Si habéis estado algo atentos a los noticiarios, tal vez hayáis oído algo sobre la sonda japonesa Akatsuki, que el día 8 intentó alcanzar Venus. Y como estos medios de comunicación solo hablan de los asuntos espaciales cuando falla algo (parece que para regocijarse de ello, a nuestro modo de ver), ya se habla de fracaso. Ya contamos en una anterior entrada que más importante que la misión en sí, era el camino, y que durante él muchas cosas pueden salir mal. Este es el caso. Lo que no llegaban a contar (tal vez por malicia, quizás por desconocimiento, puede que por no tener suficiente espacio) es que la sonda aún funciona, y ahora mismo se está investigando el por qué del fallo. No vamos a agobiaros con tecnicismos, que puede que ni siquiera queráis, pero vamos a intentar explicar cómo están las cosas ahora y qué le espera en el futuro.
Para empezar, hablamos de la sonda en sí. Akatsuki (previamente llamada PLANET-C) despegó de Tanegashima el 18 de mayo, con la misión de caracterizar casi como nunca la atmósfera de Venus, y a tal efecto incorpora 5 cámaras, cada una especializada en un rango de visión y para un uso específico. Y como se sabe, debería haber llegado a Venus el día 8 de este mes.
A decir verdad, esta sonda es tecnológicamente muy avanzada, con varias de sus cámaras miniaturizadas, y con complejos sistemas que lo gestionan. Y de lo que estaban más orgullosos sus constructores era de su tobera cerámica (la primera vez que se usa una de este tipo en el espacio), capaz de soportar más encendidos y durante más tiempo gracias a los materiales utilizados para su construcción (el mismo que usan los transbordadores en su escudo térmico). Mucho se ha invertido en Akatsuki, y el fallo de la maniobra ha supuesto una decepción.
Aún no se saben las causas (o eso nos han dicho) de lo ocurrido, aunque al menos la información que nos ha enviado la sonda es que el motor se encendió, pero menos tiempo del necesario, a causa de que la cámara de combustión no estaba correctamente presurizada (a grandes rasgos, llena de aire, en este caso de helio), que provocó que el motor se apagara. Pero también se sabe que la sonda se inclinó 20º (tampoco se sabe el por qué, quizás algo le impactó) entonces el ordenador de a bordo detectó un error, y apagó sus sistemas para protegerse, es decir, entró en modo seguro, y así, se pasó de largo Venus. Ahora mismo la sonda está completamente recuperada y es plenamente funcional, pero las incógnitas se mantienen. Se ignora el estado del sistema propulsor. Por un lado creen que el motor cerámico está dañado, algo casi imposible de averiguar. Y por otro lado se piensa que el tanque de helio, o los conductos que lo transportan hacia la cámara de combustión tienen una fuga. Por el momento solo hay conjeturas.
Ahora bien, a pesar de esto, aún cabe la posibilidad de alcanzar de nuevo el planeta y realizar la misión para la que fue diseñada (un precedente es el de NEAR-Shoemaker, que se pasó de largo el asteroide Eros, al que llegó un año después), aunque el problema es que la próxima oportunidad, una vez realizados los cálculos, será en diciembre del 2016 o enero del 2017. Para ello tendrá que solventar varios problemas.
El primero, y más importante, es sobrevivir al ámbito espacial entre órbitas. Ha sido diseñada para sobrevivir dos años en el espacio sin tener que entrar en órbita, lo que reduce el margen de seguridad, por lo que le queda un año y cinco meses para superar ese límite de seguridad, y sobre todo sobrevivir a la radiación solar, al viento solar, y al frío. Ese es el segundo problema, y no el frío en sí, sino que al estar tanto tiempo dando vueltas por allá, el combustible pueda congelarse (y por tanto, estar prácticamente como sin combustible), por lo que se volvería a pasar de largo Venus. Un tercer problema es el Sol mismo. Ahora mismo Helios está en una época inusualmente vacío de manchas solares, y con pocas erupciones solares. Claro, que cualquier erupción que se produzca y de de lleno a Akatsuki (como le pasó a Hayabusa) podría fundir todos sus circuitos, y poniéndonos en el peor de los casos, acabar completamente con la electrónica de la sonda, por lo que adiós misión. Aunque la radiación que acumule durante esos 6 años también podría acabar, más lentamente, con todos sus sistemas (aunque si está bien diseñada y construida, podría emular a Galileo, que soportó 3 veces más radiación que la que estaba diseñada a resistir por Júpiter). Hay otros riesgos, tales como impactos de de micrometeoritos, errores de navegación, consumo excesivo, softwares mal diseñados (lo que provocó el fin de Mars Global Surveyor en Marte en el 2006), fugas de combustible (como Nozomi, otra japonesa, que iba a Marte), daños en la batería de la sonda, etc. En fin, muchas cosas podrían ir mal, pero estamos al principio de un viaje inesperado, que podría acabar, cualquiera sabe, en una misión exitosa. Es pronto para saberlo.
Ahora mismo la sonda se aleja del que debería ser su hogar, con tristeza, y quizás con más ganas que nunca de volver, para demostrar lo que vale. Y mientras se aleja, más que nada para probar en el estado en el que se encuentran, ha tomado varias instantáneas del limbo del planeta, y otras en las que vemos todo el disco planetario, mostrando la huella de calor infrarrojo que siempre tendrá Venus. Al menos, quieras que no, menos es nada, y aún tenemos a Venus Express allí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario