Phoenix, un tributo

jueves, 29 de octubre de 2009

Pasado y futuro


Ayer, con la gran pompa y fanfarria que caracteriza a la NASA, lanzó el prototipo del que podría ser la piedra angular para el regreso a la Luna. El Ares I-X, el primer ejemplar del cohete Ares I, es un demostrador que equipa casi todos los elementos que montaría el modelo de "serie", salvo la última fase y la cápsula Orion, con la que la NASA pretende alcanzar de nuevo nuestro satélite. El vuelo ha sido un éxito, a pesar de que ha alcanzado los 40 km. de altura, ya que debería haber alcanzado los 60. Ahora están recogiendo las piezas del cohete para analizar todo el proceso.

Este es el primer ingrediente de lo que se llamó la "Visión sobre la Exploración Espacial", o lo que es decir, la preparación de la NASA para regresar a la Luna, y usarla como trampolín para alcanzar Marte. Y entre los muchos programas adscritos a esta "Visión", producida por la anterior administración norteamericana, está el Constellation, que es el nombre que se le ha dado al programa tripulado. Y como tal programa, se diseñó el vehículo que nos llevaría a Selene. Es el antes mencionado Orion, que también comprende una sección de alunizaje llamada Altair. El planteamiento es el siguiente. La variante pesada del Ares I, el Ares V, con el Altair en su punta, se lanzaría hacia la Luna, en donde quedaría aparcado en la órbita de nuestro satélite. Entonces, el Ares I, con el Orion en su punta y con 4 (antes 6) astronautas, sería enviado al encuentro del Altair. Entonces se conectarían, y tres de los astronautas alunizarían, pasando dos semanas andando e investigando por la superficie lunar. Pasados esos días, regresarían a la Tierra.

Con cierto tufo al programa Apollo (es un auténtico calco), este programa se ha ido desarrollando con muchas zancadillas, a saber: problemas de desarrollo del cohete Ares I, imposibilidad de cumplir el estricto programa de preparación, el dato de que la NASA lleva sin desarrollar cápsulas desde los años 70... todo se ha ido acumulando. Además la NASA cuenta cada vez con menos presupuesto. Si tenemos en cuenta que todavía hay que terminar la Estación Espacial Internacional (ISS), que tiene un rígido calendario de lanzamientos hasta el 2010, pues el desarrollar dos programas a la vez es demasiado costoso.

El anterior director de la NASA, Michael Griffin, declaró abiertamente que el programa Apollo nunca se debió abandonar, y que tanto el transbordador como la ISS son errores muy graves. De lo que no se acordaba (o no quería acordarse) es que cuando se canceló el programa Apollo la NASA estaba casi arruinada, y por eso tuvo que cancelar las cuatro últimas misiones lunares. Estamos de acuerdo en que los transbordadores no han salido todo lo rentables que se preveían, pero desde luego es la senda que deberíamos seguir si queremos explorar más allá de la órbita terrestre. El volver a las cápsulas es un retraso, y es posible que se hayan dado cuenta.

Hace casi un año la Administración americana cambió de dirigentes, y los que llegaron han preparado un comité de expertos para analizar la situación actual de la NASA, llegando a conclusiones interesantes. Lo que destacamos de ese informe es que entre la jubilación de los transbordadores (prevista para el 2010) y el primer uso del Orion con astronautas es de cinco años, y es un retraso que no quieren asumir. También se pretende anular uno de los dos modelos del Ares, y centrar el lanzamiento de las cápsulas con variantes de cohetes actuales. Y también se planea retrasar la jubilación de las lanzaderas para el 2011. Por nuestra parte, sigue siendo insuficiente.

En mucha parte del texto hemos hablado en condicional, no todo es seguro. Ahora lo que contaremos no es más que pura utopía. Siguiendo el maltratado ejemplo de la ISS, es decir, que casi todas las agencias espaciales del mundo se hayan juntado para colocar en órbita el mayor ingenio jamás diseñado, si se quiere volver a la Luna, investigar Marte con gente, y alcanzar cada punta del sistema solar (e ir más allá, claro está) ese es un esfuerzo que debería ser MUNDIAL, es decir, que se juntaran todas las agencias espaciales del mundo (el de la ESA es un ejemplo a seguir), gestionado todo por las naciones unidas. Lo que queremos decir es que debería existir una agencia espacial mundial, en la que no haya intereses nacionales, sino que todas las partes se aúnen en tal esfuerzo. Un documental que vimos hace unos años hablaba sobre esto. Pero lo dicho: esto no es más que una utopía. Estaremos atentos a cualquier avance.

Está claro que aquí no es oro todo lo que reluce.

martes, 20 de octubre de 2009

lunes, 19 de octubre de 2009

Aquel país desconocido


Tras pasar a 220 km. de altura de Mercurio, a la Messenger solo le queda entrar en órbita. El día 30 de septiembre nuestra mensajera terrestre regresó al primer planeta por tercera vez para preparar su maniobra final, que, eso si, sucederá el 18 de marzo del 2011, o lo que es decir, en 515 días. El sobrevuelo fue impecable, salvo por una pequeña pega: tras pasar por la zona de sombra del planeta, y por lo tanto, fuera de nuestra vista, la sonda entró en modo seguro, por razones que todavía no se saben. Por lo tanto no hubo la exploración de después del acercamiento, pero aún así, tenemos cosas interesantes, y sobre todo, nuevas tierras observadas, durante la fase de aproximación. Nuevos cráteres, escarpados, tierras llanas, etc. Poco nuevo queda por observar del planeta, pero cuando entre en órbita y empiece por fin su misión tendremos una mejor vista de Mercurio por completo. La lástima es que queda taaaaaaanto tiempo todavía, que la espera se nos va a hacer larga. Pero llegará, dadlo por seguro. Y sobre todo, estaremos aquí para relatarlo.

Más de treinta años tuvimos que esperar para que una nueva sonda se atreviera a acercarse a tan hostil zona del sistema solar. No es fácil llegar, y aún más difícil es mantenerse, y no digamos el funcionar. A tal efecto, esta magnífica sonda porta un escudo a modo de sombrilla para protegerse del fuerte calor y de la luz del Sol que es tan fuerte que quemaría los instrumentos de a bordo.

Pero ella no fue la primera en aventurarse tan lejos de nosotros pero tan cerca del Sol. Ese fue el honor de Mariner 10, que también se acercó tres veces a Mercurio entre 1974 y 1975. Consiguió casi la mitad de la cartografía del planeta, y lo más importante fue que le descubrió un campo magnético lo bastante fuerte como para protegerle en la medida de lo posible de la radiación solar. Muchas de las precauciones tomadas con Mariner 10 también han sido tomadas para la MESSENGER, y se han comprobado como eficaces.

Mercurio es un planeta hostil, achicharrante durante el día (420º C) y helador de noche (-180º C), con un período de órbita alrededor del Sol de 88 días, y su día dura 58.7 días, aunque hay zonas que durante 176 días no ven la luz de Helios. Además, su órbita está 7º inclinada, la que más si nos olvidamos de Plutón. Su superficie es muy parecida en un primer golpe de vista a nuestra Luna, pero es muy diferente, ya que no tiene los mares que poblan la cara que vemos de Selene. Su lugar más característico es la cuenca de impacto Caloris, algo más que un cráter, de 1550 km. de diámetro, y el nombre le va que ni al pelo porque hay zonas que siempre están iluminadas. Y se sospecha que hay zonas de oscuridad perpétua, en las que podría haber hielo de agua. Un instrumento de MESSENGER intentará buscarla. Y a modo de curiosidad, existen dos satélites en el sistema solar (Ganímedes en Júpiter y Titán en Saturno) que son más grandes que Mercurio, y un tercero (Calixto en Júpiter) que es casi idéntico en diámetro. Las cosas que tiene el sistema solar.

Un año y seis meses son los que quedan para que MESSENGER entre en órbita de tan curioso y bello lugar del sistema solar. Llevamos esperando desde el año 2004, y por suerte está cada vez más cerca. La de sorpresas que nos esperan. No desfallezcáis, estaremos para contarlas

domingo, 18 de octubre de 2009

Recordando a una gigante


Tal día como hoy hace 20 años una de las más grandes y potentes sondas espaciales iniciaba su singladura de 6 años hacia el hermano mayor del sistema. Era Galileo, un vehículo de enormes proporciones, destinado a la exploración de Júpiter y su sistema de satélites. Fue elevado dentro de la bodega del transbordador Atlantis, ya que no había un lanzador preparado para lanzar semejante sonda.
Ésta no era la primera que viajaba e investigaba tan tremendo planeta, ya que cuatro sondas anteriores en la década de 1970 (las Pioneer 10 y 11 y las ya míticas Voyager 1 y 2) se acercaron tras algo más de un año de trayecto. Pero la Galileo era diferente. Era más grande, más potente, mejor equipada, pero al no disponer un lanzador que sea capaz de enviar tanta masa en órbita y en trayectoria directa hacia Júpiter, sus diseñadores tuvieron que planear una ruta alternativa para ganar la velocidad suficiente para enviarla hacia su destino. Para ello se planearon tres acercamientos a cuerpos del sistema solar para que utilicen la gravedad de estos planetas para ir acumulando la velocidad necesaria. Un acercamiento a Venus y dos a la Tierra fueron suficientes para que al fin se pusiera en marcha. El 10 de febrero de 1990 se acercó a Venus, ganando velocidad e investigando un poco sus nubes. Luego cogió camino hacia la Tierra, que la alcanzó el 8 de octubre de ese mismo año. Siguiendo la trayectoria se adentró en el cinturón de asteroides por vez primera, y alcanzó su primer hito: observar por primera ocasión un asteroide. Se trataba de Gaspra, de forma alargada y circulando en solitario. Este evento se produjo el 28 de octubre del 1991. Tras este encuentro siguió su camino de vuelta hacia la Tierra, por la que pasó el 8 de diciembre de 1992, cogiendo más velocidad y observando de paso nuestro satélite, para probar sus instrumentos. Entonces cogió rumbo hacia Júpiter, y en el camino hacia el planeta, y otra vez por el cinturón de asteroides, se volvió a encontrar con otro asteroide, Ida, el 28 de marzo de 1993, más pequeño que Gaspra y con forma puntiaguda. Pero lo sorprendente fue que alrededor de Ida había otro pequeño asteroide que le orbitaba, una "china" de un kilómetro y medio de diámetro, bautizado como Dactyl. El primer satélite de un asteroide.

Aquí hacemos un inciso, porque no todo fueron sorpresas, descubrimientos y maravillas. Un suceso que marcó la misión para siempre fue que la antena principal, que comprendía dos secciones, una fija, y otra plegable, que lo estuvo durante el lanzamiento y liberación al espacio, falló. La sección plegable no pudo extenderse por completo debido que el lubricante del motor que debía extenderlo se congeló, y eso provocó que la antena principal quedase fuera de servicio. Entonces utilizó el sistema secundario, utilizando una antena que enviaba los datos a una velocidad mucho menor a la que estaba prevista con la principal, y decidieron el sistema de almacenamiento en un dispositivo de estado sólido (similar a una cinta de VHS), ir almacenando la información y enviarla gradualmente al centro de control. Ese sistema no fue diseñado para funcionar de esa manera, como sistema de almacenamiento masivo, y dio no pocos problemas al control de la misión, más que nada a causa de la radiación reinante en Júpiter. Pero salvando estos detalles, la misión es calificada con un grandísimo éxito.

Mientras Galileo continuaba camino de Júpiter, un astrónomo experto en observaciones de cometas y asteroides, Eugene Shoemaker, junto a un amigo suyo, anunció que en 1994 un asteroide, el bautizado en honor de ambos observadores Shoemaker-Levy 9, colisionaría con el planeta. Entonces el revuelo que se organizó a raíz de esto fue enorme, y todos querían contemplar el momento: desde telescopios en tierra, desde el recién arreglado telescopio Hubble, pero quienes mejor asiento tuvieron fueron los científicos adscritos a la misión de la Galileo, que desde su privilegiada posición pudo contemplar, quizás mejor que nadie la colisión de los 21 fragmentos en los que se descompuso el cometa debido a la fuerte gravedad de Júpiter. Incluso pudo observar algunos de los trozos tiempo antes de la colisión. La energía provocada por los impactos impresionó a todos, y los restos de las explosiones duraron más de un año.

1995 era el año clave: Galileo entraría en órbita del planeta y soltaría la sonda suicida que portaba hacia la atmósfera del gigante gaseoso. Esta sonda suicida, construida por la agencia espacial alemana, fue diseñada para penetrar en la atmósfera de Júpiter y transmitir datos de las condiciones reinantes y para analizar la atmósfera joviana. Separada de Galileo, el 13 de junio, se introdujo en las capas superiores el mismo día que la sonda principal entraba en órbita. Gracias a su escudo térmico comenzó a frenar, y a atravesar la atmósfera. Entonces comenzó a analizar la composición de la atmósfera, en la que encontró menos vapor de agua de la que se esperaba. También se estudiaron los vientos, y se midieron las presiones atmosféricas. Tras 50 minutos de descenso y alcanzando 150 km. de profundidad, esa presión atmosférica acabó con la sonda, que es la única que se ha atrevido a aventurarse en tan hostil elemento.

La propia Galileo entró en órbita del hermano mayor del sistema ya la célebre fecha del 7 de diciembre de 1995, comenzando su misión de dos años, prorrogable según los intereses que encuentren. Y durante esos dos años de completo estudio, lo más interesante que encontraron fue el satélite Europa. Tras varios acercamientos al satélite, se afirmó, (y aún se afirma, por supuesto) que bajo su superficie, de hielo, hay un océano de agua, tal vez salada. Entonces se prolongó dos años más para seguir estudiando este interesante astro. Con energía de sobra y combustible suficiente se volvió a prolongar la misión, para hacerla coincidir con la visita de otra gran señora del espacio: la poderosa Cassini. Siguiendo una ruta similar a la seguida por Galileo, esta enorme sonda se acercó a Júpiter para ganar la velocidad final para alcanzar Saturno, su destino. Y aprovechando la cercanía, durante los meses de octubre del 2000 y marzo del 2001 este insigne vehículo estudió todo el sistema joviano, realizando su máximo acercamiento a 10 millones de kilómetros de la atmósfera del planeta. Los mejores momentos fueron en el mes de diciembre, un período que se bautizó "Jupiter Millennium Mission", o misión del milenio de Júpiter, con dos sondas de conceptos muy similares (obviamente Cassini porta modernas versiones de los instrumentos de Galileo) examinando al gigante gaseoso a dúo, consiguiendo resultados impresionantes. Tras esto, Galileo se quedó sola, esperando su destino.

Tras esta época excepcional, la última extensión le destinaba el satélite galileano más interior, y el objeto más activo del sistema solar. El satélite Io, famoso por sus enormes volcanes y su ausencia de cráteres, es difícil de explorar al estar en el interior del cinturón de radiación del planeta. Hasta esas fechas, los acercamientos habían sido relativamente lejanos. Entonces los controladores de Galileo decidieron zambullir la sonda dentro del cinturón de radiación para investigar más de cerca el satélite, y así observar zonas de Io que llevaban sin ver desde las Voyager. Muchos reiniciados del ordenador después a causa de la radiación, se obtuvieron datos muy importantes para entender lo que ocurre allí.

Poco más le quedaba por hacer, aún tenía energía de sobra, pero estaba casi sin combustible, por lo que sus controladores tomaron la decisión de finalizar la exitosa misión, acabando el 21 de septiembre del 2003 estrellándose contra la atmósfera de Júpiter. Así acabaron 14 años de excelente misión.

En lo tocante a la misión, consta de muchos descubrimientos interesantes, entre ellos el ya mencionado océano de Europa, el campo magnético propio para Ganímedes (El mayor satélite del sistema solar), el cálculo exacto de la cantidad de hidrógeno de la atmósfera joviana, la aparición de nubes de amoniaco, el estudio de los anillos del planeta... A pesar de los problemas, a saber, múltiples reiniciados del ordenador, los ya mencionados de la antena principal y el almacenador de estado sólido, y sobre todo la radiación reinante en el lugar provocó que muchos datos se perdieran. Aún así, fue capaz de soportar el triple de radiación para lo que fue diseñada sin que sus instrumentos y electrónica se averiaran gravemente, y consiguió cumplir el 80% de los objetivos previstos antes del lanzamiento de la misión.

Desde que Galileo se perdió, solo se ha vuelto una vez. El 28 de febrero del 2007 la sonda New Horizons, con destino a Plutón y Caronte, se acercó al hermano mayor del sistema, para ganar velocidad, y estudiar parte de lo que dejó de observar Galileo. Y en un futuro no muy cercano pero no muy lejano una sonda se prepara para estudiar aún más en profundidad a Júpiter, y nada más que Júpiter. Se trata de Juno, que se colocará en una órbita polar diseñada para observar el planeta, su atmósfera, su magnetosfera y para encontrar el posible núcleo de roca del planeta. Pero esa, es otra historia.

Mucho es lo que nos ha dejado Galileo, pero sobre todo misterios que aún hay que resolver. Hay que decir una cosa: Puede que la sonda esté destruida, pero su alma continúa viva. Sus resultados continúan siendo objeto de minucioso estudio, y el año pasado una nueva perla de lo que observó nos llegó a las manos. Si hay un modelo de misión, una misión que resolvió sus propios problemas, superó adversidades, y nos maravilló a cada paso que dio, esa fue Galileo. Su hermana y heredera, Cassini sigue por Saturno, y lo que seguirá, continuando lo que inició Galileo. Mucho aprendimos con Galileo, y ella nos lo enseñó. Esperemos que no caiga en el olvido. Nosotros no pensamos olvidarla.

PD.: Si os habéis quedado con ganas de más, o de ver las imágenes que ilustrarían lo contado aquí, ya que no se pueden poner todas, no dudeis en entrar en la página de su legado.

miércoles, 7 de octubre de 2009

El señor de los anillos


La cosa va de anillos. La sonda Cassini lleva muchos años por Saturno, y en este tiempo ha encontrado cosas interesantes sobre los anillos. En agosto el planeta cruzó el equinoccio, y la poderosa sonda, además de contemplar Saturno sin anillos, descubrió que éstos no son planos, sino que tienen piedras que sobresalen. Para entendernos, no son como una hoja de papel, ya que tienen resaltos, rocas más grandes, del tamaño de las montañas Rocosas de América del Norte. Ya se sabía que los anillos están formados millones de fragmentos de hielo y roca, pero no que sobresalieran del cinturón.

Pero esto no es nada en comparación con lo hallado recientemente por el telescopio Spitzer. Echando un vistazo al planeta con tan potente herramienta, utilizando el infrarrojo, ha aparecido un nuevo anillo, supermasivo, más o menos a la altura del satélite Febe, la más exterior de las grandes lunas saturnianas. Este gran anillo no es tan visible como los que rodean cercanamente al planeta, y es realmente misterioso el que solo se haya visto en infrarrojos. Y además, con un eje de 27º diferente al del planeta. Increíblemente raro.

Pero aquí no se acaba la cosa. Cassini no solo investiga Saturno, los anillos, y los satélites Encélado y Titán. Posee 60 o más, y cual más, cual menos, ha recibido una visita de este enorme vehículo. Y uno de esos satélites, el helado Rea, captó la atención de los científicos por los datos enviados por Cassini. Y el asunto es que en uno de sus últimos acercamientos a este satélite, gracias a uno de sus instrumentos, se detectó, tanto a un lado como al otro de la luna, una importante reducción de partículas radiactivas que usualmente rondan todos los satélites, protegiendo a la sonda de ellas. Y como además esa reducción en un lado y otro es simétrica, se anunció que Rea poseía anillos, o algo similar, pero solo se han detectado, no se han visto. La cosa quedó ahí, hasta que en un congreso reciente, una nueva imagen tomada en el rango ultravioleta de las cámaras de Cassini parece ser que se ha visto los restos de partículas de esos anillos que han impactado contra la superficie de la luna. Siguen sin aparecer, pero al estar sobre el ecuador, no puede ser otra cosa.

Por algo llamamos nosotros a Saturno el Muro de las Rarezas. Nunca sabes que sorpresa nos espera en la próxima órbita.

Estuvimos en la Weekendtrek 2009


Los días 2, 3 y 4 de este mes se celebró la Weekendtrek 2009, y allí estuvimos presentes, no solo para colaborar en las labores de la organización, sino que además, aprovechando que este es el Año Internacional de la Astronomía, se nos ocurrió la feliz idea de mostrar a los asistentes a este evento (un éxito, afirmo) una pequeña muestra de la amplia galería que tenemos coleccionada. No fueron más que 10 imágenes las que llevamos, pero sabemos que causaron interés (y aprovechamos para hacer una cuñita para promocionarnos).

A todos los que asistieron, gracias, y si entráis aquí, muchísimas gracias y esperemos que lo escrito aquí capte vuestra atención tanto como las imágenes que mostramos.

Muchas gracias.

(N. del A.: Un servidor es el del medio de la foto)