las fechas de sobrevuelo terrestre estaban previstas para enero y agosto de 1992. Por desgracia para Suisei, su combustible se acabó el 22 de febrero del 1991, de manera que se volvió incontrolable, lo que llevó a su desactivación, y muda pasó a unos 900.000 km. de la superficie terrestre el 20 de agosto de 1992.
Por su parte, Sakigake no acabó su combustible y ejecutó su sobrevuelo sin problemas el 8 de enero de 1992 a 88.790, estudiando mientras tanto el viento solar. A este le siguieron otros dos más cercanos en los que fue capaz de registrar la magneto cola terrestre en junio de 1993 y julio de 1994. Enfilada hacia su sobrevuelo de febrero de 1996, su transmisor se averió el 15 de noviembre de 1995, por lo que fue incapaz de devolver telemetría de a bordo. Lo único que era ya capaz de emitir era una señal de baliza, que siguió recibiéndose hasta el 7 de enero de 1999.
El Japón consiguió cosas importantes con estas dos sondas. Con Sakigake se convirtió en la primera misión de espacio profundo que no era ni estadounidense ni soviética, aprendieron lo necesario acerca de la navegación de espacio profundo, y obtuvieron información acerca del viento solar y de un cometa. Eso sí, tardarían casi 12 años en poner en el espacio su siguiente misión planetaria: la desdichada marciana PLANET-B, también conocida como Nozomi. Pero sin Sakigake y Suisei, todas las misiones japonesas posteriores no hubieran sido posibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario