Phoenix, un tributo

viernes, 20 de junio de 2025

¿A dónde vas, Tianwen-2?

Fuente: CASC
 En la noche del pasado día 28 de mayo, desde el Centro de lanzamiento de satélites de Xichang, en China, despegó en un lanzador CZ-3B la que bien podría ser la gran aventura de esta década. Y decimos podría porque, como con casi todas las misiones chinas, está envuelta en en misterio, y en este caso, no sabemos por qué, aún más. 

Llevamos sabiendo de este proyecto chino desde hace años, y siempre con escasa información, que es lo habitual en estos casos, la verdad. Que no informemos, o lo hagamos poco, sobre las misiones chinas no es por no querer, sino por lo poco que sabemos, y que acaban divulgando las autoridades del país con el tiempo. Con Tianwen-2 no es una excepción; de hecho, han ido un poco más allá. Lo que sí tenemos, sin embargo, es información de sus destinos. Sí, destinos, en plural. Y, la verdad, con lo poco que sabemos de todo el proyecto en general, nos quedamos con la miel en los labios a la hora de querer conocer hasta el último tornillo de la sonda. Es lo que hay.

Así, sin que sirva de precedente, empezaremos a hablar de lo que más sabemos, que es de sus destinos.

Descubierto el 27 de abril del 2016 desde el telescopio Pan-STARRS 1 de Hawai'i, el asteroide 2016 HO3 es un objeto que entra en la categoría de los NEO's, encuadrado en el grupo de asteroides Apollo. En el 2019 recibió la que es su designación oficial: 469219 Kamoʻoalewa, un nombre que viene a significar, más o menos, "el fragmento que oscila", o así, extraído del poema épico Hawaiano Kumulipo. De este asteroide lo que más llama la atención es su órbita. Su trayectoria en torno al Sol le lleva entre un perihelio de 0.9 unidades astronómicas a 1.1 ua, una inclinación sobre la eclíptica de 7.8º, y una duración aproximada de 365.77 días. Se clasifica, y esto es lo más interesante, como un cuasi-satélite de la Tierra, a pesar de que nunca llega a estar en las proximidades de nuestro planeta. Lo más cerca que ha estado de la Tierra, siguiendo sus movimientos orbitales, fue a 12.44 millones de km. allá por diciembre de 1923. Resulta que, situado en un marco de referencia rotatorio,
Fuente: NASA/JPL-Caltech
parece rodear elípticamente a la Tierra, pero no se trata de un satélite natural y, aunque no es el único en esta configuración, de todos los cuasi-satélites es el más estable. Además, en referencia con los puntos de Lagrange L4 y L5 posee lo que se conoce como órbita de herradura. Si esto os ha llamado la atención, lo siguiente bien puede hacer que os caigáis del asiento. Si bien se asume que este asteroide puede, y ojo, puede, ser un asteroide tipo S, su composición es más bien de silicatos. ¿Esto es importante? A ver: orbita en las proximidades de la Tierra, espectralmente es más rojo que los asteroides del tipo que le han asignado, ergo... Sí, resulta que la teoría más asumida nos informa que Kamoʻoalewa es... ¡un trozo de la Luna! ¿Será verdad? Bueno, no del todo hasta que se llegue. Según los estudios, bien se asemeja a las muestras retornadas por misiones como Apollo 14 y Luna 24, si bien la teoría nos dice que su origen podría ser más bien el cráter Giordano Bruno, de la cara oculta selenita. Claro, también podría ser, de hecho, un asteroide tipo S o tipo L. Su tamaño se calcula en un margen de entre 40 y 100 metros, si bien el albedo puede indicarnos que están en el margen más bajo. Ah, y rota sobre sí mismo en algo más de 28... ¡minutos! Ya veis, y ha habido, hasta Tianwen-2, propuestas de misiones hasta allí. Sólo la misión china se atreve a acudir. Con una misión muy concreta... Pero ya hablaremos de ello.

Que no os engañe la nomenclatura porque, aunque su denominación sea 311P/PanSTARRS, es decir, más propia de un cometa, se trata más bien de un asteroide. Uno situado dentro del cinturón principal. Fue descubierto antes que nuestro anterior protagonista, el 27 de agosto del 2013, de nuevo por uno de los telescopios del proyecto PanSTARRS. Aclaremos: ¿es, o no es, un cometa? Claro, viendo las
Fuente: NASA, ESA, D. Jewitt (University of
California, Los Angeles),
J. Agarwal (Max Planck
Institute for Solar System Research),
H. Weaver (Johns Hopkins
University Applied Physics
Laboratory), M. Mutchler
(STScI), and S. Larson (University
of Arizona)
impactantes imágenes del telescopio Hubble, la respuesta sería sí. Tenemos que aclarar, sin embargo, que existen diversos asteroides que parecen comportarse como un cometa. ¿Qué tipo de asteroide puede ser? Se ignora, pero se le ve emitiendo diversas colas de material, hasta seis, posible resultado de un evento propulsivo natural, es decir, la presión de la radiación solar sobre su superficie. ¿Por qué pasa esto? Por eso irá, por eso irá, para averiguarlo. Se ha seguido su órbita, que rodea nuestra estrella en 3.24 años, con un perihelio de 1.9 unidades astronómicas, y un afelio de 2.2. Se cree que su diámetro medio es algo menor de los 500 metros y, según observaciones fotométricas y de curva de luz, bien podría poseer un satélite, cuyo tamaño sería de unos 200 metros. Ah, y revisando imágenes del Sloan Digital Sky Survey que datan del año 2005, resultó que ahí estaba nuestro protagonista, con una actividad tipo cometa más bien imperceptible. Más ingredientes a la sopa.

Fuente: https://x.com/AJ_FI
Ahora pasemos a hablar de la sonda. Sí, nos repetiremos: la información sobre Tianwen-2 es escasa. Hasta tal punto es el secreto de esta misión que por no tener, ni siquiera tenemos imágenes reales de la sonda estando en Tierra. A través de gráficos podemos ver cómo es. Su bus tiene una forma aproximadamente cúbica, con una antena de alta ganancia fija, más otros apéndices. Sí, al verla, llama la atención una cosa: sus paneles solares. Os recordarán a los de Lucy, y según lo visto, son en esencia idénticos. Estos paneles solares decagonales son tipo Ultraflex, que emplean un sustrato ligero y flexible que, plegados para el lanzamiento, apenas ocupan espacio y, a diferencia de otros paneles solares como los de JUICE o Psyche, ahorran mucha masa, lo que significa incrementar la masa de la sonda, ya en cuestión de instrumentación, ya en cuestión de combustible. Además, las células incorporadas son extremadamente eficientes, en este caso siendo capaces de convertir hasta el 34% de la luz solar en energía a distancias de Helios de tres unidades astronómicas. Esta selección no es casual, porque nos lleva al segundo detalle de la misión, éste menos visible. Porque la sonda, además de equipar propulsión química convencional, dispone de dos motores iónicos, similares a los usados en misiones como Deep Space 1, Dawn y DART, todas misiones a cuerpos menores. Los de Tianwen-2 tendrán una capacidad de empuje máximo de hasta 116 milinewtons, aunque desconocemos si la misión podrá usarlos al mismo tiempo. En cuanto a su instrumentación, se trata de once investigaciones: una cámara multiespectral, cámara a color de campo medio, espectrómetro de imágenes de visible e infrarrojo, espectrómetro termal, magnetómetro, un radar, analizador de eyecta, analizadores de partículas, tanto neutrales como cargadas, una cámara de navegación y un sensor laser LIDAR. La masa total de la sonda se cifra en algo más de dos toneladas.

Fuente: CNSA
Tianwen-2
 ya está en el espacio, obvio, y según una nota de prensa de la Agencia Espacial Nacional de China, opera sin problemas y sus paneles solares están plenamente desplegados, lo que ilustran con la imagen de una cámara de monitorización a todo color y alta definición, en la que vemos, en la primera imagen real de la sonda, uno de los paneles decagonales plenamente iluminado. ¿Qué camino le espera? Pues uno un poco largo. Para llegar a su primer destino, Kamoʻoalewa, necesitará de aproximadamente un año, con una maniobra de espacio profundo con su propulsión química convencional para el mes de octubre de este año. La fecha de llegada se ha fijado para el 4 de julio del año que viene, con la maniobra de captura ejecutada un mes antes aproximadamente. Entonces, pasará unos nueve meses explorando el asteroide con su instrumentación hasta el momento culminante: la toma de muestras. Para esto, cuenta con dos sistemas distintos. Uno resulta semejante al método usado por las dos sondas Hayabusa, una suerte de tubo acabado en un disco de cinco centímetros. El proceso será semejante al usado por OSIRIS-REx en Bennu, al aproximarse muy, muy despacio, tocar la superficie y retirarse. El segundo sistema es algo que no se ha probado hasta la fecha en el espacio. Consiste en una especie de rueda, o así, que arañará la superficie, con la sonda posada durante un tiempo estipulado (no se sabe cuánto) usando una serie de delgadas patas que la mantendrán fija sobre la superficie. Con los dos métodos completados, las muestras se guardarán en una cápsula de retorno.

Fuente: CNSA
Desde abril a noviembre del 2027, la sonda volará de regreso a la Tierra, con la fecha de entrega prevista de la cápsula para el día 29 de ese mes. Será entonces cuando ponga en uso serio sus motores iónicos, iniciando la verdadera aventura. Tras el sobrevuelo posterior a soltar la cápsula de retorno de muestras, le toca dirigirse hacia el cinturón de asteroides. Este periodo bajo impulsión iónica será toda una prueba de ingeniería para la sonda y su equipo en Tierra, porque supondrá toda una demostración para acumular experiencia en órbitas de transferencia empleando la tecnología de la impulsión iónica. Si todo sale como planean, llegará a 311P/PanSTARRS hacia enero del 2035. Una vez allí, indagará este objeto durante, al menos, según el plan, tres meses. Por supuesto, en este caso no habrá recogida de muestras, será pura indagación científica remota.

De una misión con tan escasa información, poco más podemos rascar. Pero aquí queda. Espero que os sea suficiente, y estéis atentos a más información (Por ejemplo, aquí, previa traducción, y aquí) para cuando llegue. Desde aquí, estaremos atentos.

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