A comienzos del siglo XIX, el infatigable William Herschel estaba
realizando un experimento. Consistía en usar un prisma para dividir el espectro
de la luz solar y, usando una serie de termómetros, detectar su energía. Como
medida de verificación, colocó otro termómetro fuera de la luz normal, más allá
de la longitud de onda roja. Cuál fue su sorpresa cuando ese termómetro empezó
a subir de temperatura mucho más rápido que el resto. Aunque este fenómeno fue
provocado más por el índice espectral del prisma que por el tipo de energía,
Herschel dedujo que allí existía una longitud de onda invisible proveniente del
Sol. Posteriores experimentos le permitieron descubrir que como el espectro
visible, esta nueva energía del Sol podía ser reflejada, transmitida y absorbida
como las longitudes de onda conocidas. A este nuevo tipo le llamó rayos
caloríficos. Posteriormente, su nombre cambiaría para identificarlos como lo
conocemos hoy en día: radiación infrarroja.
No fue hasta la década de 1830 cuando la astronomía infrarroja comenzó
a avanzar, y hasta 1873 no se pudo obtener otra radiación infrarroja distinta a
la de nuestra estrella, siendo en este caso la reflejada por la Luna. Poco
después, se pudieron detectar señales infrarrojas de dos estrellas distintas
del Sol, Arcturus y Vega. Comenzado el siglo XX, esta rama nueva de la
astronomía despegó al fin, solo que con varias limitaciones, tanto tecnológicas
como naturales. Por un lado, muchos de los aparatos actuales emiten calor, en
forma de radiación infrarroja. Para permitir la captación de energía infrarroja
proveniente del universo, los aparatos destinados a recogerla deben estar
enfriados a temperaturas criogénicas, en la mayoría de los casos cercanas al
cero absoluto, unos pocos grados por encima de los -273.15ºC. De esta manera,
los detectores, colocados dentro de contenedores especiales, están libres de
toda perturbación por parte de los aparatos que lo rodean. La otra limitación
es la propia atmósfera terrestre. Como gran parte de las longitudes de onda del
espectro electromagnético, la radiación infrarroja es absorbida en gran medida
por la atmósfera, en este caso por el vapor de agua. Cuando se deseaba instalar
un telescopio basado en Tierra para captar el infrarrojo, los colocaban en un
paraje desértico (como el complejo VLT de Chile) o en la mayor altitud posible
(como los instalados en el volcán Mauna Kea en Hawaii a 4.205 metros sobre el
nivel del mar). De esta manera, el lugar ideal para la astronomía infrarroja es
el espacio.
La longitud de onda infrarroja se la considera más larga que la
visible, y está por debajo de ella. Habitualmente se registra en micrones (o
micrometros) y a medida que nos separamos del visible la longitud de onda
aumenta. Dependiendo de esta longitud, el espectro infrarrojo se divide en
varias secciones: infrarrojo cercano (de 0.65 a 5 micrones), infrarrojo medio
(de 7.5 a 25 micrones) e infrarrojo lejano (de 28 a 450 micrones). Dentro de
estas divisiones, suele haber otras, como el infrarrojo de onda corta
(aproximadamente entre 1.5 y 2.4 micrones), el infrarrojo termal (de 10 a unos
50 micrones) o el submilimétrico, prácticamente en la frontera con la siguiente
longitud de onda. Con el tiempo, la astronomía infrarroja ha desplazado a la
visible.
Aunque los primeros observatorios espaciales datan de comienzos de la
década de 1960, los técnicos estaban todavía desarrollando los sistemas
necesarios para permitir la fabricación de telescopios espaciales para el
infrarrojo. Los primeros sensores
infrarrojos fueron equipados en sondas espaciales (el primero de ellos a bordo
de Mariner 2) y portaban sistemas de
refrigeración pasivos. Un observatorio, por el contrario, necesitaba sistemas
activos para alcanzar la temperatura ideal. No fue hasta la década de 1970
cuando al fin se consiguió el aparato ideal para permitir colocar este equipo
en el espacio.
Imaginad un contenedor, digamos, un barril de cerveza. Estáis en un
sitio con mucho calor, no tenéis nevera y el contenido del barril se calienta.
¿Qué hacéis? Meterlo en otro contenedor, más grande, y en el espacio sobrante,
lo rellenáis de hielo y cerráis, después de mantenerlo bien a la sombra, claro
está. Así, cuando vayáis a tomaros una buena jarra, se mantendrá fría todo el
tiempo que deseéis. En
esencia esta es la idea: introducir un telescopio y todo
el sistema detector en un contenedor hermético, y dentro de este contenedor, un
depósito con alguna sustancia enfriada a temperaturas bajísimas. Si a esto le
añadimos la tapa para hacer el vacío (expulsada tras el lanzamiento) y toda una
serie de válvulas y manómetros, tenemos el dispositivo ideal. En algunos
manuales técnicos se conoce como Rociador, nosotros utilizaremos el término
tradicional: Criostato.
Esta tecnología fue desarrollada para una misión muy diferente, Gravity Probe B, aprobada en 1964 y
lanzada en… ¡el 2004!, debido a la gran inversión en nuevos aparatos que
necesitó. Este proyecto se formó para probar en gran medida varios de los
postulados de la Teoría de la Relatividad, y necesitaba un entorno lo más
limpio y libre de interferencias posible. Aunque el criostato ya era accesible
hacia finales de la década de 1970, todavía quedaban otros instrumentos que
había que diseñar y validar. Como resultado, los astrónomos motivaron a la NASA
a utilizar el recién creado diseño del criostato de Gravity Probe-B para una misión de reconocimiento astronómico en la
longitud de onda infrarroja.
El primer mapa astronómico del cosmos desde el espacio se realizó en
la gama del ultravioleta, el primero de los rayos X se completó en 1972 y el de
los rayos Gamma en 1977. De esta manera, el primer mapa en el infrarrojo obtuvo
prioridad. En esencia, los reconocimientos completos del cielo se habían hecho
para descubrir objetos sumamente calientes, en el orden de decenas de miles a
millones de grados centígrados. La radiación infrarroja la emiten, sin embargo,
objetos mucho más fríos. Así, resulta posible detectar estrellas enanas frías,
atravesar densas nubes de polvo para observar estrellas brillantes y criaderos
estelares, estrellas en las últimas etapas de su vida, nubes de partículas
(cargadas principalmente por moléculas basadas en el hidrógeno o el carbono),
nuevos objetos extragalácticos, al igual que observar nuestro sistema solar en
busca de cosas nuevas y excitantes. Con estos objetivos, y adscrito al programa
Explorer de la NASA, el JPL, el Centro de Investigación Ames, la agencia
espacial holandesa (NIVR) y el Consejo de Investigación Científica y
Tecnológica del Reino Unido propusieron la que sería la primera misión
astronómica infrarroja.
Respondía al acrónimo de IRAS,
Satélite Astronómico en Infrarrojo, y se trataba de un vehículo de dimensiones
modestas (3.6 metros de altura, 2.16 de diámetro). Estaba dividido en dos
secciones: abajo, el bus, encima, el módulo de equipo que incorporaba también
los paneles solares (que doblaban como escudo solar y proporcionaban una
envergadura, una vez extendidos, de 3.24 metros). A su vez, las dos secciones
estaban separadas por un espacio vacío: el módulo de equipo se apoyaba sobre
una serie de soportes de fibra de vidrio para evitar contacto directo con las
electrónicas de control y así evitar interferencias y un mayor consumo del
refrigerante. Como resulta obvio, en el bus se montaron los sistemas de control
(ordenador, grabador de datos, sistema de comunicaciones, almacenamiento de
energía, parte del control termal, parte del sistema de control de actitud), pero
sin duda, lo importante estaba en la sección científica. Sin duda la
característica principal de IRAS era
su criostato. Era de construcción toroidal (es decir, en forma de donut) con
unas medidas de 1.8 x 1.8 metros y encerraba dentro el telescopio. Dentro del
criostato había un contenedor con capacidad para 475 litros (73 kg.) de helio
líquido superfluido, e incorporaba toda una serie de conductos y válvulas para
evitar pérdidas del helio antes del lanzamiento hasta pocos días después del
despegue, para después permitir la
evaporación del helio llevándose el calor
residual y dejar trabajar a la instrumentación. El ratio de escape una vez
abierto el paso era de 300 gramos al día. De esta manera, se podía mantener al
conjunto de detectores a una temperatura aproximada de -271ºC hasta el consumo
final del helio. Como protección adicional para evitar excesiva evaporación del
criostato (y también evitar la entrada de luz solar dentro del telescopio) se
incorporó un escudo solar cónico, y todo el conjunto del criostato estaba
recubierto con mantas térmicas formadas por 57 capas de dacrón y mylar
aluminizado. Otro dispositivo crítico para el telescopio era su tapa, que
también incorporaba un pequeño contenedor con helio para mantener la
temperatura lo más baja posible, retener el vacío creado dentro y evitar que se
metieran partículas en su interior y así poner en peligro la calidad de las
lecturas. Una vez estabilizado el telescopio, y tras unos días de pruebas, la
tapa sería expulsada. En cuanto al propio
telescopio de IRAS, se le dotó de un reflector tipo Ritchey-Chretien con un
espejo primario de 57 centímetros de diámetro y una longitud focal de 5.5
metros (f/9.65). Los espejos fueron
fabricados en berilio, el primario sin recubrimiento y el secundario con un
recubrimiento aluminizado. Una vez la luz era captada por el telescopio, ésta
llegaba al conjunto principal de detectores. En total incorporaba 62 detectores
sintonizados a 8-15, 15-30, 40-80 y 80-120 micrones. Este no era, sin embargo,
el único sistema científico. La contribución holandesa era el DAX, Experimento
Adicional Holandés, e incorporaba tres experimentos: LRS (7.4-23 micrones), CPC
(41-62.5 micrones) y SWC (4.1-8 micrones). Con todo este conjunto se esperaba
cubrir al menos el 90% del cielo durante su misión principal, de unos seis
meses. La única estación de envío de comandos y recepción de datos de a bordo
se situó en el Laboratorio Rutherford Appleton en Chilton, a 36 km. al sur de
Oxford, Inglaterra. El satélite pesaba a plena carga 1076 kg.
Lanzado desde la base de Vandenberg, California, el 25 de enero de
1983 (en la punta de un Delta 3910), IRAS fue colocado en una órbita polar,
prácticamente circular, a 900 km. de altitud, manteniendo su panel solar
apuntado continuamente al Sol. Una vez comprobado el correcto funcionamiento de
los sistemas principales, y tras adquirir su correcta orientación, se envió la
orden de abrir las válvulas para que el helio fluyera por los conductos hasta
el instrumental para que éstos quedaran a la temperatura de trabajo. Tras
llegar a los -271ºC, se abrió la tapa, y el telescopio accedió al cielo por
primera vez obteniendo sus primeras secuencias para verificar su correcto
funcionamiento. Después de finalizar las pruebas, comenzó la tarea de IRAS. Diez meses después (22 de
noviembre), cuando se acabó el helio, le había dado tiempo a
escanear una vez y
media el cielo, obteniendo un mapa en infrarrojo del 96% de todo el cielo. Como
resultado, se descubrieron alrededor de 350.000 fuentes que emiten radiación
infrarroja, y entre lo más destacado de sus descubrimientos fue un enorme disco
de polvo alrededor de la estrella Vega, y aproximadamente 75.000 galaxias de
estallido estelar, aunque gran parte de los objetos localizados por IRAS todavía están pendientes de
identificación. Este primer observatorio fue diseñado específicamente para
detectar fuentes fijas, por lo que, mientras realizaba varias pasadas, podrían
aparecer objetos en movimiento. Posteriormente, aprovechando esas señales
rechazadas, un grupo de científicos fue capaz de descubrir objetos desconocidos
en el propio sistema solar. En total fueron tres asteroides (3200 Phaeton, 3728
IRAS, (10714) 1983 QG) y seis cometas (entre ellos los 126P/IRAS,
161P/Hartley-IRAS y C/1983 H1 (IRAS-Araki-Alcock)), además de
hallar una cola
de polvo asociada al cometa 10P/Tempel 2. Además, aunque no fue construido para
captar imágenes, los datos se acabaron transformando en vívidas secuencias del
universo infrarrojo. Gracias a IRAS
los astrónomos obtuvieron su primer mapa completo en esta longitud de onda con
el que poder trabajar y seleccionar los objetos de su interés. Para aprovecharlo,
tuvieron que esperar 13 años.
Nuevos detalles sobre el universo en infrarrojo se empezaron a obtener
a finales de 1989 cuando la NASA colocó en el espacio su primera misión
cosmológica, la ganadora del premio Nobel COBE.
Esta misión se preparó para investigar el fondo cósmico para buscar la primera
luz del cosmos, es decir, el Big Bang. Para ello, se le dotó de tres experimentos,
dos de los cuales eran instrumentos
infrarrojos: DIRBE, Experimento de Fondo
Difuso en Infrarrojo, y FIRAS, Espectrofotómetro Absoluto de Infrarrojo Lejano.
Como en el caso de IRAS, FIRAS y
DIRBE necesitaban un entorno lo más limpio posible, por lo que se decidió
introducirlos en un criostato, aunque a diferencia del observatorio, el espacio
destinado al telescopio fue sustituido por una estructura de soporte para los
instrumentos, lo que permitió introducir una mayor cantidad de helio líquido
superfluido, aproximadamente 650 litros. COBE
fue puesto en órbita por un Delta 5000
el 18 de noviembre de 1989, en una órbita casi idéntica a la de IRAS. Su misión duró aproximadamente
cuatro años. Además de investigar la Radiación de Fondo Cósmico en la longitud
de onda de las microondas (también conocida como CMB) con su tercer instrumento
(independiente del criostato) obtuvo información muy valiosa. DIRBE estaba
sintonizado para detectar la radiación infrarroja más allá del límite de lo que
IRAS podía detectar (140-240
micrones) y pudo localizar diez nuevas galaxias extremadamente lejanas. No se
quedó ahí, y obtuvo otros dos
descubrimientos tremendos: por un lado, fue capaz de seguir el polvo cósmico interplanetario hasta su origen, los asteroides y los cometas, mientras que por el otro, consiguió medir la distancia a la que estaba situada nuestra estrella del centro de la Vía Láctea. Por su parte, FIRAS prácticamente confirmó la teoría del Big Bang al detectar el espectro del CMB y compararlo con la información previa. En la lectura de la concesión del Nobel a COBE, se reconoció el gran trabajo de la misión que permitió calificar la cosmología como una ciencia de precisión.
descubrimientos tremendos: por un lado, fue capaz de seguir el polvo cósmico interplanetario hasta su origen, los asteroides y los cometas, mientras que por el otro, consiguió medir la distancia a la que estaba situada nuestra estrella del centro de la Vía Láctea. Por su parte, FIRAS prácticamente confirmó la teoría del Big Bang al detectar el espectro del CMB y compararlo con la información previa. En la lectura de la concesión del Nobel a COBE, se reconoció el gran trabajo de la misión que permitió calificar la cosmología como una ciencia de precisión.
La siguiente agencia espacial que empezó a hacer astronomía infrarroja
desde el espacio fue la japonesa ISAS (hoy integrada en la actual JAXA). Esto
lo consiguió con un artefacto de prueba tecnológica llamado SFU, Unidad Voladora Espacial. Este aparato no era
más que una plataforma compleja dedicada
al 100% a la prueba y validación tecnológica. Entre los aparatos a demostrar
estaba el IRTS, Telescopio Infrarrojo en el Espacio. No era más que un pequeño
telescopio con un espejo primario de 15 centímetros refrigerado por helio
líquido superfluido. Tenía el propósito (además del tecnológico) de estudiar la
emisión difusa en infrarrojo desde lo más cercano de sistema solar hasta lo más
lejano posible del universo. SFU fue lanzado el 18 de marzo de 1995, y estuvo
en órbita hasta el 20 de enero de 1996, día en el cual el transbordador de la
NASA Endeavour lo recogió y lo trajo
de vuelta. Actualmente está en un museo de Tokio en exposición. Más allá de la
información recogida, permitió a los ingenieros y científicos japoneses obtener
la experiencia necesaria para poder diseñar un observatorio infrarrojo
completo.
La primera propuesta de un observatorio infrarrojo europeo llegó en
1979, y no quedó aprobada hasta 1983. Conociendo que la NASA, la agencia
espacial holandesa y el Reino Unido estaban trabajando en una misión destinada
a completar un primer mapa del cosmos en infrarrojo, no tenía sentido
preparar otra igual, por lo que el proyecto ISO (Observatorio Espacial en Infrarrojo) se convertiría en el primer observatorio infrarrojo dedicado a la observación de objetivos independientes, como un observatorio basado en Tierra. Por esto, los requerimientos para el diseño de ISO resultaron distintos a los de IRAS. Si bien el diseño básico seguía los mismos principios, era necesario introducir mejoras principalmente en su sistema de control de actitud. Cuando finalizó el diseño general, las responsabilidades de construcción fueron repartidas. Así, la contratista principal, la francesa Aerospatiale (ahora Alcatel Alenia Space), seleccionó a CASA (actual EADS Casa Espacio) para la construcción de la estructura del módulo de servicio, aspectos del sistema de protección termal y los soportes entre el módulo de servicio y el módulo de equipo. Tras la finalización del ensamblaje, sin duda recordaba a IRAS, pero era sustancialmente más grande: 5.3
metros de alto, 3.6 de ancho y 2.8 de fondo, y desplazaba a plena carga 2.498 kg. Seguía el diseño básico de IRAS, es decir, bus abajo, módulo de equipo científico arriba, ambos separados por un espacio vacío entre ellos y conectados mediante una serie de puntales de fibra de vidrio. Sin embargo, llamaban la atención dos cosas: por un lado, el gran escudo solar (que doblaba como panel solar) que se extendía por toda la longitud del módulo de equipo, y en el opuesto, los dos enormes escáneres estelares que necesitaba. A diferencia de IRAS, ISO necesitaba un control de actitud muy preciso para permitirle observar un objetivo de manera estable durante horas o incluso días, de manera que además de los escáneres, se le dotó de ruedas de reacción y propulsores, además de los sistemas tradicionales. En cuanto al bus en sí, nada extraordinario, salvo el sistema de control termal, extremadamente severo usando mantas multicapa y los soportes. En cuanto a lo importante, el criostato era el núcleo central de ISO. Tenía capacidad para 2286 litros de helio líquido superfluido (además de contar con un pequeño tanque secundario con capacidad para 60 litros de helio líquido normal para propósitos de enfriamiento antes, durante y tras el despegue), suficiente para asegurar hasta 18 meses de operación. Alrededor de las superficies externas del criostato se colocaron más mantas multicapa y una serie de escudos anti radiación refrigerados por vapor. La salida del vapor de helio del criostato se colocó en la parte superior, de tal manera que evitaba impartir un empuje significativo al observatorio. Una vez las válvulas se abrían, el helio se dirigía hacia el telescopio y a la instrumentación para mantener todo el conjunto entre -271ºC y -269ºC, para después evaporarse y ser expulsado. Como en el caso de IRAS, se colocó una tapa que sellaba herméticamente el criostato y el telescopio para evitar contaminación en las ópticas. En cuanto al propio telescopio, seguía las
directrices de su antecesor: tipo Ritchey-Chretien f/15, con un espejo primario de sílice de 64 centímetros de diámetro, recubierto de oro (el perfecto reflector del infrarrojo), y una longitud focal de 9 metros. Justo detrás del espejo primario estaba la estructura de soporte óptica, donde se localizaba un tercer espejo en forma de pirámide preparado para entregar la luz recogida a los cuatro instrumentos científicos: ISOCAM (Cámara de ISO), ISOPHOT (Fotopolarímetro de imágenes de ISO), LWS (Espectrómetro de Longitud de onda Larga) y SWS (Espectrómetro de Longitud de onda Corta) cubriendo el espectro infrarrojo entre los 2.4 y los 240 micrones. De esta manera, el observatorio podía captar imágenes, medir la cantidad de radiación infrarroja, y completar análisis de composición química, densidad y temperatura de un objeto celeste. A modo de comparación con IRAS, ISO tenía 1000 veces más sensibilidad y 100 veces mejor resolución en la longitud de onda de los 12 micrones, una evidente mejora.
preparar otra igual, por lo que el proyecto ISO (Observatorio Espacial en Infrarrojo) se convertiría en el primer observatorio infrarrojo dedicado a la observación de objetivos independientes, como un observatorio basado en Tierra. Por esto, los requerimientos para el diseño de ISO resultaron distintos a los de IRAS. Si bien el diseño básico seguía los mismos principios, era necesario introducir mejoras principalmente en su sistema de control de actitud. Cuando finalizó el diseño general, las responsabilidades de construcción fueron repartidas. Así, la contratista principal, la francesa Aerospatiale (ahora Alcatel Alenia Space), seleccionó a CASA (actual EADS Casa Espacio) para la construcción de la estructura del módulo de servicio, aspectos del sistema de protección termal y los soportes entre el módulo de servicio y el módulo de equipo. Tras la finalización del ensamblaje, sin duda recordaba a IRAS, pero era sustancialmente más grande: 5.3
metros de alto, 3.6 de ancho y 2.8 de fondo, y desplazaba a plena carga 2.498 kg. Seguía el diseño básico de IRAS, es decir, bus abajo, módulo de equipo científico arriba, ambos separados por un espacio vacío entre ellos y conectados mediante una serie de puntales de fibra de vidrio. Sin embargo, llamaban la atención dos cosas: por un lado, el gran escudo solar (que doblaba como panel solar) que se extendía por toda la longitud del módulo de equipo, y en el opuesto, los dos enormes escáneres estelares que necesitaba. A diferencia de IRAS, ISO necesitaba un control de actitud muy preciso para permitirle observar un objetivo de manera estable durante horas o incluso días, de manera que además de los escáneres, se le dotó de ruedas de reacción y propulsores, además de los sistemas tradicionales. En cuanto al bus en sí, nada extraordinario, salvo el sistema de control termal, extremadamente severo usando mantas multicapa y los soportes. En cuanto a lo importante, el criostato era el núcleo central de ISO. Tenía capacidad para 2286 litros de helio líquido superfluido (además de contar con un pequeño tanque secundario con capacidad para 60 litros de helio líquido normal para propósitos de enfriamiento antes, durante y tras el despegue), suficiente para asegurar hasta 18 meses de operación. Alrededor de las superficies externas del criostato se colocaron más mantas multicapa y una serie de escudos anti radiación refrigerados por vapor. La salida del vapor de helio del criostato se colocó en la parte superior, de tal manera que evitaba impartir un empuje significativo al observatorio. Una vez las válvulas se abrían, el helio se dirigía hacia el telescopio y a la instrumentación para mantener todo el conjunto entre -271ºC y -269ºC, para después evaporarse y ser expulsado. Como en el caso de IRAS, se colocó una tapa que sellaba herméticamente el criostato y el telescopio para evitar contaminación en las ópticas. En cuanto al propio telescopio, seguía las
directrices de su antecesor: tipo Ritchey-Chretien f/15, con un espejo primario de sílice de 64 centímetros de diámetro, recubierto de oro (el perfecto reflector del infrarrojo), y una longitud focal de 9 metros. Justo detrás del espejo primario estaba la estructura de soporte óptica, donde se localizaba un tercer espejo en forma de pirámide preparado para entregar la luz recogida a los cuatro instrumentos científicos: ISOCAM (Cámara de ISO), ISOPHOT (Fotopolarímetro de imágenes de ISO), LWS (Espectrómetro de Longitud de onda Larga) y SWS (Espectrómetro de Longitud de onda Corta) cubriendo el espectro infrarrojo entre los 2.4 y los 240 micrones. De esta manera, el observatorio podía captar imágenes, medir la cantidad de radiación infrarroja, y completar análisis de composición química, densidad y temperatura de un objeto celeste. A modo de comparación con IRAS, ISO tenía 1000 veces más sensibilidad y 100 veces mejor resolución en la longitud de onda de los 12 micrones, una evidente mejora.
Para evitar pérdidas de helio, la preparación previa al lanzamiento
fue más breve de lo habitual, aunque hubo oportunidad de recargar el helio
justo antes del lanzamiento. El clima tropical de Kourou provocaba este efecto
de evaporación. Así, ISO fue colocado
en el espacio el 17 de
noviembre de 1995 a bordo de un Ariane 44P. Su destino era una órbita polar altamente elíptica de 1.000 x 70.600 km., tardando 24 horas en realizarla, para aprovechar así el máximo tiempo de observación. Una vez el observatorio estuvo estabilizado, se abrieron las válvulas que permitían el paso del helio hacia el telescopio, y los controladores se llevaron una agradable sorpresa. El criostato no solo refrigeraba óptimamente todos los sistemas científicos, también el escape de helio al espacio resultó ser un 17% menor al calculado, por lo que fue posible extender las operaciones de ISO diez meses más. Tras la expulsión de la tapa, la instrumentación se puso a prueba, de manera que las operaciones pudieron comenzar el 4 de febrero de 1996, que se prolongaron hasta el 8 de abril de 1998, día que el helio se agotó. Inmediatamente después, dedicaron a ISO a una Fase de Test Tecnológico en la cual se operó al observatorio en todo tipo de condiciones extrañas, para probar nuevos métodos e ideas innovadoras. Antes de apagar su transmisor, se redujo la altitud sobre el perigeo para permitir su reentrada en unos 20 o 30 años, para después desconectar los sistemas del satélite el 16 de mayo. El suyo fue, no cabe duda, un gran trabajo.
noviembre de 1995 a bordo de un Ariane 44P. Su destino era una órbita polar altamente elíptica de 1.000 x 70.600 km., tardando 24 horas en realizarla, para aprovechar así el máximo tiempo de observación. Una vez el observatorio estuvo estabilizado, se abrieron las válvulas que permitían el paso del helio hacia el telescopio, y los controladores se llevaron una agradable sorpresa. El criostato no solo refrigeraba óptimamente todos los sistemas científicos, también el escape de helio al espacio resultó ser un 17% menor al calculado, por lo que fue posible extender las operaciones de ISO diez meses más. Tras la expulsión de la tapa, la instrumentación se puso a prueba, de manera que las operaciones pudieron comenzar el 4 de febrero de 1996, que se prolongaron hasta el 8 de abril de 1998, día que el helio se agotó. Inmediatamente después, dedicaron a ISO a una Fase de Test Tecnológico en la cual se operó al observatorio en todo tipo de condiciones extrañas, para probar nuevos métodos e ideas innovadoras. Antes de apagar su transmisor, se redujo la altitud sobre el perigeo para permitir su reentrada en unos 20 o 30 años, para después desconectar los sistemas del satélite el 16 de mayo. El suyo fue, no cabe duda, un gran trabajo.
¿Qué arrojó el primer observatorio infrarrojo? Sin duda lo más
importante fue el hallazgo de la
presencia de enormes cantidades de vapor de agua en regiones de creación de estrellas, en estrellas en las últimas etapas de su vida, en regiones cercanas al centro de la galaxia, así como en las atmósferas de varios planetas del sistema solar. Otro detalle interesante fue la aparición de discos de materia en torno a estrellas viejas, contradiciendo las teorías anteriores que afirmaban que los planetas solo podían crearse en torno a estrellas jóvenes. Otro descubrimiento de altura permitió observar por vez primera un núcleo preestelar, proporcionando nuevos detalles sobre estos procesos. Un descubrimiento de IRAS (grandes estructuras parecidas a nubes rellenas de hidrocarburos muy fríos) permitió, gracias a ISO, afirmar que esas formaciones sirven para equilibrar la energía del universo, algo así como una especie de refrigerador cósmico. En regiones que se
pensaba que estaban vacías, el observatorio permitió encontrar enormes cantidades de polvo cósmico, encontrando también en torno a estrellas discos protoplanetarios. Y por último, la observación de objetos del sistema solar, incluyendo cometas como el célebre Hale-Bopp. La desventaja fue, naturalmente, la duración del refrigerante de helio, y por lo tanto, prolongar su tiempo de misión.
presencia de enormes cantidades de vapor de agua en regiones de creación de estrellas, en estrellas en las últimas etapas de su vida, en regiones cercanas al centro de la galaxia, así como en las atmósferas de varios planetas del sistema solar. Otro detalle interesante fue la aparición de discos de materia en torno a estrellas viejas, contradiciendo las teorías anteriores que afirmaban que los planetas solo podían crearse en torno a estrellas jóvenes. Otro descubrimiento de altura permitió observar por vez primera un núcleo preestelar, proporcionando nuevos detalles sobre estos procesos. Un descubrimiento de IRAS (grandes estructuras parecidas a nubes rellenas de hidrocarburos muy fríos) permitió, gracias a ISO, afirmar que esas formaciones sirven para equilibrar la energía del universo, algo así como una especie de refrigerador cósmico. En regiones que se
pensaba que estaban vacías, el observatorio permitió encontrar enormes cantidades de polvo cósmico, encontrando también en torno a estrellas discos protoplanetarios. Y por último, la observación de objetos del sistema solar, incluyendo cometas como el célebre Hale-Bopp. La desventaja fue, naturalmente, la duración del refrigerante de helio, y por lo tanto, prolongar su tiempo de misión.
llamar así, era un diseño Cassegrain fuera de ejes, lo que significa que el camino de la luz es distinto: en vez de recorrer el trayecto clásico (espejo primario, luego espejo secundario en un soporte encima del primario, para después atravesar un agujero en el centro del espejo donde se suele encontrar el detector) la luz llega al espejo primario (forma elíptica de 55 x 71 cm.) dispuesto de forma inclinada, en el que la luz rebota y se tuerce 90 grados hasta el secundario, donde vuelve a girar 90 grados para alcanzar el conjunto de detectores, un par de sensores de diodos. Esto permitió realizar un diseño compacto, lo ideal para el propósito del programa de diseñar vehículos pequeños pero muy especializados. Lanzado a bordo de un Pegasus el 5 de diciembre de 1998, realizó un reconocimiento de todo el cielo hasta que
fue temporalmente desactivado el 21 de junio del 2004. Durante este tiempo escaneó la bóveda celeste cubriendo el submilimétrico entre los 540 y los 610 micrones, el equivalente en los microondas que va de los 487 hasta los 556 gigahercios (GHz). El resultado de la misión fue muy positivo, proporcionando la detección de moléculas de agua en muchas regiones de nuestra galaxia. Aproximadamente un año después, SWAS fue reactivado para tenerlo listo en el instante en que la misión Deep Impact llegara a su clímax, de manera que pudo unirse a toda la legión que se encontraba en órbita. Dos meses después del encuentro de Deep Impact con el cometa 9P/Tempel 1, SWAS fue desactivado definitivamente.
El programa Explorer es el más veterano de la NASA y por lo tanto el
que más misiones ha colocado en el espacio. IRAS,
COBE y SWAS pertenecieron a este programa, y suele funcionar aprovechando
la cooperación de la agencia espacial con muchas instituciones educativas,
que suelen ser las que proporcionan el personal experto en cuestiones tanto científicas y tecnológicas. Uno de estos grupos redactó la propuesta de un nuevo telescopio infrarrojo para realizar una misión muy similar a la de IRAS. El proyecto WIRE (Explorador de Infrarrojo de Campo Ancho) fue aceptado y posteriormente aprobado por la NASA para poder hacer un nuevo reconocimiento completo del cielo. Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde un proyecto a otro, y los avances realizados en la tecnología de los detectores infrarrojos, era un momento ideal para hacer un mapa del cielo de segunda generación. Además, la NASA aprovecharía la coyuntura para aprovecharlo una vez lanzara su primer observatorio infrarrojo, por decirlo así el sustituto del europeo ISO. Como SWAS, WIRE pertenecía a la serie Small Explorers, por lo que era un vehículo compacto de apenas 250 kg. a carga completa. Siendo en apariencia idéntico a todo lo anterior, disponía de una novedad interesante que lo convertía en innovador. Así, su criostato era de nuevo diseño. Técnicamente se denomina criostato de
dos etapas, y eso se debe a que posee dos contenedores con refrigerante. Cada tanque tiene su propio sistema de válvulas y su propio sistema de expulsión de refrigerante. El contenedor principal, con capacidad de 7 kg., estaba situado bajo el soporte del espejo primario rodeando la estructura del los detectores del plano focal, proporcionando un enfriamiento óptimo. El segundo tanque, situado en el lugar tradicional (en torno al tubo del telescopio) podía cargar 12 kg., y refrigeraba a la manera usual. En cuanto a su telescopio de arquitectura Ritchey-Chretien, su espejo primario, de 35 cm. de diámetro, había recibido un recubrimiento de oro, optimizando así la captación de la luz hacia los detectores. Por lo demás, las medidas para proteger el criostato del entorno espacial y del calor producido por el bus eran los tradicionales, aunque carecía de escudo solar y sus paneles solares estaban unidos al bus. Dadas sus compactas dimensiones, WIRE encajaba como un guante dentro de la cofia de un lanzador Pegasus-XL.
que suelen ser las que proporcionan el personal experto en cuestiones tanto científicas y tecnológicas. Uno de estos grupos redactó la propuesta de un nuevo telescopio infrarrojo para realizar una misión muy similar a la de IRAS. El proyecto WIRE (Explorador de Infrarrojo de Campo Ancho) fue aceptado y posteriormente aprobado por la NASA para poder hacer un nuevo reconocimiento completo del cielo. Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde un proyecto a otro, y los avances realizados en la tecnología de los detectores infrarrojos, era un momento ideal para hacer un mapa del cielo de segunda generación. Además, la NASA aprovecharía la coyuntura para aprovecharlo una vez lanzara su primer observatorio infrarrojo, por decirlo así el sustituto del europeo ISO. Como SWAS, WIRE pertenecía a la serie Small Explorers, por lo que era un vehículo compacto de apenas 250 kg. a carga completa. Siendo en apariencia idéntico a todo lo anterior, disponía de una novedad interesante que lo convertía en innovador. Así, su criostato era de nuevo diseño. Técnicamente se denomina criostato de
dos etapas, y eso se debe a que posee dos contenedores con refrigerante. Cada tanque tiene su propio sistema de válvulas y su propio sistema de expulsión de refrigerante. El contenedor principal, con capacidad de 7 kg., estaba situado bajo el soporte del espejo primario rodeando la estructura del los detectores del plano focal, proporcionando un enfriamiento óptimo. El segundo tanque, situado en el lugar tradicional (en torno al tubo del telescopio) podía cargar 12 kg., y refrigeraba a la manera usual. En cuanto a su telescopio de arquitectura Ritchey-Chretien, su espejo primario, de 35 cm. de diámetro, había recibido un recubrimiento de oro, optimizando así la captación de la luz hacia los detectores. Por lo demás, las medidas para proteger el criostato del entorno espacial y del calor producido por el bus eran los tradicionales, aunque carecía de escudo solar y sus paneles solares estaban unidos al bus. Dadas sus compactas dimensiones, WIRE encajaba como un guante dentro de la cofia de un lanzador Pegasus-XL.
Los telescopios infrarrojos son aparatos muy sensibles, y WIRE fue quien lo demostró. Lanzado
impecablemente el 5 de marzo de 1999 a bordo de un Pegasus-XL (órbita de 409 x 426 km.), tenía por delante una misión
de 4 meses para escanear todo el cielo en las longitudes de onda de 9-15 y
21-27 micrones, por lo que sería capaz de detectar galaxias de estallidos
estelares y protogalaxias luminosas. Por desgracia, a las pocas horas, en el
control de Tierra se empezó a detectar una rotación no deseada que llegó a ser
de 60 rpm (como el resto de telescopios infrarrojos, estaba estabilizado en sus
tres ejes), y no pudieron recuperar el control sobre el satélite hasta varios
días después. Tras descargar los datos de ingeniería, descubrieron, con horror,
que la tapa del observatorio no estaba y su refrigerante (en este caso,
hidrógeno sólido) estaba completamente agotado. Como consecuencia, se organizó
una comisión que investigó las causas del fallo. La conclusión fue un fallo en
el diseño de las electrónicas de control, que provocaron una expulsión
prematura de la cubierta. A esto se le unió que WIRE fue reorientado hacia la Tierra como medida de seguridad para
equilibrar la temperatura, pero eso provocó, a causa de la luz reflejada por
nuestro planeta, que la temperatura ascendiera excesivamente y el hidrógeno se
evaporara, provocando la excesiva rotación. Así, la gente del proyecto se había
quedado con un objeto prácticamente inútil, aunque el satélite operaba
estupendamente, solo que sin el refrigerante era imposible completar la misión.
De manera que tuvieron que buscar alguna tarea que WIRE pudiera realizar, y tras mucho pensar decidieron emplear el
único escáner estelar del satélite para astrosismología, es decir, observar
cambios en el brillo estelar provocados por la actividad propia de las
estrellas. Aunque este aparato no estaba especialmente diseñado para esto, el
estar por encima de la atmósfera permitiría observaciones de alta precisión. El
20 de mayo del 2011 WIRE reentró en
la atmósfera, dando así fin a su frustrada existencia.
El programa de los Grandes Observatorios de la NASA, iniciado a
mediados de la década de 1970, propuso que uno de los cuatro en proyecto fuera
un telescopio optimizado para el estudio del infrarrojo. Íntimamente vinculados
a los transbordadores, se esperaba que con este último se rizara el rizo: se
diseñaría para ser una plataforma unida a los transbordadores y así realizar
vuelos repetidos de hasta 30 días de duración. Como en aquellos días se
esperaba que las lanzaderas hicieran vuelos una vez a la semana, sería posible
ir revisando y actualizando el telescopio, además de recargar el refrigerante.
Con este propósito (y una más que posible transición a la estación espacial Freedom, el primer concepto de la actual
ISS) se aprobó la iniciación de la misión SIRTF.
La Instalación Telescópica Espacial Infrarroja, en esta configuración
(Telescopio de 1 metro de diámetro, unos 1.000 litros de refrigerante, opción
de instalar instrumentación más moderna) estaba prevista que fuera elevada en
1990 para un año después iniciar las operaciones completas. Sin embargo, unas
pruebas realizadas durante la misión STS-51-F del transbordador Challenger indicaron que el entorno no
era el ideal para realizar astronomía desde un telescopio basado en la bodega
del transbordador. Esto dio como resultado que SIRTF pasara a ser un observatorio espacial tradicional.
A pesar del cambio de concepto, las ideas para este telescopio eran
muy interesantes. Gracias a IRAS se
habían descubierto nuevos tipos de objetos, y la NASA deseaba acelerar el
programa para desarrollar este nuevo telescopio. Por desgracia llegó 1986 y
tras el accidente del Challenger todo
se paralizó. SIRTF perdió así la
posibilidad de usar una etapa superior Centaur
(se prohibió su uso a bordo de los transbordadores), y también empezó a ser
víctima de un montón de ajustes presupuestarios. De esta forma, se empezó a
rediseñar por completo. Para empezar, dados los costes de lanzamiento de los
transbordadores, el observatorio tendría que recurrir a un cohete convencional,
lo que impuso unas medidas límite que no podían sobrepasarse. Otro de los
límites fue el de la masa. Y la liquidez, desde luego, impuso su peaje. Por
suerte, las limitaciones suelen incitar a los técnicos a buscar soluciones
creativas, y SIRTF no fue una
excepción. Así, aproximadamente en 1998, el diseño final concluyó, y resultó
sin duda innovador.
SIRTF resultó ser una
máquina bastante comedida en sus dimensiones y masa, y el diseño, visto
exteriormente, no parecía incorporar nada nuevo. Error: había que revisar en
sus tripas para encontrar innovaciones. Sin duda la característica más importante
de este observatorio es su criostato. Por primera vez, un telescopio infrarrojo
no tenía su sistema óptico dentro del criostato, si no que lo montaba encima,
lo que resulta una característica fundamental. Sin
introducir el tubo del telescopio, hay mucho más espacio para almacenar el refrigerante. Es más, como lo que realmente interesa enfriar son los detectores de los instrumentos, éstos eran los únicos que iban dentro del criostato, dentro de un módulo especial llamado Cámara de Múltiples Instrumentos, de 84 centímetros de diámetro por 20 de alto. Así, el criostato tenía una capacidad de 360 litros, que aunque era menor que la que cargó IRAS, estaba previsto que durara al menos cinco años. En cuanto al propio telescopio, seguía el diseño de los anteriores: Ritchey-Chretien de 85 centímetros de diámetro f/12 con una longitud focal de 10.2 metros. Su espejo primario está construido en berilio y con un recubrimiento de aluminio. El secundario también es de berilio, aunque sin recubrimiento. De esta manera, el telescopio (incluyendo sus soportes)
solo pesa 50 kg. Todo el módulo científico está protegido de la luz solar por un escudo (que dobla como panel solar), y que hace que la apertura evite disponer de un gran escudo cónico. En cuanto al módulo de servicio, obviamente incorpora todos los sistemas básicos, aunque las características de su órbita obligaron a dotar al observatorio de equipo de sondas espaciales. De esta manera, para comunicarse con su centro de control, recibió un sistema de comunicaciones tipo SDST de banda-X (el probado y validado exitosamente a bordo de la sonda Deep Space 1) y una antena de alta ganancia parabólica en la parte inferior del módulo, por lo que tiene que recurrir a la Red de Espacio Profundo de la NASA, como una sonda espacial más. Esto se debe a que la órbita elegida es heliocéntrica (vamos, órbita solar) de un tipo hasta el momento no usada antes: se la llama órbita de seguimiento terrestre, por lo que en apariencia un vehículo espacial allí colocado parece que va a la par que nuestro planeta por el espacio, solo que al estar algo más exterior, va retrasándose, lenta pero seguramente, de manera que con los años SIRTF se encuentra cada vez más lejos, por lo que las comunicaciones son más lentas, necesitando este sistema de comunicaciones. Esta órbita tiene otro gran beneficio. Al no estar en órbita terrestre, no se ve influenciado por la radiación infrarroja reflejada por la superficie terrestre, reduciendo aún más el consumo de refrigerante, el tradicional helio líquido superfluido. En cuanto a la instrumentación, SIRTF recibió tres experimentos: IRAC, Conjunto de Cámara Infrarroja (3.6, 4.5, 5.8 y 8 micrones), IRS, Espectrógrafo infrarrojo (5.3-40 micrones) y MIPS, Fotómetro de Imágenes Multibanda (24, 70 y 160 micrones). Para los detectores de los instrumentos, se recurrió a materiales exóticos como indio, germanio, galio o antimonio, pero sin duda los más interesantes son los detectores de IRAC para las longitudes de onda más cortas. Realizados a base de indio y antimonio, lo realmente importante de ellos es que no necesitan refrigeración activa, es decir, una vez acabado el refrigerante de helio, son capaces de continuar funcionando sin problemas con el frío espacial como método de enfriamiento. Eso permitiría continuar las operaciones, si bien más reducidas, durante tiempo indefinido. Así, una vez completado, SIRTF resultó ser un gallardo observatorio de 4.45 metros de largo, 2.1 metros de diámetro, y con una masa máxima de 865 kg., sin duda muy ligero.
introducir el tubo del telescopio, hay mucho más espacio para almacenar el refrigerante. Es más, como lo que realmente interesa enfriar son los detectores de los instrumentos, éstos eran los únicos que iban dentro del criostato, dentro de un módulo especial llamado Cámara de Múltiples Instrumentos, de 84 centímetros de diámetro por 20 de alto. Así, el criostato tenía una capacidad de 360 litros, que aunque era menor que la que cargó IRAS, estaba previsto que durara al menos cinco años. En cuanto al propio telescopio, seguía el diseño de los anteriores: Ritchey-Chretien de 85 centímetros de diámetro f/12 con una longitud focal de 10.2 metros. Su espejo primario está construido en berilio y con un recubrimiento de aluminio. El secundario también es de berilio, aunque sin recubrimiento. De esta manera, el telescopio (incluyendo sus soportes)
solo pesa 50 kg. Todo el módulo científico está protegido de la luz solar por un escudo (que dobla como panel solar), y que hace que la apertura evite disponer de un gran escudo cónico. En cuanto al módulo de servicio, obviamente incorpora todos los sistemas básicos, aunque las características de su órbita obligaron a dotar al observatorio de equipo de sondas espaciales. De esta manera, para comunicarse con su centro de control, recibió un sistema de comunicaciones tipo SDST de banda-X (el probado y validado exitosamente a bordo de la sonda Deep Space 1) y una antena de alta ganancia parabólica en la parte inferior del módulo, por lo que tiene que recurrir a la Red de Espacio Profundo de la NASA, como una sonda espacial más. Esto se debe a que la órbita elegida es heliocéntrica (vamos, órbita solar) de un tipo hasta el momento no usada antes: se la llama órbita de seguimiento terrestre, por lo que en apariencia un vehículo espacial allí colocado parece que va a la par que nuestro planeta por el espacio, solo que al estar algo más exterior, va retrasándose, lenta pero seguramente, de manera que con los años SIRTF se encuentra cada vez más lejos, por lo que las comunicaciones son más lentas, necesitando este sistema de comunicaciones. Esta órbita tiene otro gran beneficio. Al no estar en órbita terrestre, no se ve influenciado por la radiación infrarroja reflejada por la superficie terrestre, reduciendo aún más el consumo de refrigerante, el tradicional helio líquido superfluido. En cuanto a la instrumentación, SIRTF recibió tres experimentos: IRAC, Conjunto de Cámara Infrarroja (3.6, 4.5, 5.8 y 8 micrones), IRS, Espectrógrafo infrarrojo (5.3-40 micrones) y MIPS, Fotómetro de Imágenes Multibanda (24, 70 y 160 micrones). Para los detectores de los instrumentos, se recurrió a materiales exóticos como indio, germanio, galio o antimonio, pero sin duda los más interesantes son los detectores de IRAC para las longitudes de onda más cortas. Realizados a base de indio y antimonio, lo realmente importante de ellos es que no necesitan refrigeración activa, es decir, una vez acabado el refrigerante de helio, son capaces de continuar funcionando sin problemas con el frío espacial como método de enfriamiento. Eso permitiría continuar las operaciones, si bien más reducidas, durante tiempo indefinido. Así, una vez completado, SIRTF resultó ser un gallardo observatorio de 4.45 metros de largo, 2.1 metros de diámetro, y con una masa máxima de 865 kg., sin duda muy ligero.
Este observatorio fue elevado desde Cabo Cañaveral el 25 de agosto del
2003, dentro de la cofia de un Delta
2-7920H. Tardó poco en llegar a su posición de trabajo, donde después de
todo un proceso de verificación y pruebas, se declaró a SIRTF listo para funcionar. Pero como sus otros tres hermanos de
familia, necesitaba un nombre apropiado. Después de un concurso de ideas, se
decidió renombrarlo como Spitzer, en
honor al doctor Lyman Spitzer, uno de los primeros que, en 1946, describió las
ventajas de situar telescopios en el espacio, y se le considera el padre del
telescopio espacial Hubble. Aunque su
misión primaria estaba preparada para durar dos años y medio (y el suministro
de helio podría durar hasta cinco), el refrigerante de Spitzer no se agotó hasta el 15 de mayo del año 2009, fecha a
partir de la cual está en la llamada Misión Caliente, empleando únicamente los
detectores de las longitudes de onda más cortas, de manera que, a día de hoy, y
con más de 10 años en el espacio desde su lanzamiento, sigue funcionando.
Son muchos los descubrimientos que ha proporcionado. Así, en su primer
año de operación, fue capaz de ir más allá de ISO, penetrando una densa nube de polvo que antes no se pudo
atravesar. Otro espectacular fue el hallazgo de las estrellas más viejas observadas
hasta la fecha, creadas solo 100 millones de años después del Big Bang. También
ha sido usado para hacer dos reconocimientos de nuestra galaxia: GLIMPSE,
extendiéndose 300 grados alrededor la parte interna de nuestra galaxia mediante
IRAC, y MIPSGAL, que cubría 278 grados de nuestra galaxia a longitudes de ondas
más largas usando MIPS. Sin duda, uno de nuestros favoritos es la observación
que realizó a nuestra galaxia contando la densidad estelar en los brazos
espirales. Aunque las observaciones previas
afirmaban que la Vía Láctea era una galaxia espiral normal, parecida a Andrómeda (M31), Spitzer demostró que es más una espiral barrada, sin duda más bonita y espectacular. Pero desde luego, si algo le ha hecho famoso ha sido por ser el primer observatorio en captar la luz directa de planetas extrasolares. Por primera vez en el 2005, las técnicas se han refinado lo suficiente como para que actualmente sea la fuente primaria para estudiar las condiciones de los exoplanetas. Así, en mayo del 2007 fue capaz de realizar un mapa de temperaturas del gran exoplaneta HD 189733b, uno de los Júpiter calientes que orbitan extremadamente cerca de sus estrellas; la realización del primer mapa de nubes de un exoplaneta; y sin duda el último, hasta la fecha, el primer cálculo del diámetro de un planeta extrasolar, el Kepler-93b. Con su misión extendida una vez más, podrá seguir proporcionándonos nuevos y sorprendentes descubrimientos. Sin duda, es uno de los gigantes de la exploración espacial.
afirmaban que la Vía Láctea era una galaxia espiral normal, parecida a Andrómeda (M31), Spitzer demostró que es más una espiral barrada, sin duda más bonita y espectacular. Pero desde luego, si algo le ha hecho famoso ha sido por ser el primer observatorio en captar la luz directa de planetas extrasolares. Por primera vez en el 2005, las técnicas se han refinado lo suficiente como para que actualmente sea la fuente primaria para estudiar las condiciones de los exoplanetas. Así, en mayo del 2007 fue capaz de realizar un mapa de temperaturas del gran exoplaneta HD 189733b, uno de los Júpiter calientes que orbitan extremadamente cerca de sus estrellas; la realización del primer mapa de nubes de un exoplaneta; y sin duda el último, hasta la fecha, el primer cálculo del diámetro de un planeta extrasolar, el Kepler-93b. Con su misión extendida una vez más, podrá seguir proporcionándonos nuevos y sorprendentes descubrimientos. Sin duda, es uno de los gigantes de la exploración espacial.
tanto bajo el telescopio como del plano focal de instrumentos. Además, conociendo que este suministro no duraría para siempre, los japoneses decidieron incluir nuevos desarrollos tecnológicos para continuar operando con Astro-F más allá del periodo de reconocimiento. Para ello, se incluyeron criorefrigeradores mecánicos de ciclo Stirling, aparatos que, si bien no son tan eficientes como el criostato, al menos permitían que los dos instrumentos del satélite (FIS, Explorador de Infrarrojo lejano, 65, 90, 140 y 160 micrones) e IRC (Cámara de Infrarrojos, 1.8-5.3, 5.4-13.1 y 12.4-26.5 micrones) pudieran trabajar. De esta forma, como Spitzer posteriormente, su misión podría alargarse hasta que no hubiera financiación o el satélite dijera basta. Astro-F resultó un proyecto tan importante que las agencias espaciales europea y coreana del sur decidieron colaborar con el proyecto. La ESA tenía sus motivos: si Astro-F tenía éxito, la información recogida podrían usarla con su nuevo observatorio infrarrojo. Una vez el vehículo quedó finalizado, disponía de unas medidas de 1.9 x 1.9 x 3.7 metros, con un panel solar que se extendía 5.5 metros de ancho. Su peso en báscula era de 952 kg.
Un lanzador M-V-8 desde el Centro
Espacial Uchinoura, cerca de Kagoshima, Japón, lo elevó a su órbita de trabajo
a unos 700 km. de altitud el 21 de febrero del 2006. Una vez allí, recibió
(como es norma) su nombre definitivo, y desde entonces se le conoció como Akari (luz en japonés). Tras superar los
chequeos sin problemas, se puso a trabajar, algo más tarde de lo previsto a
causa de un fallo en uno de los sensores solares, lo que retrasó la expulsión
de la tapa. El helio líquido duró hasta el 26 de agosto del 2007, fecha en la cual los
criorefrigeradores se convirtieron en los únicos medios de
enfriamiento. Pero el tiempo no se había malgastado: se había escaneado el 94%
del cielo (el 90 dos veces) y se completaron unas 5000 operaciones de
apuntamiento hacia objetos individuales. A partir de ese momento, hasta que una
avería eléctrica dejó su instrumentación inoperativa en mayo del 2011, siguió
funcionando y proporcionando resultados. El 24 de noviembre del 2011 su misión
se dio por concluida.
¿Qué nos proporcionó Akari?
Muchas cosas interesantes. Sin duda sorprendente fue la detección de tres
generaciones de estrellas en una región bastante activa en una
nebulosa en la región de la constelación Vulpecula. Otro detalle curioso fue la detección de una supernova en la Pequeña Nube de Magallanes. De interés fue sin duda la observación de regiones activas de creación estelar en la galaxia M101. Y desde luego espectacular fue el descubrimiento de gas molecular en torno a núcleos galácticos activos de galaxias infrarrojas ultraluminosas. Y lo más importante: un reconocimiento del cielo con alrededor de 1.3 millones de objetos celestes detectables en luz infrarroja. Mucho con lo que poder trabajar. Realmente de diez.
nebulosa en la región de la constelación Vulpecula. Otro detalle curioso fue la detección de una supernova en la Pequeña Nube de Magallanes. De interés fue sin duda la observación de regiones activas de creación estelar en la galaxia M101. Y desde luego espectacular fue el descubrimiento de gas molecular en torno a núcleos galácticos activos de galaxias infrarrojas ultraluminosas. Y lo más importante: un reconocimiento del cielo con alrededor de 1.3 millones de objetos celestes detectables en luz infrarroja. Mucho con lo que poder trabajar. Realmente de diez.
Tiempo antes de que se hablara en los despachos de la ESA de ISO, alguien había hablado de la
necesidad de colocar en el espacio un observatorio heterodinio, es decir, un
observatorio capaz de separar distintas longitudes de onda de forma electrónica
para cubrir un gran rango espectral con un instrumento compacto. Esta propuesta
fue reelaborada, y en 1982, llegó al consejo de la ESA como FIRST, el Telescopio de Infrarrojo
Lejano y Submilimétrico. La propuesta no fue aprobada hasta 1986 como una de
las cuatro misiones principales del programa Horizon 2000 (siendo las otras
tres Rosetta, Planck y Gaia), aunque su
implementación no comenzó hasta 1993. Después de muchas reelaboraciones y
rediseños, al fin la actividad industrial para fabricarlo comenzó en el año
2001.
Este proyecto era importantísimo para la ESA, por lo que el nombre que
debía recibir tendría que resonar alto, muy alto. El escogido resulta sin duda
significativo. Ni más ni menos que Herschel,
en honor al gran astrónomo descubridor de Urano y, por supuesto, del
infrarrojo. Cuando se acabó su
construcción, en el 2008, resultaba pasmoso lo vieras por donde lo vieras. Con 7.5 metros de alto y cuatro metros de ancho, dejaba diminuto a todos los que habían sido lanzados previamente. Spitzer, a su lado, resulta bastante pequeño. Con estas dimensiones, obviamente se hizo todo a lo grande. Así, su criostato se diseñó con una capacidad de unos 2300 litros de hidrógeno líquido superfuido, y lo mejor era que este criostato seguía las directrices de diseño estrenadas en Spitzer, por lo que en su interior se encontraba un módulo para colocar sus tres instrumentos. El telescopio, encima del criostato, ha pasado a la historia. Se dotó a Herschel de un espejo primario de nada menos que 3.5 metros de diámetro, es decir, 1.1 metros mayor al del telescopio Hubble, por lo que lo convertía en el mayor observatorio espacial de toda la historia. Naturalmente, cuanto mayor es el telescopio, mayor es la cantidad de luz que recoge, por lo que este telescopio fue capaz de mirar más lejos y con mayor
sensibilidad. Sus características eran: Ritchey-Chretien f/8.7 con una longitud focal de 28.5 metros. Además, su espejo primario estaba construido, como el de Akari, en carburo de silicio, lo que le hacía sin duda extremadamente ligero. Sin embargo, el observatorio, así a primera vista, a pesar de sus medidas, seguía las directrices de diseño clásicas: los dos módulos separados (el módulo de servicio fue de un tipo diseñado específicamente para Herschel y Planck para ahorrar presupuesto) y un escudo solar (que doblaba como panel solar). En cuanto a su instrumentación, contaba con HIFI (Instrumento Heterodinio para Infrarrojo Lejano, de 157 a 625 micrones), PACS (Cámara y Espectrómetro de Conjunto Fotodetector, de 55 a 210 micrones) y SPIRE (Receptor de Imágenes Espectral y Fotométrico, de 194 a 672 micrones). Con todo este equipo, Herschel estaba dispuesto a investigar regiones infrarrojas nunca antes observadas. El peso en tierra de este coloso a plena carga era de 3.402 kg.
construcción, en el 2008, resultaba pasmoso lo vieras por donde lo vieras. Con 7.5 metros de alto y cuatro metros de ancho, dejaba diminuto a todos los que habían sido lanzados previamente. Spitzer, a su lado, resulta bastante pequeño. Con estas dimensiones, obviamente se hizo todo a lo grande. Así, su criostato se diseñó con una capacidad de unos 2300 litros de hidrógeno líquido superfuido, y lo mejor era que este criostato seguía las directrices de diseño estrenadas en Spitzer, por lo que en su interior se encontraba un módulo para colocar sus tres instrumentos. El telescopio, encima del criostato, ha pasado a la historia. Se dotó a Herschel de un espejo primario de nada menos que 3.5 metros de diámetro, es decir, 1.1 metros mayor al del telescopio Hubble, por lo que lo convertía en el mayor observatorio espacial de toda la historia. Naturalmente, cuanto mayor es el telescopio, mayor es la cantidad de luz que recoge, por lo que este telescopio fue capaz de mirar más lejos y con mayor
sensibilidad. Sus características eran: Ritchey-Chretien f/8.7 con una longitud focal de 28.5 metros. Además, su espejo primario estaba construido, como el de Akari, en carburo de silicio, lo que le hacía sin duda extremadamente ligero. Sin embargo, el observatorio, así a primera vista, a pesar de sus medidas, seguía las directrices de diseño clásicas: los dos módulos separados (el módulo de servicio fue de un tipo diseñado específicamente para Herschel y Planck para ahorrar presupuesto) y un escudo solar (que doblaba como panel solar). En cuanto a su instrumentación, contaba con HIFI (Instrumento Heterodinio para Infrarrojo Lejano, de 157 a 625 micrones), PACS (Cámara y Espectrómetro de Conjunto Fotodetector, de 55 a 210 micrones) y SPIRE (Receptor de Imágenes Espectral y Fotométrico, de 194 a 672 micrones). Con todo este equipo, Herschel estaba dispuesto a investigar regiones infrarrojas nunca antes observadas. El peso en tierra de este coloso a plena carga era de 3.402 kg.
El encargado de lanzarlo, junto con la misión de microondas Planck, fue el potentísimo Ariane 5, con capacidad más que de
sobras para elevarlos y aún tener sitio para algo más, aunque este no fue el
caso. Elevado el 14 de mayo del 2009 desde Kourou, tardó unos 60 días para alcanzar
la órbita en torno al punto lagrangiano L2, a 1.5 millones de km. más allá de
la Tierra en dirección opuesta al Sol, lo que garantizaba iluminación continua
de nuestra estrella y visión total de la Tierra. En el tiempo transcurrido
durante el
traslado, Herschel fue puesto a prueba, de manera que cuando llegó se puso a trabajar de inmediato. La capacidad del criostato le aseguraba observar el cielo durante aproximadamente tres años y medio, aunque realmente funcionó algo más, tres años, once meses y 15 días, hasta que el 29 de abril del 2013 se agotó. Posteriormente, al igual que con ISO, se operó a Herschel de maneras extrañas e inusuales como pruebas tecnológicas y novedosas. Después fue sacado de la órbita del L2, y su transmisor cerrado el 17 de junio. Durante este tiempo, Herschel fue la referencia allí arriba.
traslado, Herschel fue puesto a prueba, de manera que cuando llegó se puso a trabajar de inmediato. La capacidad del criostato le aseguraba observar el cielo durante aproximadamente tres años y medio, aunque realmente funcionó algo más, tres años, once meses y 15 días, hasta que el 29 de abril del 2013 se agotó. Posteriormente, al igual que con ISO, se operó a Herschel de maneras extrañas e inusuales como pruebas tecnológicas y novedosas. Después fue sacado de la órbita del L2, y su transmisor cerrado el 17 de junio. Durante este tiempo, Herschel fue la referencia allí arriba.
El proceso de estudio de todo lo investigado (alrededor de 35.000
observaciones científicas y más de 25.000 horas de observación) durará al menos
hasta el 2017, pero lo proporcionado hasta ahora es espectacular. Pongamos como
ejemplo la confirmación de un cinturón de asteroides alrededor de la estrella
Vega (se creía que solo era una nube de materia); el hallazgo de una burbuja de
gas alrededor de Betelgeuse, además de un filamento de materia; el
descubrimiento de que las estrellas en las etapas finales de su vida todavía
son capaces de crear planetas; una capa de la cromosfera baja de AlfaCentauri-A más fría que su fotosfera (algo solo visto en nuestro Sol); que el
agujero negro supermasivo de nuestra galaxia se alimenta de gas caliente; la
primera observación de una nube de Oort en una estrella lejana; y sobre
todo que ciertas regiones de creación de estrellas dejan material “descartado”. En cuanto al sistema solar, apoyó la misión DIXI de Deep Impact al estudiar con su sensibilidad el cometa 103P/Hartley 2, determinando con rotundidad que gran parte del agua terrestre proviene directamente de los cometas; el estudio del asteroide 99942 Apophis, confirmando que no se estrellará contra nosotros en el 2036 (aunque pasará a 29.000 km. en el 2029); que el agua que posee Júpiter en su atmósfera fue la liberada por el evento cataclísmico del cometa Shoemaker-Levy 9 en julio de 1994; y que Ceres, el mayor asteroide del cinturón principal, contiene agua en alguno de sus estados, probablemente sólido. Y lo que queda.
todo que ciertas regiones de creación de estrellas dejan material “descartado”. En cuanto al sistema solar, apoyó la misión DIXI de Deep Impact al estudiar con su sensibilidad el cometa 103P/Hartley 2, determinando con rotundidad que gran parte del agua terrestre proviene directamente de los cometas; el estudio del asteroide 99942 Apophis, confirmando que no se estrellará contra nosotros en el 2036 (aunque pasará a 29.000 km. en el 2029); que el agua que posee Júpiter en su atmósfera fue la liberada por el evento cataclísmico del cometa Shoemaker-Levy 9 en julio de 1994; y que Ceres, el mayor asteroide del cinturón principal, contiene agua en alguno de sus estados, probablemente sólido. Y lo que queda.
Meses antes del lanzamiento de WIRE,
llegó al despacho que dirige la serie de misiones MIDEX (Medium Explorers) del
programa Explorer la propuesta NGSS,
Reconocimiento del Cielo de Nueva Generación. Su misión resultaba idéntica a la
del telescopio que estaba a punto de enviarse, y aunque llegó a la final, acabó
desestimada. El problema con WIRE lo
cambió todo. Al quedarse sin vehículo que hiciera un completo reconocimiento en
infrarrojo con instrumentación moderna, el observatorio SIRTF, es decir, Spitzer,
tendría que realizar su misión tirando del mapa de IRAS. Con Astro-F (Akari) en sus primeras fases de
desarrollo, realizar un escaneo de segunda generación quedaba descartado. Así, NGSS fue resucitado para realizar un
reconocimiento del cielo en infrarrojo de tercera generación. La nueva
formulación de este proyecto fue entregada en el otoño del 2001, y fue
finalmente aprobada por la NASA para su desarrollo y lanzamiento en abril del
2004, aunque en el tiempo transcurrido, su nombre había cambiado.
donde la luz final llega a los cuatro conjuntos de detectores, permite observar la misma secuencia del cielo en cuatro longitudes de onda distintas. Estas son 3.4 micrones (banda ancha para estrellas y galaxias), 4.6 micrones (detección de radiación termal de fuentes de calor internas de objetos como enanas marrones), 12 micrones (radiación termal proveniente de asteroides) y 22 micrones (polvo en zonas de creación de estrellas). Estos detectores son la culminación de la tecnología sensora en infrarrojos. Los dos de la longitud de onda más corta se elaboraron a partir de una mezcla de mercurio, cadmio y telurio, los llamados sensores HgCzTe, y como los todavía funcionales en Spitzer, no necesitan refrigeración adicional. Por su parte, los de la radiación más larga, elaborados a base de silicio mezclado con un poco de arsénico, son los que necesitan ser refrigerados a temperaturas criogénicas para proporcionar lecturas claras. Con todo esto, cada detector posee nada menos que 1.032.256 pixels, por los 62 detectores de IRAS. Con este equipo, en la longitud de onda de los 22 micrones, puede distinguir objetos cinco veces más pequeños que IRAS en las de 12 y 25 micrones, y en las más bajas, objetos cientos de veces más pequeños que lo que podía ver COBE. Para mantener los sensores en su temperatura de operación, recibió un criostato de dos etapas como el estrenado por WIRE, con dos depósitos, uno principal alrededor de la parte baja de la estructura (para los detectores de 12 y 22 micrones), y el segundo en el lugar usual (para evitar el calentamiento del primario y refrigerar los detectores de 3.4 y 4.6 micrones). Así, la temperatura de operación es de entre -261º C y -241º C. Para lograrlo recibió 15.7 kg. de hidrógeno sólido, y se esperaba que durara al menos 10 meses. Lo llamativo de WISE es que el clásico escudo solar, en vez de estar separado de la estructura del criostato, envuelve la mitad de él en el lado solar, de manera que su único panel solar, fijo sobre el bus, es independiente. Y otro detalle destacable es que en el lado opuesto al panel solar se colocó una gran antena en forma de disco de conjunto de fase, sintonizada en banda Ku, para enviar sus resultados (almacenados en una tarjeta de memoria flash con una capacidad de 96 GB) al centro de control usando como intermediarios los satélites TDRS situados en órbita geoestacionaria a un ratio de 100 megabits por segundo. El peso en báscula a plena carga antes del lanzamiento era de 661 kg.
Si quieres observar todo el sistema de tuberías y manómetros que carga
un criostato, sin duda WISE es la
primera opción (Spitzer la segunda)
porque todo el aparataje está colocado en el lado que siempre apunta en
dirección antisolar. Aquí nos damos cuenta de lo complicado que es este tipo de
contenedor. En fin, a bordo de un Delta
2-7320, fue colocado en el espacio el 14 de diciembre del 2009, a una
altitud de 525 km., en una trayectoria polar sincrónica solar, desde la base de
Vandenberg en California. Una vez completado el escrupuloso proceso de pruebas,
el 14 de enero del 2010 comenzó su misión primaria. Tal fue su efectividad que
a finales de febrero había examinado un cuarto del cielo, en abril la mitad, a
finales de mayo los tres cuartos, hasta finalizarlo el 17 de julio, comenzando
un periodo prolongado de reconocimiento de la primera mitad por segunda vez
hasta que
en octubre el refrigerante se agotó. Antes de que esto sucediera, la gente del proyecto solicitó presupuesto para continuar 10 meses más después del agotamiento del hidrógeno, pero tras discusiones solo se aprobó una misión extendida de apenas cuatro meses llamada NEOWISE. Empleando los sensores de las longitudes de onda más cortas lo emplearían para buscar y estudiar nuevos asteroides NEO’s. Tras completar esta extensión, el transmisor de WISE se apagó dejando al telescopio en hibernación en caso de que en un futuro alguien pudiera usarlo para fines importantes. Y así fue como el 1 de septiembre del 2013 volvió a ponerse en marcha para realizar una nueva misión de caza de asteroides NEO’s, de tres años de duración, como respuesta al impacto de un pequeño asteroide, localizado demasiado tarde, en la región rusa del sur de los Urales.
en octubre el refrigerante se agotó. Antes de que esto sucediera, la gente del proyecto solicitó presupuesto para continuar 10 meses más después del agotamiento del hidrógeno, pero tras discusiones solo se aprobó una misión extendida de apenas cuatro meses llamada NEOWISE. Empleando los sensores de las longitudes de onda más cortas lo emplearían para buscar y estudiar nuevos asteroides NEO’s. Tras completar esta extensión, el transmisor de WISE se apagó dejando al telescopio en hibernación en caso de que en un futuro alguien pudiera usarlo para fines importantes. Y así fue como el 1 de septiembre del 2013 volvió a ponerse en marcha para realizar una nueva misión de caza de asteroides NEO’s, de tres años de duración, como respuesta al impacto de un pequeño asteroide, localizado demasiado tarde, en la región rusa del sur de los Urales.
Durante su misión primaria adquirió nada menos que 2.7 millones de
imágenes en las que observó de todo, destacando los 33.500 nuevos asteroides
que aparecieron ante su óptica, localizando puñados de asteroides cada día. En
cuanto a NEOWISE, permitió localizar todavía más asteroides (incluyendo el
primer troyano de la Tierra) y una docena de cometas. Su mapa completo del
cielo, publicado en marzo del 2012, nos enseña millones de objetos, todo un
punto de partida tanto para Spitzer
como para el futuro sustituto del Hubble.
Pero sin duda lo más llamativo de la misión WISE
ha sido la localización de un montón nuevo de enanas marrones, descubriendo un
nuevo tipo de estos extraños cuerpos celestes. Con WISE de nuevo en marcha, nos mostrará muchas más maravillas.
El proyecto del Gran Telescopio Espacial, que dio como resultado el Hubble, se puso en marcha en los años
1970. Con él en órbita, a mitad de la década de 1990, en el ámbito científico
se empezó a hablar de su sustituto. Con el anodino nombre de NGST, Telescopio Espacial de Nueva
Generación, este puede estar destinado a ser el primero de una nueva generación
de observatorios espaciales. Actualmente los observatorios espaciales se basan
en los esquemas de los viejos telescopios basados en tierra con espejos
primarios monolíticos, de una sola pieza. Con la aparición de los espejos
primarios segmentados se hizo posible construir espejos mayores para
observatorios emplazados en el suelo. Los Keck de Hawaii o el Gran Telescopio
de Canarias tienen esta construcción. La base de NGST es la misma: colocar el mayor espejo primario en el espacio
siguiendo esta nueva tendencia. Esto supone toda una serie de nuevas
tecnologías, y una forma nueva de diseñar un vehículo espacial. Sin duda lo más
característico es que tiene que ocupar lo mínimo posible para encajar en una
cofia de cohete, de manera que debe tener una enorme cantidad de partes móviles
que, una vez liberado de la última etapa de su lanzador, se despliegue
completamente, y esto supone un riesgo de avería importante. Estos problemas no
suelen desanimar, y tanto la ESA como la NASA están implicados al 100% con este
proyecto, aunque como el Hubble en su
día, está siendo un inmenso agujero negro de dinero.
Para recortar gastos, el espejo primario del nuevo observatorio perdió
metro y medio de diámetro. El proyectado inicialmente era de 8 metros. En el
2002 se redujo a 6.5, lo que le convertirá sin duda en el mayor de la historia,
tres metros mayor que el de Herschel.
Así, el Telescopio Espacial James Webb
(rebautizado así en el año 2002 en honor al segundo Administrador de la
historia de la NASA, que impulsó el programa Apollo y colocó la ciencia como el objetivo número uno de la
agencia) será el más capaz de todos los tiempos, yendo más allá de lo que pudo
el formidable observatorio europeo. ¿Por qué en infrarrojo? Bueno, no hay
respuesta oficial a eso, pero el potencial de descubrimientos en esta longitud
de onda promete mucho. Con semejante espejo será capaz de penetrar densas nubes
de polvo que rodean a los criaderos de estrellas más recónditos, aunque sobre
todo lo más importante será acercarse todavía más a los tiempos inmediatamente
posteriores al Big Bang.
El espejo primario del James
Webb estará compuesto por 18 segmentos hexagonales elaborados en berilio, y
cada uno recubierto de oro. Se colocarán en un montaje dividido en varias
secciones que de manera automática recolocará y alineará los segmentos para un
enfoque óptimo. El sistema óptico entero tendrá una longitud focal de 131.4
metros, y tiene un diseño tipo Korsch, es decir, que dispone de espejos
secundario y terciario curvados para entregar imágenes libres de aberraciones
ópticas. El diseño general del observatorio resulta sin duda inusual, porque
bajo el módulo óptico hay una estructura de extraño diseño, que almacenará todo
lo necesario para funcionar y doblará como escudo solar. Se han seleccionado
cuatro instrumentos para volar en el James
Webb: NIRCam (0.6 a 5 micrones), NIRSpec (idéntico a NIRCam), MIRI (5 a 27
micrones) y NIRISS (0.8 a 5 micrones). Su masa de lanzamiento se estima en unos
6.200 kg., y será elevado dentro de la cofia de un Ariane 5 con destino a la órbita en torno al punto L2 en octubre del
2018. Este es un proyecto discutido, y en el 2011 estuvo a punto de cancelarse
dada la elevada factura que estaba acumulando (como el Hubble) pero ahora gran parte de los recursos de la NASA están
entregados a su finalización y en cumplir su fecha de lanzamiento. Ya veremos
como acaba en asunto.
Más allá hay otros proyectos de observatorios infrarrojos. Por un
lado, está la colaboración ESA-JAXA para la misión SPICA, un telescopio infrarrojo de 3 metros de diámetro de espejo
primario refrigerado únicamente por criorefrigeradores mecánicos, eliminando
por tanto el criostato. Entre sus objetivos está el estudio de la formación
galáctica, en la búsqueda de de los componentes de la vida, y mirar lo más
lejos posible con un rango espectral entre 5 y 200 micrones. Otro proyecto, con
fecha de lanzamiento prevista para el 2020, es Euclid, de la ESA, que, con la colaboración de la NASA, irá a la
búsqueda de la materia oscura. De los dos instrumentos, uno es un fotómetro de
infrarrojo cercano (entre 1 y 2 micrones), servido por un telescopio tipo
Korsch con un espejo primario de 1.2 metros. Y aunque este de momento es una
propuesta, la NASA también apunta a la
materia oscura a través del infrarrojo con su WFIRST-AFTA. Se basa en el Hubble en gran medida, sobre todo en las dimensiones de su espejo primario, pero trabajado para observar el infrarrojo cercano entre los 0.4 y 2 micrones. Su bus, por el contrario, según este último plan, se basaría en el del observatorio solar SDO, y se colocaría en órbita geoestacionaria. Visto lo visto, tenemos observatorios infrarrojos para rato.
materia oscura a través del infrarrojo con su WFIRST-AFTA. Se basa en el Hubble en gran medida, sobre todo en las dimensiones de su espejo primario, pero trabajado para observar el infrarrojo cercano entre los 0.4 y 2 micrones. Su bus, por el contrario, según este último plan, se basaría en el del observatorio solar SDO, y se colocaría en órbita geoestacionaria. Visto lo visto, tenemos observatorios infrarrojos para rato.
Puede que la astronomía infrarroja desde el espacio empezara con un
poco de retraso, pero se está convirtiendo, sin temor a equivocarnos, en la
disciplina más importante de todas. Y aquí estaremos para relatarlo.
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