Se acaba el año y toca resumir. Este 2014 será siempre recordado por
un hecho histórico, bueno, dos: la primera vez que una sonda espacial ha
entrado en órbita de un cometa, y la primera vez que una sonda se ha posado
sobre un cometa. Por supuesto, nos referimos a la misión europea Rosetta y su lander Philae. Todo dependía de que el orbitador despertara el 20 de
enero, y lo hizo, con algo de
suspense. Después de diversos meses volviendo a
su estado plenamente operacional, comenzó a maniobrar para alcanzar su
objetivo, el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko hasta que, al fin el 6 de agosto,
llegó. Si bien esto era importante, crucial fue seleccionar un lugar para que Philae aterrizara. Tras escogerlo, el
pequeño lander fue soltado el 12 de noviembre para un descenso a ciegas de 7
horas. Después de dos problemas técnicos con sus sistemas de aterrizaje y
anclaje, y después de tres aterrizajes, se convirtió en el primer objeto
artificial en posarse sobre una superficie cometaria. Por desgracia, tras 64
horas, la batería se agotó, pero al menos pudo transmitirnos información e
imágenes del entorno que le rodeaba. Un triunfo tras muchas horas de angustia.
Por otra parte, en Marte no hemos tenido demasiado movimiento hasta la llegada
de las dos misiones lanzadas a finales del año pasado. Ahora mismo son siete
las que operan en el planeta rojo, tras recibir el 22 de septiembre a MAVEN y el 24 del mismo mes a MOM. Pero las casualidades cósmicas a
veces deparan sorpresas, y el 19 de octubre
un cometa de la nube de Oort, el C/2013
A1 (Siding Spring), se aproximó a 139.000 km. de Marte, y todos obtuvieron
resultados fascinantes. Por supuesto, todos los vehículos han estado cumpliendo
sus tareas, y sin duda lo más importante se ha hecho de rogar. Ha llegado desde
Curiosity, y nada menos que lo que
fue a buscar. El lugar en el que amartizó, el cráter Gale, en tiempos
pretéritos hubo masas sostenidas de agua que crearon el pico central, el Aeolis
Mons. Sin embargo, el camino hasta llegar a donde está ha sido dramático, ya
que un terreno excesivamente pedregoso provocó daños muy graves a las ruedas,
lo que ha llevado a cambiar el plan de viaje, y a empezar antes de lo que
pensaban la exploración del pico central. Y en la otra punta del planeta,
Opportunity, incansable, continúa recorriendo
el cráter Endeavour, aunque ha sido noticia más por los problemas de su memoria
flash (que todavía se mantienen) que por resultados. Eso no le ha detenido, y
si todo va bien, el año que viene alcanzará otro lugar prometedor del borde del
cráter: el llamado Marathon Valley, con abundante mineral arcilloso que sin
duda Opportunity investigará. Sin
olvidarnos de Saturno, por supuesto. Un año más de Cassini por el señor de los anillos (y han hecho 10) ha dejado
también poca cosa, pero curiosa, y relacionada con la región de los grandes
lagos de Titán. Es algo que parece aparecer y desaparecer, y que la gente de la
misión llama “Isla Mágica”. Pensado inicialmente como un problema del sistema
de radar de imágenes, que fuera visto también por su espectrómetro de
infrarrojos no dejaba lugar a la duda de que esa formación localizada dentro de
uno de los lagos del polo norte del satélite es real, aunque no saben por qué
tiene ese comportamiento. Otra nueva desde
allá proviene de Encélado, con la
constatación de la casi confirmada existencia de una reserva de agua líquida
bajo su helada superficie, y que los géiseres que la expulsan a alta presión y
velocidad son 101. Y sobre telescopios, muchas cosas: desde la supernova en la
galaxia M82 (SN 2014J) observada por todos los observatorios espaciales
existentes, más exoplanetas, incluyendo el más próximo a la Tierra en tamaño y
masa (Kepler-186f), descubrimientos de las
enanas marrones más cercanas a
nosotros (a apenas 7.2 años luz, casi nada), cálculos de cúmulos galácticos
sumamente pesados, el inicio de la misión del estupendo cartógrafo estelar Gaia y un renacimiento, el del cazador
de exoplanetas Kepler, con su misión
K2, no solo encargada de detectar nuevos exoplanetas (que lo ha hecho), también
todo lo que se ponga por delante de su plano focal. Todo un triunfo de la
imaginación. Sobre la ciencia terrestre, de momento sin novedad decente en el
frente, ya que hay menos hielo en los polos, la contaminación sigue (aunque ha
disminuido en algunas zonas notablemente, en otras aumenta) y todas esas cosas.
Por ahí arriba también ha habido cosas interesantes. Dawn sigue acercándose a Ceres, a donde llegará en tres meses, New Horizons sigue sin problemas hacia
el sistema de Plutón, Juno mantiene
paso firme hacia Júpiter, y MESSENGER,
en los últimos meses de su extraordinaria tarea acercándose más que nunca a la
superficie de Mercurio. En la ISS, mientras que por la órbita no ha habido
excesivos
problemas, el programa de misiones de abastecimiento comercial CRS
recibió su primer golpe cuando el lanzador Antares
falló en poner la última nave Cygnus
en órbita con suministros para el complejo. A pesar de este explosivo fallo, el
retraso ha sido menor, y los planes para volver a volar parecen sólidos. En
cuanto a la lista de altas de este año, es numerosa, sobre todo en cuanto a
ciencia terrestre: GPM Core en
febrero, Sentinel-1A en abril, Daichi-2 en mayo, los satélites de
observación español Deimos-2 y
francés SPOT 7 en junio, el
esperadísimo OCO-2 en julio, el
sistema detector de
vientos ISS-RapidScat
en septiembre, la misión china de prueba Chang’e 5 T1 en octubre y las sondas espaciales Hayabusa-2 y PROCYON japonesas en diciembre. Sobre la lista de bajas, pequeña.
Por un lado, el pequeño medidor de energía solar AcrimSat (realmente se perdió a finales del año pasado, por una
posible avería de la batería), el explorador lunar de la NASA LADEE (por acabar su combustible), la posible pérdida del averiado rover lunar
chino Yutu (por sucumbir a los
cambios de temperatura lunares), y la que duele de verdad, la tímida pero
resultona Venus Express, la única
sonda que teníamos al calor de la diosa, por agotamiento del combustible. No
cabe duda que la echaremos de menos. Y por aquí han acaecido otras cosas
interesantes, aunque sin duda lo más importante es el exitoso primer vuelo de
la nueva nave tripulable MPCV-Orion
que, en esta ocasión, en la punta de un Delta-4H,
ejecutó su misión de prueba sin problemas. Y todo lo que nos espera para el
2015: Más Cassini por el muro de las
rarezas, el séquito marciano a toda máquina, Rosetta con su misión de escolta cometaria (y quién sabe si el
renacer de Philae), el fin de misión
de MESSENGER, la puesta en órbita de
nuevas misiones al planeta Tierra (como SMAP,
DSCOVR, el instrumento CATS a la ISS,
el cuarteto MMS, los Sentinel-2A y 3A), y la que será la salsa del próximo año: las llegadas, en
marzo, de Dawn al asteroide Ceres, y
en julio, el sobrevuelo de New Horizons
al sistema de Plutón. Mucho promete, y trataremos de estar aquí para relatarlo.
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