Desde los pasados tiempos históricos se lleva mirando el firmamento, y ya desde los tiempos del antíguo Egipto se vienen observando figuras en el cielo. Con el movimiento de la Tierra por la galaxia las estrellas han estado variando lentamente de posición, por lo que los dibujos de estas figuras han variado. Actualmente hay 88 constelaciones, pero pocas de ellas son cruzadas al año por el Sol: son las llamadas constelaciones del Zodiaco, en las que los astrólogos y similares creen predecir el futuro, guiar los designios de la gente que nace bajo una constelación en concreto, pero lo que nadie sabe que en todo esto hay graves errores de fechas. Con el tiempo hicieron esto para que todo cuadrara, pero echando un vistazo, el error es de bulto.
Si nos ceñimos a la astronomía, al observar el tránsito del Sol por el cielo a lo largo del año, nos queda claro que las fechas no son tan exactas, que casi corresponden a un mes cada uno, si no que a veces tarda en algún caso más de un mes, y en otros casos apenas son varios días. Aries, el carnero (Viene a significar el Vellocino de oro buscado por Jasón y los argonautas) es vigente, es decir, el Sol está en esta constelación durante 25 días, desde el 18 de abril hasta el 13 de mayo, lo que es decir, los nacidos durante estos días pertenecen a este signo. Tauro representa varias cosas dependiendo de la civilización que hable: en el caso de los egipcios representaba a Osiris, mientras que para los griegos representa al toro enviado por Zeus contra Orión porque estaba molestando a las ninfas. Desde el 13 de mayo hasta el 20 de junio, en total 38 días, todos los nacidos pertenecen a Tauro. Géminis representa a los gelemos Castor y Pollux. Castor era mortal, y Pollux inmortal, (ambos hijos de Zeus tras acostarse con la reina de Esparta), y cuando Castor fue asesinado, Pollux pidió a Zeus morir ya que si no podía compartir la vida con su hermano, prefería ese destino. Por lo tanto, Zeus les llevó a las estrellas, en donde estarían juntos para siempre. El Sol ocupa esta constelación desde el 20 de junio hasta el 19 de julio. Una de las constelaciones más ambíguas es Cáncer. Visto como un escarabajo o un cangrejo, dependiendo de su interpretación, para los egipcios representa el escarabajo, como símbolo del dios Jepri, dios de la fertilidad y del renacimiento, mientras que para los griegos no era más que un cangrejo incordio que intentaba pellizcar los dedos de Heracles (Hércules) mientras luchaba contra la Hidra, una de las famosas doce tareas. El Sol recorre esta constelación desde el 19 de julio hasta el 9 de agosto, es decir, 21 días. Leo es visitado por el Sol durante 37 días, del 9 de agosto hasta el 15 de septiembre. La representación más conocida de Leo pertenece a otro de los 12 trabajos de Heracles, cuando se enfrentó al temible león de Nemea, cuya piel era resistente al metal y las piedras, y que tras feroz combate Heracles consiguió ahogar, tras luchar contra él nada más que con sus desnudas manos (un poco burro el amigo). Una vez muerto el león lo despellejó para hacerse una capa con su piel, y con su cabeza un casco, lo que le volvió invulnerable. En esta constelación está una de las más importantes estrellas que se pueden ver desde la Tierra, Regulus, también llamado el corazón del león. En Virgo Helios tarda más tiempo del habitual en abandonar dicha constelación, ya que su tránsito dura 47 días, del 15 de septiembre al 30 de octubre. Virgo siempre es asociada con la fertilidad, por lo que siempre se representa como una mujer. Para los babilonios era la diosa Ishtar, Perséfone para los griegos, y las leyendas sobre ambos personajes tienen ciertos paralelismos: tanto Ishtar como Perséfone acabaron atrapadas en el submundo, el infierno, y por lo tanto, al no aparecer en el cielo las cosechas fueron devastadas. La diferencia es que Ishtar bajó al submundo para recuperar a su esposo fallecido, mientras que Perséfone fue secuestrada por Hades y encerrada en sus dominios.
Siempre se ha conocido la balanza celestial que representa Libra. Helios la visita desde el 30 de octubre hasta el 22 de noviembre (22 días), y la creencia más general es que esta constelación representa la balanza en la que se pesaban por un lado el corazón del recién fallecido, y en el otro lado una pluma. Dependiendo del lado en que se inclinara la balanza iba al cielo o al infierno. Sin embargo otra creencia le daba el significado de la duración idéntica del día y la noche en el equinoccio de septiembre. Escorpio es una de las peor consideradas mitológicamente hablando. Éste representa el escorpión enviado por Gea para acabar con Orión, por venganza. Por este motivo en el cielo las constelaciones de Orión y Escorpio nunca se ven juntas en el cielo, ya que cuando una se oculta, aparece la otra. El Sol solo pasa por Escorpio 8 días, del 22 al 29 de noviembre. En esta constelación está una de las estrellas más grandes del firmamento, Antares, 400 veces más grande que el Sol. Sagitario, junto a la constelación de Centáuro, ubicadas ambas en el hemisferio sur, representa a los centáuros, criaturas mitad humanas mitad caballos. Para los romanos era una segunda representación del centáuro Quirón, el más sabio de ellos, muerto por una flecha envenenada con la sangre de la hidra, y que Zeus colocó al lado del Centáuro. Sin embargo, para los mesopotámicos era la representación del dios cazador Negal, también asociado a su diós de la guerra Irra. Helios cruza esta constelación desde el 17 de diciembre hasta el 19 de enero, en 36 días. Capricornio representaba la entrada en el invierno para los mesopotámicos, es decir, el solsticio de diciembre. Además, representaba al dios Oanes, dios de la sabiduría, que instruía a las gentes de aquellas tierras. Sin embargo, para los griegos representaba al dios Pan, una suerte de sátiro que vivía con gran lujo. Lo que representa la constelación es el resultado de una transformación fallida, ya que, como sátiro, tenía parte de cabra. Cuando Tifón fue enviado para destruir a los dioses del Olimpo, Pan intentó transformarse en pez. Sin embargo, cuando salió del agua era una suerte de engendro mitad cabra mitad pez, una visión que horrorizó a Tifón e hizo que huyera. Por lo tanto, y como premio, es representado así en el cielo. Del 19 de enero al 16 de febrero el Sol transita por esta constelación. Acuario se ha asociado en la época egipcia como la época de las crecidas del Nilo, lo que posteriormente permitía a los agricultores cultivar toda clase de alimentos. Por ello crearon la figura del aguador, llamado Hapi. En la época mesopotámica representaba el mes de las lluvias. Sin embargo para los griegos representa al pobre Ganímedes. Zeus, que hacía a pelo y pluma, al ver al muchacho, bajo a por él transformado en águila, y lo elevó al Olimpo, en donde recibió la inmortalidad y el cáliz del néctar de los dioses. Cual culebrón suramericano que se precie, los celos surgieron entre los dioses, sobre todo a Hebe, diosa de la juventud, pero también hija de Hera, esposa de Zeus. Entonces Hera se agarró un cabreo bestial tras ver a su esposo enamorado de un jóven, por lo que le obligó a apartarlo del Olimpo. Sin embargo Zeus, con un poco de mala baba, elevó a Ganímedes a los cielos. Helios viaja por Acuario desde el 16 de febrero hasta el 11 de marzo. El Sol termina la ronda de las constelaciones zodiacales en Piscis, que lo recorre del 11 de marzo al 18 de abril. Los comienzos de esta constelación se inician en la actual Siria, en una divinidad llamada Derke, mitad mujer mitad pez. Sin embargo la representación por la cual está en el cielo viene de los romanos. Volviendo al asunto de Capricornio, en esta ocasión los que escapaban eran Venus y Cupido (Afrodita y Eros para los griegos). Al tiempo que Pan erraba en su transformación, Venus y Cupido también se zambulleron en el rio para huir de Tifón, en el que se transformaron en peces, y entonces Venus se unió a Cupido con una cuerda para huir de la criatura, por lo que al final fueron representados así en el cielo.
Supongo que si habéis estado leyendo el párrafo anterior os habréis dado cuenta de un pequeño detalle. Os animo a que volvais a mirar, para que comprobéis que entre Escorpio y Sagitario hay un espacio de 19 días. Lo que ocurre es que a la hora de cuadrar el asunto del zodiaco, doce era mucho mejor que trece. El doce es un número que significa fin, la totalidad, y el trece, bueno, ya sabemos lo que ocurre con el trece. Lo que nos importa es que con el paso de los siglos, y con el movimiento de la Tierra por la galaxia y el universo (precesión de los equinoccios o regresesión del punto Aries, por lo que Aries dejará con el tiempo de ser la primera para dárselo a Piscis) hay una constelación que es transitada por el Sol, desde hace mucho tiempo, y que ha sido conscientemente omitida, por razones desconocidas. Si se mira un planisferio, entre Escorpio y Sagitario podría hacerse una línea recta entre ambas que es lo que probablemente origina esta omisión consciente, pero como el trayecto del Sol no es una línea exacta, ésta se desvía desde Escorpio, para entrar en la que nos ocupa: Ophiuchus. Puede que su nombre no sea tan prosaico como el de las otras doce. Y 19 días son demasiados como para ignorarla. Ophiuchus representa al médico Esculapio, una especie de genio de la medicina criado por el centauro Quirón (por eso Ophiuchus, Sagitario y Centauro están juntas en el cielo), hijo de la madre de Apolo y un mortal, que fue rescatado del vientre de su madre por Hermes. Entonces, al ser criado y educado por Quirón, aprendió toda la ciencia de la medicina que sabía el centauro, y se convirtió en una especie de médico milagro, que era capaz de revivir a los muertos, ya que entre sus famosas resucitaciones está la de Orión, que había muerto a causa de la picadura del escorpión, un escorpión que fue aplastado por Esculapio. Hades, al ver que su infierno se quedaba vacío a causa de las extraordinarias habilidades de Esculapio, protestó ante Zeus, que lo fulminó con un rayo. Apolo, entristecido, lo elevó a los cielos, y como venganza, eliminó a todos los centauros. En el cielo Ophiuchus es representado como una figura humana sosteniendo con sus manos una serpiente, de la que usaba su veneno para sanar a los enfermos.
Como podéis comprobar, hasta en estos asuntos tan triviales hay discusiones. Aunque el asunto del zodiaco no nos importa para nada, tiene su justificación astronómica. Y quién sabe, tal vez en un futuro el asunto este del zodíaco que corrija, y asi pueda haber gente que cuando le pregunten que de qué constelación es, responda, quizás con orgullo: soy Ophiuchis. Nosotros conocemos una persona que pertenece a tal constelación, aunque lo ignora. Lo que dirán algunos, bendita ignorancia. Sin embargo, no podíamos pasar esto sin contarlo.
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