Estamos a menos de un mes de
un nuevo gran desembarco en Marte, y las tres misiones lanzadas siguen
progresando sin problemas. Ya en julio del año pasado hablamos de dos de ellas:
Al-Amal primero, y
Perseverance después. Nos falta la que
fue lanzada entre ambas: el proyecto chino. Hemos esperado a tener más
información, pero no hay manera. Así, a pesar de todo, toca explicar a qué va,
y qué lleva.
Este no es el primer intento
de China en llegar a Marte. Hace casi 10 años lo intentó
Yinghuo-1, con un pequeño “polizón” que iba dentro del proyecto
ruso
Phobos-Grunt, tan
desgraciadamente perdido. Entre tanto, esta gran nación asiática ha estado
dando grandes saltos en su misión lunar, con un total de seis proyectos
lanzados entre el 2007 y el año pasado, con la culminación de la misión de
recogidas selenita. Esto no quiere decir que se olvidaran del planeta rojo. Tras
perder su primer intento, esta vez decidieron hacerlo en solitario, y entre ese
tiempo y ahora, han formulado un plan, tan ambicioso como el lunar, para
examinar Marte por su cuenta.
La misión casi a punto de
llegar es la primera parte del programa. Se la conoce como
Tianwen-1, y a diferencia de su antecesora, cuenta con sus propios
medios para viajar y llegar a Marte. Podemos entender esta misión como una
suerte de combinación de las misiones lunares
Chamg’e 1 y
Chang’e 3, en
que combina la capacidad de estudiar su objetivo desde la órbita, así como
desde la superficie, con movilidad. A pesar de que existen grandes bases de
datos sobre el planeta rojo, la intención china, antes de ir con objetivos aún
más ambiciosos es amasar su propia base de datos acerca del planeta y su
entorno. Es a lo que apunta
Tianwen-1.
Hasta cierto punto,
Tianwen-1 nos recuerda un poco a las
misiones
Viking de la década de 1970,
en que
consiste en un orbitador instrumentalizado, que es a la vez módulo
portador para un conjunto de descenso. El orbitador es una estructura hexagonal
plana, que no solo sirve de fijación para el conjunto de descenso, sino que
alberga en su interior lo necesario para funcionar de manera independiente. Lo más
visible en el exterior son sus dos paneles solares, de tres secciones cada uno,
y una antena de alta ganancia fija a uno de los laterales de la plataforma. En el
extremo opuesto al del módulo de entrada está el motor principal, una única
unidad de 7500 Newtons de empuje, muy potente para los estándares del espacio
profundo. Puesto que contiene instrumentación de escaneo remoto, es un
orbitador estabilizado triaxialmente, y puesto que no sólo se trata del
orbitador, contará con los medios para contactar con su elemento de superficie
de forma bidireccional. Practicará ciencia usando siete investigaciones: una
cámara de alta resolución (2 metros desde 400 km. de distancia), cámara de
media resolución (100 metros desde 400 km. de distancia), un espectrómetro de
minerales, infrarrojo, un radar subsuperficial (el tercero tras el MARSIS de
Mars Express y el SHARAD de
MRO), un magnetómetro, un analizador de
iones y partículas neutrales y un analizador de partículas energéticas. A plena
carga, sólo el orbitador desplaza una masa de 3175 kg. El segundo componente de
la misión es un rover. Se basa, hasta cierta medida, en sus hermanos lunares,
los dos
Yutu,
aunque bien vistos,
casi son primos hermanos de los MER. Es decir, cuenta con un sistema de
movilidad compuesto por seis ruedas, con un esquema de suspensiones muy similar
al ya usado por los anteriores rover marcianos. Una plataforma más o menos
rectangular Alberga lo esencial para que funcione, y está cerrada por una tapa
que hace las veces de panel solar, del que se despliegan otras cuatro
secciones. De la parte superior, también le salen dos apéndices: un mástil para
las cámaras, y una antena de alta ganancia direccionable. En el caso del rover,
aún sin nombre, la ciencia la entregarán seis indagaciones: un juego de cámaras
de terreno y de navegación, cámara multiespectral, detector de composición de
minerales (en esencia, un sistema láser similar al ChemCam de
Curiosity), estación meteorológica, un
detector de campos magnéticos, y un radar penetrador del suelo. La masa de este
vehículo es de unos 240 kg., unos 70 kg, más que los MER. Puesto que el peso en
báscula de todo el conjunto es de unas cinco toneladas, aún queda masa que contar,
que es la que ayudará al rover a descender a la superficie:
el conjunto de descenso, compuesto por el
escudo de reentrada y la aerovaina, un gran paracaídas supersónico, y la
plataforma de descenso, formada por la plataforma sobre la que descansa el
rover, cuatro patas del tren de aterrizaje, potentes motores de descenso, y las
rampas que permitirán que el rover descienda a la superficie. Muchos consideran
esta plataforma de aterrizaje un lander, pero hay que verla más como las
plataformas usadas por los rover lunares soviéticos
Lunokhod de los años 1970.
Para elevar tanta masa a Marte,
China ha recurrido a su lanzador actual más potente, el
CZ-5, o
Larga Marcha-5,
que en términos de potencia, está más cerca del
Proton-M que del
Ariane 5.
De hecho, este es el escogido para lanzar los módulos de la próxima estación
espacial china. El despegue se produjo desde el centro espacial de Wenchang, en
la isla de Hainan, el pasado 23 de julio. La inyección estuvo a la altura de lo
demandado, y desde entonces, la sonda ha cumplimentado tres maniobras de
corrección, a la espera de una cuarta.
En el tiempo desde su
lanzamiento hasta ahora ha hecho relativamente poco, más que pruebas,
comprobaciones de la instrumentación (uno fue dejado encendido) y un
experimento,
cuando, en septiembre, lanzó una cámara al espacio, equipada con
dos lentes y conexión Wi-Fi, que obtuvo imágenes del orbitador en el espacio
profundo, toda una primicia.
Su llegada a Marte está fijada
para el 10 de febrero, un día después que
Al-Amal,
y usará su motor principal para decelerar y se capturado en una órbita
gigantesca (11 días) alrededor del planeta. Luego, durante las semanas
siguientes, irá usando de nuevo su motor, en los perigeos de su órbita, para ir
reduciendo el apogeo de su trayectoria, al tiempo que comienza operaciones
científicas, buena parte de ellas centradas en obtener
imágenes de alta
resolución del lugar designado para el amartizaje del rover. Si el plan va
según se ha previsto, el elemento de superficie descenderá a Utopia Planitia,
al sur de donde amartizó
Viking 2,
hacia el mes de mayo. Esta región es parte de la mayor extensión de terreno
plano del sistema solar, más que los fondos oceánicos terrestres, estando ya al
norte de la línea divisoria entre los dos hemisferios, los terrenos altos del
sur, y los terrenos bajos del norte. La principal razón de aterrizar allí está
en la ingeniería: Utopia Planitia es una zona baja de Marte, y eso significa
tener más atmósfera para frenar. Sin embargo, la ciencia ha determinado que es uno
de los lugares más interesantes que se pueden estudiar en Marte.
Como casi todo programa
marciano, lo que se busca al final es una cosa: vida. Sin embargo,
Tianwen-1 no está preparada para ello,
sino más bien que está enfocada hacia la obtención de pistas que apoye la
tesis, cada vez más clara, de un pasado acuático de Marte. Para ello, la
tradicional: mapas, geográficos, mineralógicos, topográficos, además de buscar
hielo bajo la superficie, y estudiar el entorno espacial alrededor del planeta.
Mientras, en la superficie buscará, a escala microscópica, esas señales
minerales, geológicas y geográficas que lleven a eso. Al tiempo que se prueban
los medios para una futura misión de recogida de muestras. Una cosa que el
rover no será capaz de hacer es ciencia de contacto, carece de brazo robot
instrumentalizado que pueda situar sobre las rocas o el suelo.
¿Qué aporta
Tianwen-1 a la exploración marciana? A primera
vista, nada, pero contar con sistemas como una cámara de alta resolución es un
recurso muy valioso en un planeta como Marte, ya que solo el sistema HiRISE de
MRO le gana en resolución. El verdadero
beneficio potencial lo entregará el rover, porque permitirá estudiar
una amplia
región sólo vislumbrada de cerca con
Viking
Lander 2 a lo largo de 1290 soles. La única pega es que la información de
esta misión, como suele ocurrir con sus homólogas lunares, será escasa. Esperamos
equivocarnos. Toda la suerte del mundo.