En fin, se acaba el año y toca resumir. Si un acontecimiento ha
marcado el 2016 es el retorno al hermano mayor del sistema, Júpiter. Así es, ya
que el 4 de julio la bella dama del espacio, la sonda Juno, entró en su órbita para una misión que nos llevará a intentar
entender al mayor planeta del sistema solar por dentro, cómo funciona, y como
afecta al entorno que le rodea. Todo hay que decirlo, tras esta llegada
exitosa, un problema con las válvulas del sistema de propulsión principal han
evitado que esté en la órbita que le diseñaron, y esperemos que el año que
viene baje a ella. No importa, ya que la información que tenemos hasta ahora es
tremenda, y nos sirve como aperitivo para lo que está por llegar. Marte ha sido
otro centro de atención, porque ha recibido savia nueva. Lanzadas el mes de marzo,
tanto ExoMars TGO como su aterrizador
Schiaparelli alcanzaron el planeta
rojo, y mientras el orbitador sigue en una forma excelente, su complemento de
superficie nos narró su descenso, pero un problema evitó que nos contara su
aterrizaje. A pesar de esta baja, ahora tenemos nueva cifra récord de vehículos
funcionando allí, nada menos que ocho, y es más que seguro que en el 2018
llegue otro más que sumar a la cuenta. Sobre los que están allí, siguen
trabajando, con Curiosity taladrando
como nunca (y con pequeños problemas por el camino), con Opportunity abandonando el Marathon Valley para recorrer todavía
más el borde del cráter Endeavour (y de paso tratar de estudiar unos
pequeños
barrancos que hay allí), con Mars Odyssey
y MRO cumpliendo años en Marte (15 el
primero, 10 el segundo), y el resto sigue sin más problemas. Ya hace un año que
Akatsuki alcanzó Venus a la segunda,
y ya en misión principal, nos regala, de cuando en cuando, asombrosas postales
desde la diosa de la belleza. Y mientras, por Saturno, nuestra cronista desde
allá, la venerable sonda Cassini,
cierra el que es su último año completo de indagación, y está ya en la
penúltima fase de su tarea. Con tiempo aún hasta su reentrada el 15 de
septiembre, todavía tiene mucho que hacer, con sus anillos, con sus satélites
pequeños, con el propio planeta, etc., pero este año tampoco ha estado
descansando, ya que nos ha intrigado con su exploración de los fondos de los
lagos de Titán (embarrados), nuevos cañones que culminan en sus lagos, el
fascinante cambio de tiempo en su polo norte del satélite gigante, nuevas
intrigas sobre sus anillos, y otras cosas. Para sorpresa de todos, en el
cinturón de asteroides sigue nuestra aventurera, la sonda Dawn que, tras observar Ceres desde más cerca que nunca, y con una
misión extendida aprobada (tras entregar muchísimo más de lo que le pedimos
originalmente) ha remontado el vuelo, y se encuentra a más de 7.000 km. de su
superficie, para ampliar todo lo que nos ha enseñado hasta la fecha. No sabemos
cuánto más durará, pero este tiempo será sin duda bienvenido. No nos olvidamos
de la última gran aventurera del sistema solar: New Horizons. Ahora que ha vaciado el cofre del tesoro, se prepara
para su nueva tarea, que es la de estudiar de lejos los objetos del Cinturón de
Kuiper que pasen frente a su objetivo, y que culminará con el broche de oro de
examinar uno de cerca, el 2014 MU69, el 1 de enero del 2019. Entre tanto, hemos sido testigos de cómo ese punto de luz llamado Plutón (y sus satélites) se
convertían en astros fascinantes,
demostrando que el planeta es un lugar vivo,
y sus satélites, lugares a los que volver, como al propio Plutón. Y un acontecimiento ocurrió a mitad de año, y es la resurrección de un observatorio solar tras 22 meses de silencio: STEREO-Behind. A pesar de unos primeros esfuerzos de recuperarlo, esta sonda sigue más o menos como estaba en el momento del primero contacto, y van a esperar a que esté más cerca para hacer un nuevo intento serio para devolverla a la actividad. No nos
podemos olvidar de los exoplanetas. A la nueva ristra de ellos confirmados a
partir de los datos de Kepler (que
elevan la cuenta a más de 2000) hay otros que en cierta medida reclaman
atención, como el más cercano a nosotros, Proxima b, orbitando alrededor de la
estrella más próxima al
Sol, Proxima Centauri, y sobre el que se está
debatiendo enormemente, o como el sistema TRAPPIST-1, tres planetas orbitando
una pequeña y fría estrella, y con posibilidades de que alguno de ellos pueda
ser tipo Tierra. Y en el resto de noticias del cosmos, mucho y variado, y
posiblemente las que destaquemos sean la del descubrimiento de la primera
estrella de neutrones en la galaxia de Andrómeda por parte de XMM-Newton, y sobre todo, el hallazgo, por primera vez, de ondas gravitacionales emitidas por la fusión de agujeros negros. Y hay que decirlo, tanto XMM-Newton
como su hermano de la NASA Chandra
han cumplido 17 años de trabajo impecable, y todo lo que les espera todavía. No
tenemos recursos como ellos allí arriba. Y por aquí abajo, en la Tierra, la
ciencia terrestre sigue en marcha, con un resultado sobre todo que enfada, que
es la detección de emisiones contaminantes de dióxido de azufre no reconocidas, por parte
de los satélites que hay en órbita. Por supuesto, se ha seguido monitorizando
el dióxido de carbono, observando y cuantificando los desastres, vigilando el
fenómeno de El Niño, ya acabado, y más cosas. Por supuesto, no nos olvidamos de la ISS, que este año ha recibido nuevo espacio habitable, en forma de módulo inflable, que no solo
cumple las expectativas, las está superando. También este
es el año del retorno al vuelo del cohete Antares,
el que envía la nave de carga Cygnus
al complejo, y tras dos vuelos en los que ha usado el veterano y fiable Atlas V, vuelve a los orígenes, aunque
con calma. En cuanto a la lista de altas, mucha ciencia terrestre, en forma de Jason-3, Sentinel-3A y Sentinel-1B,
GOES-R (ya GOES 16), CYGNSS y la misión japonesa a los cinturones de radiación ERG, ya conocida como Arase, pero
al espacio profundo, además de ExoMars
TGO y Schiaparelli, la misión de
recogida de muestras de un asteroide OSIRIS-REx,
elevada este mes de septiembre, cogiendo el billete de ida hacia el asteroide
Bennu. La de bajas es más bien corta: el sensor de vientos ISS-RapidScat (un problema con el suministro de energía), el ya
mencionado Schiaparelli (problemas en
el descenso y colisión con la superficie), el breve y trágico vuelo del
observatorio japonés Hitomi (problemas
informáticos y mal manejo) y, por supuesto, la misión que nos ha mantenido en
vilo estos últimos años: Rosetta y Philae, con ambas ya descansando al fin
en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, enseñándonos cosas hasta
el mismísimo fin de misión, y todo lo que queda por analizar, comprender,
publicar y alucinar. Y lo que nos espera en el 2017: el aerofrenado de ExoMars TGO, el séquito marciano continuando
sus tareas, el sobrevuelo de OSIRIS-REx
a la Tierra en septiembre, nuevas misiones al planeta Tierra (dos o tres Sentinel más, la esperada ADM-Aeolus, el explorador de alta
atmósfera ICON), y el fin de misión
de dos misiones que se han hecho un hueco en la historia: Dawn en Ceres, y el más anunciado pero no menos doloroso, Cassini en Saturno, en el año en que
cumplirá los 20 desde su lanzamiento. Las despediremos como merecen. Y estaremos
aquí para relatarlo.
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